Recién llegados de nuestro viaje en la maravillosa Baviera me pongo a escribir el diario por dos motivos, 1 que no se me pase por alto ningún detalle y 2 en la desolación de la vuelta a casa, al trabajo y a la alienante rutina, revivir las gratas experiencias que nos deparó este viaje y transportarme de nuevo a sus idílicos paisajes, saborear sus riquísimas salchichas, degustar sus cervezas... Ayyyy, Baviera, cuan feliz recuerdo nos dejas!!
Conocer Munich nos apetecía desde hacía tiempo. También queríamos volver a Austria, a la zona de Salzburgo, que tanto nos había gustado, por lo que nos dijimos ¿Qué mejor que un viaje que nos permita aunar ambos destinos? Y así se fue perfilando lo que se convirtió en nuestro itinerario final.
Nuestro viaje es en coche, así que tenemos que diseñar la ruta a seguir, ver cuántas etapas nos ocupará el trayecto, donde pernoctamos, etc. Es decir, estructurar un poco el viaje, aunque luego siempre haya improvisaciones sobre la marcha. Decidimos tomárnoslo con calma, al menos más que en viajes anteriores, y determinamos abarcar menos localidades pero verlas con mayor detenimiento. También hicimos estancias más largas en cada sitio, casi todas de tres noches, lo que nos evitó varios “montajes-desmontajes” de tienda, lo que al final redundó en ahorro de tiempo y esfuerzo.
Al final la ruta quedó así:
1 noche en Montluçon, en el centro de Francia
1 noche en Colmar, en la frontera con Alemania
3 noches en la Selva Negra, para visitar ésta y un acercamiento a Alsacia
3 noches en el lago Forggensee conociendo los castillos de Luis II, los Alpes y el Barroco
3 noches en Múnich
4 noches en Salzburgo, para recorrer la ciudad y la zona de los lagos en la región de Salzburgo
2 noches en Regensburg desde donde hicimos interesantes excursiones
1 noche en Ulm, comenzando el regreso
1 noche en Besançon, ya de vuelta en Francia
1 noche en Angulema, última noche antes de llegar a casa
A la hora de ir preparando el viaje, me encontré con la dificultad de que sobre Alsacia y Selva negra la información es escasa. Escribí a las oficinas de turismo y me enviaron algún folleto que otro, la mayoría inservibles, pues no aportaban la información que yo necesitaba. Al final, los mejores datos los obtuve en el foro y la página de LOS VIAJEROS, como siempre.
Este año opté por no comprar guía de la zona, y elaboré yo una a la medida de nuestro viaje con información sacada de internet, lo que creo fue un acierto total, es algo que repetiré de ahora en adelante siempre que me sea posible.
Lo que si llevamos es nuestro inseparable Mapa Michelin, de Alemania en esta ocasión. A pesar de ir con GPS, un mapa siempre ayuda bastante, sobre todo en esas ocasiones en que no te entiedes con el aparatito.
Otra cuestión sobre la que no encontré datos claros es la pegatina de emisiones para circular por Alemania. Leí información en diversas páginas e incluso me puse en contacto con una empresa que gestionaba la tramitación y el envío de la misma, pero sin quedarme del todo claro si era obligatoria para extranjeros o no. Con todos los trámites salía bastante cara, por lo que decidimos aventurarnos e ir sin ella. No tuvimos problema alguno, aunque sí que es verdad que todos los coches alemanes la llevan.
Alojamientos: únicamente reservamos las noches para la ida, las del trayecto puro y duro, como siempre elegimos los hoteles de las afueras, tipo B&B o Première Classe, una fórmula idónea y barata cuando estás de paso y no te vas a detener más que para dormir y seguir ruta al día siguiente. En cuanto a los campings, no reservamos ninguno, llevábamos apuntados dos o tres de cada zona en la que nos íbamos a quedar, escogiendo luego uno al azar, excepto en Salzburgo donde teníamos claro que queríamos repetir el mismo de la vez anterior y así lo hicimos.
