Día 10 (Sábado 6 de Septiembre)
Y llegó el día alrededor del cual habíamos organizado toda la ruta, www.braemargathering.org/. Cuando estábamos preparando el viaje, nos hizo gracia este evento (son unos Highland Games como los que hacen en todos los pueblitos de Escocia, pero estos son LOS HIGHLAND GAMES por excelencia). Hicimos toda la ruta para que coincidiera ese día en ese sitio aislado del resto; incluso adelantamos la fecha de inicio de las vacaciones unos dos o tres días.
Cuando nos levantamos, vemos sol y nubes, aunque las previsiones meteorológicas anuncian lluvias en Braemar (y eso que habíamos oído que los últimos años siempre hacia sol el día de los juegos de Braemar).
Total, que recogemos, desayunamos peor que mejor. La mujer del B&B sigue empanada. A mi mujer le traen unos huevos revueltos totalmente crudos. Las tostadas están quemadas. Y la sillita para que se siente mi hija nos la da con tres patas. En fin, un despropósito. Como dije en la etapa anterior, no recomiendo el sitio para nada, al menos si sigue la misma encargada que había entonces.
Salimos de Inverness por la A9 hasta Grantown-on-Spey, entrando en el “Cairngorms National Park”. De allí cogemos carreteras que van por dentro del parque hasta llegar a Braemar. Las vistas siguen siendo increíbles: cientos de ovejas y vacas, y casi nadie por allí. El tiempo va empeorando, aunque sigue sin llover. Tardamos unas dos horas y media.
Cuando llegamos a las cercanías de Braemar, sí que empezamos a ver coches, y a la altura del castillo (en reconstrucción), ya vamos en caravana (lo nunca visto en Escocia, jaja). En 15 minutos estamos entrando en el mega parking que han preparado para la ocasión (igualito que en España), un descampado gigante donde caben miles de coches. Y gratis.
Aparcamos el coche, nos abrigamos bien (allí sí que hace mucho frío, y viento helado), y nos dirigimos hacia el lugar de los juegos.
Empieza a llover fuerte, y como son las 12h, nos paramos en un restaurante a comer algo a ver si amaina. Como son los juegos, los precios están hinchadísimos (ya lo pone en la carta), así que pagamos por cinco bocatas y cuatro bebidas (en lata) unas £35.
Al cabo de un rato sigue lloviendo bastante. Aún así, vamos hacia la entrada del recinto. Nos miramos con cara de “Qué coño hacemos aquí con la que está cayendo”. Pero la gente sigue entrando, y los juegos no paran. Así que al final decidimos entrar. Al fin y al cabo, como dije al principio, es un día señalado del viaje y nos hemos pegado el tute de coche para llegar este sitio. Por lo que nos agarramos los machos y pagamos las £10 por persona. Y para adentro. Mi hija va en el carrito y con el protector de lluvia, así que está cubierta.
Nuestra entrada no nos da acceso a la arena donde están las gradas, sino que se supone que tenemos que ponernos donde podamos (las entradas de gradería cuestan £25). Aún así, el acceso a esas gradas, que está vigilado por dos personas, se abre y cierra cada dos por tres para que entren las bandas de gaiteros que van tocando mientras marchan, y dan vueltas por el estadio (entre los diferentes concursos, también hay el de gaiteros). En una de esas, mi mujer se pone a caminar como si nada, yo voy detrás con niña y carrito, y Maxi me sigue. Nadie nos para para pedirnos nada, por lo que nos quedamos detrás de unas vallas al lado de la gradería de la derecha de la entrada principal de la arena. Sandra no entra y ya no puede pasar luego, por lo que Maxi al cabo de un rato sale de allí para estar con ella.
Son las 13.30h y sigue lloviendo a mares, pero aquello es una pasada, te olvidas de la lluvia. En la “arena”, que es una gran extensión de hierba donde hay dibujada una pista de atletismo, montado un estrado de baile, y mil cosas más, suceden varios eventos a la vez: atletas corriendo, gente haciendo luchas de tirar de la cuerda por equipos, lanzamiento de un bloque gigante de metal (parece un yunque) hacia arriba que tiene que superar una altura determinada por un listón, bailarines dándolo todo con danzas tradicionales, y grupos de gaiteros tocando sus instrumentos. Es genial. No se puede describir, hay que vivirlo.
Dos equipos compitiendo en el estiramiento de cuerda
Cada poco rato entra un grupo de gaiteros, que pasan al lado nuestro para ir a dar una vuelta por la arena. Se te pone la piel de gallina.
Banda de gaiteros desfillando por el campo
Los temibles stewards octogenarios del lugar
Al concurso de tiro de yunque, le sucede uno de lanzamiento de un palo que tiene una pieza metálica al final. Y luego el lanzamiento de troncos. Increíble todo.
