Nos levantamos a eso de las 8 de la mañana más o menos, subimos las persianas de la habitación del hotel y vimos con grata sorpresa como la lluvia del día anterior había dejado paso a un gran día soleado, ¡Bien! Al ver que el tiempo acompañaba, en vez de desayunar en el hotel le dije a mi novia que teníamos que aprovechar y desayunar en una de las mejores terrazas de Atenas, no era otra que la terraza del hotel A for Athens (desde aquí mi agradecimiento personal a los foreros Donni y Javierherrera, puesto que saqué esta información de sus diarios), así que cogimos el metro y nos bajamos en Monasteraki, donde está situado el hotel.
Allí tomamos un par de Frappes, un café helado que hacen en Grecia que está bastante bueno pero que es a la vez bastante fuerte, y disfrutamos de las magníficas vistas a la Acrópolis y a la plaza monasteraki. En principio el día estaba íntegramente planificado a visitar la Acrópolis por la mañana desde temprano para evitar el montón de turistas, pero al ver que se estaba tan bien en la terraza con el sol y las vistas, decidimos quedarnos hasta las 11 de la mañana, momento en el cual bajamos a la plaza y aprovechamos para comprar la entrada a la Acrópolis en la taquilla de la Biblioteca de Adriano.
La entrada a la Acrópolis cuesta 12 euros, aunque hay descuentos para mayores de 65 años y para estudiantes, cabe indicar que la entrada da derecho de visita no solo al recinto arqueológico de la Acrópolis. También permite entrada al museo y recinto arqueológico del Ágora Griega, museo y recinto de Kerameikos, Biblioteca de Adriano, Templo de Zeus y el Ágora Romana.
Pensamos que ya que estábamos dentro de la Biblioteca de Adriano comprando el ticket, quizás era buena idea hacer una visita rápida a la misma antes de subir a la Acrópolis, así que así hicimos. La Biblioteca de Adriano está prácticamente en ruinas, aunque aún se conservan ciertos detalles que hacen imaginar la grandiosidad de aquel edificio.
Dimos una pequeña vuelta por el recinto, hay un jardín bastante grande. Según parece, en su interior se hallaba una considerable colección de libros. Además desempeñaba las funciones de sala de lectura y como centro de reuniones, e incluso podría haber albergado una pequeña piscina, que más tarde sería sustituido por una iglesia cristiana. Tras el paseito nos fuimos directamente hacia la entrada de la Acrópolis.
Eran las 11:30 de la mañana más o menos, y ya había una cantidad importante de turistas dispuestos a entrar, como nosotros, a la Acrópolis. Haré una breve introducción de lo que es la Acrópolis y de sus elementos más importantes. Traducido literalmente del griego, la Acrópolis, significa “ciudad alta”, una característica de la mayoría de las ciudades de aquella época, puesto que confería una posición defensiva. Se encuentra situada en una cima que se alza 156 metros sobre el nivel del mar, y a pesar de que con el paso de los siglos ha sido destrozada y saqueada en varias ocasiones, tras la declaración de Independencia de Grecia, las ruinas han sido varias veces restauradas.
Nada más entrar en el recinto, en el lado derecho, se alza el Odeón de Herodes Ático, un enorme teatro construido en el año 161 para la celebración de audiciones musicales. Hoy en día sigue teniendo uso para la celebración de eventos de diverso tipo.
Seguimos subiendo las escaleras que llevaban a la entrada de la Acrópolis, llamada Propileos y que fue construido entre el 437 y 432 A.C, es un edificio central de forma rectangular compuesto por columnas dóricas que delimitaban las cinco puertas de acceso a la Acrópolis.
Al entrar en la Acrópolis, se alza imponente el principal edificio de la Acrópolis, además del mayor símbolo de la belleza de la arquitectura clásica de la antigua Grecia, no es otro que el Partenón, y tengo que admitir que me dejó perplejo, es colosal. Mucho más grande de lo que me imaginaba tras ver fotos, ¿Cómo fue posible que lo construyeran en aquella época?. Me quedé varios minutos observando e imaginando cómo pudo ser el edificio en todo su esplendor.
Nos hicimos bastantes fotos, como suele ser costumbre para todo aquel que viaja a Atenas y quiere tener la típica foto con el emblema de la ciudad y del país.