Entradas: tuvimos serias dudas sobre si comprar las entradas de Neuschwastein con antelación o no. En muchos sitios leímos que en temporada alta es fácil que se puedan acabar, pero como nuestro viaje siempre está condicionado por la meteorología no íbamos a saber el día exacto en el que haríamos la visita, decidimos no comprarlas y probar suerte una vez allí.
Otro apunte respecto a esto, para las entradas a este castillo nos sacamos el bono para 2 personas de la región de Baviera que por 44€ y durante 14 días te permite entrar a más de 40 monumentos destacados de la región. Con sólo un par de ellos que tengas previsto visitar ya queda amortizado. Para nosotros fue plenamente rentable, ay que pagando por separado todas las visitas que realizamos el importe hubiera sido de 73.5€ cada uno.
Carreteras: una maravilla, tanto las autopistas como las nacionales como las carreteras de alta montaña, todas están impecables, señalizadas, asfaltadas, cuidadas y… ¡gratis! Nosotros no nos encontramos ningún peaje aunque según tengo entendido sí que los hay en determinadas autopistas, no sé en cuáles. Otro tema es el límite de velocidad, en determinados tramos de autopista puedes circular sin límite, cosa que los alemanes con su cochazos de alta gama aprovechan pisándoles todo lo que dan, pero muchas veces nos encontramos que hay tal volumen de tráfico que es imposible ir rápido, con todos los carriles colapsados. Es más, nos tragamos unos cuantos atascos brutales que yo creo que se generaron debido a que circulan más coches de los que las carreteras pueden asumir.
Clima: tuvimos de todo, los primeros días en la Selva Negra, lluviosos y fríos. En la zona de Fussen, como era previsible al estar altos y muy cercanos a los Alpes, temperaturas suaves, noches muy frías y ambiente húmedo por la cercanía del lago. En el resto de destinos, sol espléndido y mucho calor.
Idioma: si uno se defiende medianamente en inglés no hay ningún tipo de problema, todo el mundo lo maneja a la perfección desde gente joven o niños y hasta algún abuelillo. En alguna de las visitas que realizamos más enfocadas al turismo nacional, si nos encontramos con que las explicaciones solo las daban el alemán, pero fueron casos aislados.
Precios: pese a que pueda parecer un contrasentido, no me canso de decirlo, Alemania nos ha parecido barato. Muchos precios están equiparados a los de aquí (ejemplo: gasolina, supermercado) y otras cosas son ligeramente más caras, pero no en la misma proporción de la diferencia salarial entre un país y otro.
Carácter: esperábamos encontrarnos a los típicos alemanes seriotes y con cara de kartoffeln, y nada más lejos!! Los bávaros son abiertos, extrovertidos, charlatanes y para lo que es Alemania hasta ruidosos!! Les encanta la socializar, beber cerveza al aire libre en los innumerables biergarten mientras entonan alegres cánticos tradicionales. Como nos dijo un señor con el que entablamos conversación entorno a unas jarras de cerveza “Baviera es diferente al resto del país, los bávaros somos los andaluces de Alemania”. También habíamos leído que Munich es la ciudad donde todos los alemanes de norte quisieran vivir y no me extraña, la calidad de vida es inmejorable. Es notable lo orgullosos que se sienten de su “land”, banderas y escudos por doquier, gente de todas las edades ataviada con los trajes regionales: pantalones cortos de cuero, camisa de cuadros, tirantes y medias de lana a la rodilla para ellos, el dirndlun vestido con delantal, corpiño y telas con bordados tradicionales para ellas.
Otra cosa que me llama la atención, como en toda Europa, es lo joven que es la población, sobre todo en contraste con lo envejecida que se encuentra en España. Lo más habitual es ver parejas jóvenes, entre ventitantos y treintaypocos años con 2 o 3 niños y no es infrecuente encontrar familias de cuatro hermanos. Hay muchísima gente por todos lados, las ciudades son mucho más bulliciosas que las de aquí, llenas de comercios y auténticas riadas de gente en las calles. Eso sí, entre las 6 y las 7 de la tarde todo el mundo se esfuma como por arte de magia, quedando las ciudades y los pueblos desiertos a lo The Walking Dead.
