Tras un desayuno excelente al que no le faltaba un detalle, fuimos a visitar los alrededores de Vik, la playa negra de Reynisfjara, los acantilados de Dyrhólaey, el pueblo de Vik con su iglesia mirando a los troles de piedra de la playa…Bastante que ver y muy bonita toda esta zona.




De ahí rumbo a Skogafoss, otra de las big five de las cascadas de Islandia. Había muchísima gente de visita en esta zona. La verdad es que la cascada es realmente bonita. Tras las fotos de rigor nos metimos en el restaurante Skogar, con vistas a la misma donde no comimos mal y no demasiado caro.

Siguiente destino: Seljalandfoss. Otra de las cascadas importantes. Ésta se puede rodear, pasando por detrás de ella. Es muy bonita, pero aconsejo un impermeable para pasar por detrás, te mojas seguro.


Un inciso, muy cerca de Skogarfoss hay otra cascada llamada Kvernufoss. No es nada conocida y es poco visitada, pero es muy bonita por las fotos que he visto y también se puede rodear. Nosotros no fuimos a verla por falta de tiempo, pero seguro que merece la pena.
El día acababa en Fludir, pero antes teníamos la última visita, a Haifoss, la segunda cascada más alta de Islandia. Para llgar nos teníamos que desviar 45 minutos de ida y otros tantos de vuelta de nuestra ruta, pero mereció la pena. Para llegar tienes buena carretera hasta 7 km del final, en los que coges una pista que cuando nosotros fuimos era inaccesible para turismos, era necesario un todo terreno. Más de un coche vimos dando la vuelta por no poder avanzar. Haifoss es enorme de altura y enorme de bella, una caída libre de 122 metros. Alrededor numerosas placas de hielo, hacía un frío!

Camino a Fludir al Guesthouse Fludir – Grund. Instalaciones nuevas, habitación amplísima con terraza y todo y un restaurante en el que cenamos de maravilla. Muy recomendable.