Una vez hecho el check out, el día empezaba con un plato fuerte, la última de las big five, Gulfoss. Absolutamente espectacular cascada que, como las otras te deja con la boca abierta. La fuerza con la que bajaba el agua levantaba una nube de agua pulverizada que dificultaba mucho hacer buenas fotos, además de ponerte chorreando.

De ahí a la zona de Geysir para ver sobre todo el geyser de Strokkur, que es el único activo en este momento. La verdad es que es muy curioso de ver, tanto este como la zona en sí, aunque a mí me gustó más la zona de Hverir en el norte de la isla.



Siguiente parada, parque nacional de Thingvellir. Aquí confluyen la placa tectónica americana y la euroasiática. Es una zona bonita de ver y curiosa. Incluso hay una zona donde se puede hacer buceo (Silfra). Hay también una cascada pequeñita pero cuca llamada Oxarafoss. En la zona también está el lago más grande de Islandia. Alrededor hay numerosos hoteles y campos de golf, así como urbanizaciones que parecían de alto standing.

Último destino, el cráter de Kerid, ya muy cerca de llegar a Reykjavik y cerrar la vuelta completa a la isla. Un cráter con lago en el interior y mucho colorido. En alguna ocasión se ha hecho algún concierto allí porque por lo visto hay una muy buena acústica, y es un sitio muy bonito. Cuesta 400 isk por persona acceder a él. Me sorprendió porque era la primera vez que me cobraron por ver algo en Islandia. Aunque hay que decir que, a medida que te acercas a la capital desde el este, se nota que la zona es mucho más turística y masificada, y por tanto es más fácil que suceda esto.

Una vez terminada la visita a Kerid, rumbo a la capital. Nos hospedábamos en el Reykjavik Treasure B&B. una casa particular regentada por una señora muy amable en el mismo centro de la ciudad. Era nuestro último alojamiento, y la verdad es que ninguno había sido malo, tuvimos mucho tino al elegirlos. Aparcamos justo al lado, en zona de pago pero con la hora ya pasada, al día siguiente tendríamos que mover el coche. Check in, duchita y a dar una vuelta como primera toma de contacto con la capital. Recorrimos la calle de las tiendas ( Laugavegur ) plagada también de restaurantes y acabamos tomando unas cervezas en una terracita justo en frente de Hallgrimskirkja ( la iglesia famosa ) llamada Rock. Es una casita pintada de negro, con una terraza a pie de calle y otra muy chiquitita en un balcón con vistas a la iglesia. Una de las mareras era española, y nos aconsejó muy bien qué comer. Reservamos para comer allí al día siguiente ya que probamos las tapas esa tarde y estaban realmente buenas.
De allí, y como estaba previsto, nos fuimos a pegarnos “ el homenaje” al restaurante “The fish market”. Está considerado uno de los mejores si no el mejor de todo Islandia. Estaba claro que nos iban a clavar, pero así estaba previsto. Nos pedimos un menú degustación y una degustación de cervezas islandesas. Comimos realmente bien, y nos sangraron en la misma medida, 39.000 isk. Por todos los bocatas y ensaladas que nos habíamos tomado en el viaje, con esta cena nos resarcimos bien. Como curiosidad, estaba allí cenando una tal Ellen Degeneres, que me dice Ana es muy famosa en EEUU.
De ahí a la camita, al día siguiente nos esperaba la blue lagoon.