No me alargo más en este preámbulo y ¡viajemos a Baviera!
Conocer Munich nos apetecía desde hacía tiempo. También queríamos volver a Austria, a la zona de Salzburgo, que tanto nos había gustado, por lo que nos dijimos ¿Qué mejor que un viaje que nos permita aunar ambos destinos? Y así se fue perfilando lo que se convirtió en nuestro itinerario final.
Nuestro viaje es en coche, así que tenemos que diseñar la ruta a seguir, ver cuántas etapas nos ocupará el trayecto, donde pernoctamos, etc. Es decir, estructurar un poco el viaje, aunque luego siempre haya improvisaciones sobre la marcha. Decidimos tomárnoslo con calma, al menos más que en viajes anteriores, y determinamos abarcar menos localidades pero verlas con mayor detenimiento. También hicimos estancias más largas en cada sitio, casi todas de tres noches, lo que nos evitó varios “montajes-desmontajes” de tienda, lo que al final redundó en ahorro de tiempo y esfuerzo.
Al final la ruta quedó así:
1 noche en Montluçon, en el centro de Francia
1 noche en Colmar, en la frontera con Alemania
3 noches en la Selva Negra, para visitar ésta y un acercamiento a Alsacia
3 noches en el lago Forggensee conociendo los castillos de Luis II, los Alpes y el Barroco
3 noches en Múnich
4 noches en Salzburgo, para recorrer la ciudad y la zona de los lagos en la región de Salzburgo
2 noches en Regensburg desde donde hicimos interesantes excursiones
1 noche en Ulm, comenzando el regreso
1 noche en Besançon, ya de vuelta en Francia
1 noche en Angulema, última noche antes de llegar a casa
A la hora de ir preparando el viaje, me encontré con la dificultad de que sobre Alsacia y Selva negra la información es escasa. Escribí a las oficinas de turismo y me enviaron algún folleto que otro, la mayoría inservibles, pues no aportaban la información que yo necesitaba. Al final, los mejores datos los obtuve en el foro y la página de LOS VIAJEROS, como siempre.
Este año opté por no comprar guía de la zona, y elaboré yo una a la medida de nuestro viaje con información sacada de internet, lo que creo fue un acierto total, es algo que repetiré de ahora en adelante siempre que me sea posible.
Lo que si llevamos es nuestro inseparable Mapa Michelin, de Alemania en esta ocasión. A pesar de ir con GPS, un mapa siempre ayuda bastante, sobre todo en esas ocasiones en que no te entiedes con el aparatito.
Otra cuestión sobre la que no encontré datos claros es la pegatina de emisiones para circular por Alemania. Leí información en diversas páginas e incluso me puse en contacto con una empresa que gestionaba la tramitación y el envío de la misma, pero sin quedarme del todo claro si era obligatoria para extranjeros o no. Con todos los trámites salía bastante cara, por lo que decidimos aventurarnos e ir sin ella. No tuvimos problema alguno, aunque sí que es verdad que todos los coches alemanes la llevan.
Alojamientos: únicamente reservamos las noches para la ida, las del trayecto puro y duro, como siempre elegimos los hoteles de las afueras, tipo B&B o Première Classe, una fórmula idónea y barata cuando estás de paso y no te vas a detener más que para dormir y seguir ruta al día siguiente. En cuanto a los campings, no reservamos ninguno, llevábamos apuntados dos o tres de cada zona en la que nos íbamos a quedar, escogiendo luego uno al azar, excepto en Salzburgo donde teníamos claro que queríamos repetir el mismo de la vez anterior y así lo hicimos.
Entradas: tuvimos serias dudas sobre si comprar las entradas de Neuschwastein con antelación o no. En muchos sitios leímos que en temporada alta es fácil que se puedan acabar, pero como nuestro viaje siempre está condicionado por la meteorología no íbamos a saber el día exacto en el que haríamos la visita, decidimos no comprarlas y probar suerte una vez allí.