Justo en frente del Partenón se sitúa el Erecteion, así que continuando con nuestra visita, allí fuimos a verlo. El Erecteion es un templo Jónico levantado en el lugar más sagrado de la Acrópolis, donde se supone que la diosa Atenea hizo florecer el primer olivo de las tierras griegas, tras vencer a Poseidón y de esta forma forjar la ciudad con su nombre, Atenas. La zona más llamativa es la cubierta de la galería sur, que se sostiene con ayuda de las famosas Cariátides, seis columnas con aspecto femenino, que sujetan la cubierta del templo.
Desde lo alto de la Acrópolis hay una gran panorámica de la enorme ciudad de Atenas, y de todos sus monumentos, y digo enorme, porque nos llamó mucho la atención la gran dimensión que tiene, quizás no tenga edificios altos, pero es increíble la cantidad de casas, calles, avenidas que se divisaban desde lo alto, inabarcable.
Tras estar varias horas paseando por la zona y haciéndonos infinidad de fotos, pensamos que era buen momento para ir buscando donde comer, el plan era pasar la tarde en la Colina Filopappos y ver el atardecer allí, con las vistas al puerto del Pireo por un lado y a la Acrópolis por el otro, así que nos bajamos al barrio de Plaka y nos comimos yo un Gyros de cordero (es como un Kebab pero lo sirven con patatas fritas dentro y una especie de salsa de yogurt) y mi novia una ensalada Griega, un par de cervezas Alpha y pagamos como unos 13 euros.
Como ya he contado el plan era pasar la tarde en la colina Filopappos, pero como estábamos cerca del barrio de Anafiotika, decidimos dar un paseo por sus calles antes de dirigirnos al monte.
El barrio de Anafiotika es un barrio de Atenas, situado a los pies de la Acrópolis, cuyas casas blancas fueron construidas a mediados del siglo XIX por albañiles provenientes de la isla Anafi (de ahí su nombre), que se trasladaron a Atenas para la construcción del palacio del Rey Otón. El barrio nos pareció como una miniciudad dentro de Atenas, desde luego nada tiene que ver su arquitectura y sus pequeñas calles con el resto de Atenas. Muy bonito.
Nos pusimos rumbo a la colina Filopappos, antes de llegar y justo en frente de la Acrópolis, está la roca del Areópago, llamada así porque, según la mitología, el Dios Ares había sido juzgado por haber matado a uno de los hijos de Poseidón. Desde allí las vistas al Propileos y al Ágora Griega son privilegiadas.
La subida a la colina queda al lado del Areópago, así que nos pusimos en marcha y allí que fuimos, durante la subida (no temáis no es una gran subida, es más bien un par de rampas) tuvimos ocasión de hacernos un par de fotos en las cuevas donde se supone estuvo preso Sócrates, hay un cartel informativo que da detalles sobre ello.
Seguimos subiendo hasta que encontramos el monumento a Filopappos, un monumento funerario construido en honor a Julio Antioco Filopappos. Desde allí las vistas de la Acrópolis eran espectaculares, las mejores que vimos en todo el viaje, también se podía ver parte de la ciudad de Atenas que llegaba hasta el puerto del Pireo. Allí estuvimos viendo el atardecer, sacándonos fotos y disfrutando de las vistas que proporcionaba la situación. Bastante recomendable.
Al irse la luz del sol, nos fuimos andando por una de las calles que bajan hacia la izquierda y que van a dar al barrio de Psirri, ya os hablaré de este barrio más adelante, una calle llena de puestos de venta ambulante, con objetos en venta de todo tipo, llegamos a Monasteraki y nos compramos algo de comida rápida para ir al hotel a comerla y dormirnos pronto, el día había sido bastante completo y al día siguiente tendríamos que madrugar para coger el avión con destino a Santorini.
Allí tomamos un par de Frappes, un café helado que hacen en Grecia que está bastante bueno pero que es a la vez bastante fuerte, y disfrutamos de las magníficas vistas a la Acrópolis y a la plaza monasteraki. En principio el día estaba íntegramente planificado a visitar la Acrópolis por la mañana desde temprano para evitar el montón de turistas, pero al ver que se estaba tan bien en la terraza con el sol y las vistas, decidimos quedarnos hasta las 11 de la mañana, momento en el cual bajamos a la plaza y aprovechamos para comprar la entrada a la Acrópolis en la taquilla de la Biblioteca de Adriano.

