Salimos de Madrid a las 3 de la tarde desde mi trabajo. Por la hora decidimos que lo mejor era coger la R2, unos eurillos más no iban a causarnos un gran agujero en el bolsillo y sí ahorrarnos tiempo si había atasco.
Fue un poco paliza el viaje cuyo único objetivo era llegar cuanto antes a Narbona donde teníamos nuestro hotel.
Por el camino paramos a comer y de un par de veces para que la perra estirara las patas e hiciera sus cosas.
Llegamos al hotel, cenamos algo de lo que llevábamos preparado y a dormir para levantarnos pronto al día siguiente. En el hotel la recepción estaba cerrada por la hora a la que llegábamos; ya lo sabíamos y teníamos los códigos de acceso que funcionaron a la perfección.
Por la mañana ya con recepcionista contratamos el desayuno. Estuvimos en la terraza sin ningún problema con la perra.
Y por fin salimos con destino a Mónaco, nuestro primer destino del viaje.
Básicamente lo que hicimos fue acercarnos lo más que pudimos al centro y aparcar en un parking subterráneo, por seguridad y comodidad.
Estuvimos dando una vuelta por la ciudad vieja. Estuvimos en los Jardines Saint Martin donde soltamos un ratito a la perra; no sabría decir si se podía o no pero nadie nos dijo nada.


Después nos fuimos a la zona de la ópera, comimos y decidimos continuar con el viaje.
Mónaco no está mal para una parada pero no es sitio ideal para ir con perro, mucha gente, mucho lio y poco espacio.

Nada más salir de Mónaco, comienza el horror de las autopistas italianas, especialmente la que llega hasta Génova, estrechísima, con mucho tráfico...fatal!!
Llegamos a La Spezia y ya nos estaba esperando la casera en el apartamento que teníamos contratado. Nos explico un poco la ciudad y donde podíamos cenar.
Salimos al centro, a 2min a dar una vuelta y nos sentamos en una terraza a cenar. No tuvimos problema en estar con la perra en la terraza.
.