Otro apunte respecto a esto, para las entradas a este castillo nos sacamos el bono para 2 personas de la región de Baviera que por 44€ y durante 14 días te permite entrar a más de 40 monumentos destacados de la región. Con sólo un par de ellos que tengas previsto visitar ya queda amortizado. Para nosotros fue plenamente rentable, ay que pagando por separado todas las visitas que realizamos el importe hubiera sido de 73.5€ cada uno.
Carreteras: una maravilla, tanto las autopistas como las nacionales como las carreteras de alta montaña, todas están impecables, señalizadas, asfaltadas, cuidadas y… ¡gratis! Nosotros no nos encontramos ningún peaje aunque según tengo entendido sí que los hay en determinadas autopistas, no sé en cuáles. Otro tema es el límite de velocidad, en determinados tramos de autopista puedes circular sin límite, cosa que los alemanes con su cochazos de alta gama aprovechan pisándoles todo lo que dan, pero muchas veces nos encontramos que hay tal volumen de tráfico que es imposible ir rápido, con todos los carriles colapsados. Es más, nos tragamos unos cuantos atascos brutales que yo creo que se generaron debido a que circulan más coches de los que las carreteras pueden asumir.
Clima: tuvimos de todo, los primeros días en la Selva Negra, lluviosos y fríos. En la zona de Fussen, como era previsible al estar altos y muy cercanos a los Alpes, temperaturas suaves, noches muy frías y ambiente húmedo por la cercanía del lago. En el resto de destinos, sol espléndido y mucho calor.
Idioma: si uno se defiende medianamente en inglés no hay ningún tipo de problema, todo el mundo lo maneja a la perfección desde gente joven o niños y hasta algún abuelillo. En alguna de las visitas que realizamos más enfocadas al turismo nacional, si nos encontramos con que las explicaciones solo las daban el alemán, pero fueron casos aislados.
Precios: pese a que pueda parecer un contrasentido, no me canso de decirlo, Alemania nos ha parecido barato. Muchos precios están equiparados a los de aquí (ejemplo: gasolina, supermercado) y otras cosas son ligeramente más caras, pero no en la misma proporción de la diferencia salarial entre un país y otro.
Carácter: esperábamos encontrarnos a los típicos alemanes seriotes y con cara de kartoffeln, y nada más lejos!! Los bávaros son abiertos, extrovertidos, charlatanes y para lo que es Alemania hasta ruidosos!! Les encanta la socializar, beber cerveza al aire libre en los innumerables biergarten mientras entonan alegres cánticos tradicionales. Como nos dijo un señor con el que entablamos conversación entorno a unas jarras de cerveza “Baviera es diferente al resto del país, los bávaros somos los andaluces de Alemania”. También habíamos leído que Munich es la ciudad donde todos los alemanes de norte quisieran vivir y no me extraña, la calidad de vida es inmejorable. Es notable lo orgullosos que se sienten de su “land”, banderas y escudos por doquier, gente de todas las edades ataviada con los trajes regionales: pantalones cortos de cuero, camisa de cuadros, tirantes y medias de lana a la rodilla para ellos, el dirndlun vestido con delantal, corpiño y telas con bordados tradicionales para ellas.
Otra cosa que me llama la atención, como en toda Europa, es lo joven que es la población, sobre todo en contraste con lo envejecida que se encuentra en España. Lo más habitual es ver parejas jóvenes, entre ventitantos y treintaypocos años con 2 o 3 niños y no es infrecuente encontrar familias de cuatro hermanos. Hay muchísima gente por todos lados, las ciudades son mucho más bulliciosas que las de aquí, llenas de comercios y auténticas riadas de gente en las calles. Eso sí, entre las 6 y las 7 de la tarde todo el mundo se esfuma como por arte de magia, quedando las ciudades y los pueblos desiertos a lo The Walking Dead.
No me alargo más en este preámbulo y ¡viajemos a Baviera!