La entrada a la Acrópolis cuesta 12 euros, aunque hay descuentos para mayores de 65 años y para estudiantes, cabe indicar que la entrada da derecho de visita no solo al recinto arqueológico de la Acrópolis. También permite entrada al museo y recinto arqueológico del Ágora Griega, museo y recinto de Kerameikos, Biblioteca de Adriano, Templo de Zeus y el Ágora Romana.
Pensamos que ya que estábamos dentro de la Biblioteca de Adriano comprando el ticket, quizás era buena idea hacer una visita rápida a la misma antes de subir a la Acrópolis, así que así hicimos. La Biblioteca de Adriano está prácticamente en ruinas, aunque aún se conservan ciertos detalles que hacen imaginar la grandiosidad de aquel edificio.

Dimos una pequeña vuelta por el recinto, hay un jardín bastante grande. Según parece, en su interior se hallaba una considerable colección de libros. Además desempeñaba las funciones de sala de lectura y como centro de reuniones, e incluso podría haber albergado una pequeña piscina, que más tarde sería sustituido por una iglesia cristiana. Tras el paseito nos fuimos directamente hacia la entrada de la Acrópolis.

Eran las 11:30 de la mañana más o menos, y ya había una cantidad importante de turistas dispuestos a entrar, como nosotros, a la Acrópolis. Haré una breve introducción de lo que es la Acrópolis y de sus elementos más importantes. Traducido literalmente del griego, la Acrópolis, significa “ciudad alta”, una característica de la mayoría de las ciudades de aquella época, puesto que confería una posición defensiva. Se encuentra situada en una cima que se alza 156 metros sobre el nivel del mar, y a pesar de que con el paso de los siglos ha sido destrozada y saqueada en varias ocasiones, tras la declaración de Independencia de Grecia, las ruinas han sido varias veces restauradas.
Nada más entrar en el recinto, en el lado derecho, se alza el Odeón de Herodes Ático, un enorme teatro construido en el año 161 para la celebración de audiciones musicales. Hoy en día sigue teniendo uso para la celebración de eventos de diverso tipo.

Seguimos subiendo las escaleras que llevaban a la entrada de la Acrópolis, llamada Propileos y que fue construido entre el 437 y 432 A.C, es un edificio central de forma rectangular compuesto por columnas dóricas que delimitaban las cinco puertas de acceso a la Acrópolis.

Al entrar en la Acrópolis, se alza imponente el principal edificio de la Acrópolis, además del mayor símbolo de la belleza de la arquitectura clásica de la antigua Grecia, no es otro que el Partenón, y tengo que admitir que me dejó perplejo, es colosal. Mucho más grande de lo que me imaginaba tras ver fotos, ¿Cómo fue posible que lo construyeran en aquella época?. Me quedé varios minutos observando e imaginando cómo pudo ser el edificio en todo su esplendor.

