El objetivo del sábado era visitar la Garrotxa. Un día no daba para visitarla toda, evidentemente. Y las lluvias previstas y el inverno hicieran que nos decantáramos por los pueblos y dejásemos la zona más natural para otra visita.
Los pueblos/zonas a visitar eran: Banyoles y su lago, Besalú, Castelfollit, Beget.
Salimos desde Girona directamente hacia Beget. De camino a este precioso pueblo pasamos por Castelfollit. Desde su carretera hay una zona donde poder parar los coches y hacer fotos estupendas de la peña. La verdad es que es impresionante la localización del pueblo. Arriba no llegamos a subir dado que habíamos leído que tampoco tenía mucho, y quedaba mucho día por delante.
Continuamos camino a través de Oix hacia Beget. Hay bastante camino hasta ahí, pero las vistas desde la carretera son bonitas. Hay zonas de pradera, animales pastando, fincas agrarias...
Se echa a llover por lo que ponemos rumbo de vuelta hacia Besalú. De camino nos cae un amago de nieve pero que no llega a ser nada. En Besalú aparcamos en la zona más nueva, donde hay un polideportivo, y desde ahí vamos hacia el casco viejo. Entramos por un lateral de la muralla llegando a la plaza principal, donde está la iglesia. Es casi la hora de comer por lo que decidimos comer antes de ver el pueblo. En esta misma plaza hay un hotel (Compte Tarrafello) con restaurante debajo, que es el que elegimos para comer dado que tiene menú de Calçots y nos encantan! aunque no sean típicos de la zona, aprovechamos para comerlos. Por 14€ de menú tenemos ensalada de entrante, calçots con su salsa (unas 12-14 unidades), y de segundo butifarra y pollo a la brasa con col y patata. Hay varios postres a elegir. Salimos muy saciados y contentos del sitio.
Bajamos la comida dando un paseo por el pueblo, yendo hacia la otra plaza porticada, y callejeando hasta bajar a su famoso puente. Puede cruzarse a pie y bajar al río.
Tras visitar Besalú, ponemos rumbo a Banyoles para echar un vistazo a su lago. La zona es arbolada y genial creo para otra época del año. Hay muchos deportistas haciendo remo en sus aguas. Damos un paseo bordeando el lago pero se echa, cómo no, a llover, así que decidimos finalizar la excursión por hoy y volver al hotel.
Ese día no tenemos mucho hambre y decidimos cenar unos pintxos en una taberna vasca, cerca de la creperie del día anterior. Nos pedimos un txakoli que nunca falla, pero los pintxos un poco flojos para lo que estamos acostumbrados.