Lanzamiento de tronco fase 1
Lanzamiento de tronco fase 2
Nosotros estamos alucinando allí. Nos pasa el tiempo volando. No notamos ni la lluvia ya. Al cabo de un rato, creo que un par de horas, empiez a dejar de llover. Entonces, aparece un grupo de militares que se pone a ambos lados de la entrada de la arena, y varios polis se ponen detrás de la valla al lado nuestro (nadie nos molesta ni nos dice nada en todo el rato). Deja de llover, e incluso empieza a asomar el sol.
Parece que viene alguien importante
Entonces, todo el mundo se pone de pie y se quedan muy quietos, y por la entrada aparece un coche con la Reina de Inglaterra dentro!!! Flipante. La reina y miembros de la familia real (el marido y el príncipe Charles, el de Camila) a un metro nuestro jaja. Y la gente cantando el “God Save the Queen” a grito pelado. Sólo eso ya paga de sobra la entrada, la lluvia torrencial que nos ha caído y las horas de furgoneta para estar allí en ese momento.
La reina madre de UK
Toda la procesión de gaiteros detrás de la reina
En fin, que el coche da una vuelta, deja a la reina y a su séquito en el palco real, y continúan los juegos. Otro evento curioso que vemos son carreras de sacos, primeros de niños muy pequeños y luego un poco mayores. Llegan las finales de atletismo (todas las competiciones son mixtas), las de tronco, y las de estirar la cuerda.
Carreras de sacos al fondo
Finales de atletismo
Otra de las finales de atletismo
Al cabo de otro rato, vemos a Maxi y Sandra que han conseguido sentarse en las gradas; resulta que una pareja de ancianos les han dado las entradas porque ya se iban. Y nosotros, ni cortos ni perezosos, nos vamos para allá a sentarnos con ellos, en primera fila.
Siguen los juegos, y hacia las 16.15h la reina & family & friends deciden irse, después de que se celebren todas las finales. Cogen de nuevo el coche, y dan otra vuelta de honor, esta vez con la ventana abierta (sigue haciendo sol). Vuelven a pasar a nuestro lado, y podemos hacer un montón de fotos. Mágicamante, cuando el coche desaparece de nuestra vista el sol se pone de nuevo. Increíble. Vaya misterio. A ver si va a resultar que esta reina sí que tiene poderes divinos (aparte del de la inmortalidad).
Banda que acompaña a la reina cuando se despide de los juegos de Braemar
Mientras estamos allí en las gradas, conocemos una madre y una hija norteamericanas, de North Carolina, que son muy simpáticas. Pasamos un rato charlando de todo un poco (yo de basket con ellas, ya que ambas han estudiado en la universidad de donde han salido deportistas tan famosos como Michael Jordan). Y sucede una anécdota curiosa. Detrás nuestro hay un grupo de gente alemana, y una cadena de televisión de ese país quiere hacer unos planos de los alemanes (y todo ese sector de gradería) celebrando y pasándoselo bien. Así que nos ponemos todos a ello. Seguramente habremos salido en algún canal de TV alemana jaja.
Como los juegos parece que casi han acabado ya, y se está nublando cada vez más, nos vamos de allí y paramos en la cafetería donde hemos comido. Para quitarnos el frío y cansancio del día, nos pedimos unos capuccinos y un par de trozos de Carrot Cake. Está todo bastante bueno. Maxi y yo nos vamos a buscar la furgoneta, y nos empieza a llover de nuevo. Así que la dejamos al lado de la cafetería, nos montamos todos, y seguimos la ruta. Son las 18h o así.
Al cabo de una hora llegamos a Stonehaven. Todo eran casitas preciosas, verdor, y el mar de fondo.
Aparcamos delante de la puerta, y entramos con las maletas en nuestro alojamiento de esa noche, el Gleniffer Bed & Breakfast. La url: www.gleniffer-stonehaven.co.uk/. Nos sale por £75 cada pareja. Y tienen cuna.
Como llegamos a las 19h, enseguida el dueño de la casa, Frank, todo amabilidad, se pone a llamar a restaurantes, y nos consigue mesa en el Ship Inn, al lado del mar. Genial, eso es una triunfada, ya que es sábado y seguro que nos hubiera costado mucho conseguir cenar en algún sitio. La verdad es que la casa es preciosa (yo creo que la segunda más bonita después de la de Mallaig), y los dueños (Frank and Ann) son una pareja de abuelos entrañables. Se portan super bien durante nuestra estancia, siendo muy atentos, y ayudándonos con todo lo que necesitamos.
Como tenemos bastante tiempo, vamos dando una vuelta por el pueblo, que es bastante bonito, hasta el restaurante. Cenamos muy bien por £100 todo a base de pescado y marisco, con botellita de vino incluída.
Día completísimo.