Nos hicimos bastantes fotos, como suele ser costumbre para todo aquel que viaja a Atenas y quiere tener la típica foto con el emblema de la ciudad y del país.
Justo en frente del Partenón se sitúa el Erecteion, así que continuando con nuestra visita, allí fuimos a verlo. El Erecteion es un templo Jónico levantado en el lugar más sagrado de la Acrópolis, donde se supone que la diosa Atenea hizo florecer el primer olivo de las tierras griegas, tras vencer a Poseidón y de esta forma forjar la ciudad con su nombre, Atenas. La zona más llamativa es la cubierta de la galería sur, que se sostiene con ayuda de las famosas Cariátides, seis columnas con aspecto femenino, que sujetan la cubierta del templo.


Desde lo alto de la Acrópolis hay una gran panorámica de la enorme ciudad de Atenas, y de todos sus monumentos, y digo enorme, porque nos llamó mucho la atención la gran dimensión que tiene, quizás no tenga edificios altos, pero es increíble la cantidad de casas, calles, avenidas que se divisaban desde lo alto, inabarcable.


Tras estar varias horas paseando por la zona y haciéndonos infinidad de fotos, pensamos que era buen momento para ir buscando donde comer, el plan era pasar la tarde en la Colina Filopappos y ver el atardecer allí, con las vistas al puerto del Pireo por un lado y a la Acrópolis por el otro, así que nos bajamos al barrio de Plaka y nos comimos yo un Gyros de cordero (es como un Kebab pero lo sirven con patatas fritas dentro y una especie de salsa de yogurt) y mi novia una ensalada Griega, un par de cervezas Alpha y pagamos como unos 13 euros.
Como ya he contado el plan era pasar la tarde en la colina Filopappos, pero como estábamos cerca del barrio de Anafiotika, decidimos dar un paseo por sus calles antes de dirigirnos al monte.
El barrio de Anafiotika es un barrio de Atenas, situado a los pies de la Acrópolis, cuyas casas blancas fueron construidas a mediados del siglo XIX por albañiles provenientes de la isla Anafi (de ahí su nombre), que se trasladaron a Atenas para la construcción del palacio del Rey Otón. El barrio nos pareció como una miniciudad dentro de Atenas, desde luego nada tiene que ver su arquitectura y sus pequeñas calles con el resto de Atenas. Muy bonito.

Nos pusimos rumbo a la colina Filopappos, antes de llegar y justo en frente de la Acrópolis, está la roca del Areópago, llamada así porque, según la mitología, el Dios Ares había sido juzgado por haber matado a uno de los hijos de Poseidón. Desde allí las vistas al Propileos y al Ágora Griega son privilegiadas.

La subida a la colina queda al lado del Areópago, así que nos pusimos en marcha y allí que fuimos, durante la subida (no temáis no es una gran subida, es más bien un par de rampas) tuvimos ocasión de hacernos un par de fotos en las cuevas donde se supone estuvo preso Sócrates, hay un cartel informativo que da detalles sobre ello.

Seguimos subiendo hasta que encontramos el monumento a Filopappos, un monumento funerario construido en honor a Julio Antioco Filopappos. Desde allí las vistas de la Acrópolis eran espectaculares, las mejores que vimos en todo el viaje, también se podía ver parte de la ciudad de Atenas que llegaba hasta el puerto del Pireo. Allí estuvimos viendo el atardecer, sacándonos fotos y disfrutando de las vistas que proporcionaba la situación. Bastante recomendable.



Al irse la luz del sol, nos fuimos andando por una de las calles que bajan hacia la izquierda y que van a dar al barrio de Psirri, ya os hablaré de este barrio más adelante, una calle llena de puestos de venta ambulante, con objetos en venta de todo tipo, llegamos a Monasteraki y nos compramos algo de comida rápida para ir al hotel a comerla y dormirnos pronto, el día había sido bastante completo y al día siguiente tendríamos que madrugar para coger el avión con destino a Santorini.