Ha seguido lloviendo sin parar toda la noche, pero al levantarnos la lluvia ha aflojado bastante y la previsión del tiempo dice que en un par de horas dejará de llover, así que a ponerse las botas y al lío.
El Rysy es una de las montañas más accesibles de toda la cordillera de los Altos Tatras, tiene 2499 metros y hace de frontera entre Eslovaquia y Polonía, de hecho es la cumbre más alta de toda Polonia. Aún siendo una de las rutas más accesibles no hay que olvidarse que esto es alta montaña y la ruta son 16km con un desnivel de 1.000 metros de subida y unos 1.200 de bajada. Con esto os quiero decir que no es darse un paseo por el campo, para el que este acostumbrado a hacer algo de montaña no tiene mayores complicaciones, hay un par de pasos con cadenas y la ultima parte en la que se ataca la cima está un poco más expuesta pero sin muchas complicaciones, aunque si se sufre de vértigo igual pasas un mal rato.
Pues este era el plan de ruta más o menos pero nada más comenzar nos dimos cuenta de que habíamos dejado pasar por alto un elemento, no había parado de llover en las últimas 48 horas por lo que el camino que iba ascendiendo por el valle se había convertido en un auténtico río en el que a veces no quedaba otra que mojarse los pies. Fuimos saltando de piedra en piedra hasta que llegamos a un punto que ya nos daba igual mojarnos un poco.
Subiendo por el valle dejamos atrás todo rastro de vegetación y llegamos a Velké Zabie Pleso, el último de los lagos que veremos antes de llegar al Rysy.
A partir de aquí el camino continua ascendiendo en zigzag hasta llegar al paso de las cadenas, que no es para nada complicado, aunque si se pilla con lluvia o roca mojada no hay que confiarse demasiado. En este tramo nos encontramos a unos montañeros de más de 70 años, una de las mujeres iba con el brazo en cabestrillo y allí iban para arriba, como si nada.
Tras este tramo llegamos al refugio Chata Pod, el de mayor altura de toda la cordillera. Si tenéis suerte podéis cruzaros con alguno de los porteadores que suben comida, agua o cerveza hasta el refugio, o si sois más valientes ustedes mismos podéis pillar una de esas cargas al inicio de la ruta en Popradske pleso. Por cada 5 kg que subas al refugio te dan un té. El colega que véis en la foto iba subiendo un barril de cerveza, vamos que llevaba más de 30kg seguro en la espalda.
En el refugio paramos a reponer fuerzas y a hacer algo de tiempo para ir dejando que las nubes que quedaban por las cimas se fueran dispersando, ya que decían que el día iba mejorando. Por cierto, no perderse la visita al WC en el refugio, os lo dejo de sorpresa.
El último tramo desde el refugio a la cima se recorre en una hora, los últimos 50/100 metros hasta la cima son los que están más expuestos en mi opinión. Una vez arriba se tiene la sensación de estar volando, la vista es tremenda y eso que las nubes no nos dejaban ver los dos grandes lagos de la parte polaca. La niebla aparecía cada 5 o 10 minutos pero se volvía a ir igual de rápido.
Ahora tocaba la parte más dura, el regreso hasta el coche que habíamos dejado aparcado en Strbske pleso, 10km de bajada con 1200 metros de desnivel que se nos hicieron más largo de lo que un principio nos parecía.
Al coche llegamos muy cansados, pero contentos por haber podido disfrutar de esta montaña. Nos fuimos hasta Poprad donde tenemos reservadas las dos siguientes noches. Por suerte al llegar el dueño fue tan amable que nos hizo el favor de llamar desde su teléfono a una pizzería para que nos trajeran la comida a casa, porque nosotros estábamos reventados para salir, y por teléfono poco nos iban a entender. Fue cenar y caer rendidos en la cama.
El Rysy es una de las montañas más accesibles de toda la cordillera de los Altos Tatras, tiene 2499 metros y hace de frontera entre Eslovaquia y Polonía, de hecho es la cumbre más alta de toda Polonia. Aún siendo una de las rutas más accesibles no hay que olvidarse que esto es alta montaña y la ruta son 16km con un desnivel de 1.000 metros de subida y unos 1.200 de bajada. Con esto os quiero decir que no es darse un paseo por el campo, para el que este acostumbrado a hacer algo de montaña no tiene mayores complicaciones, hay un par de pasos con cadenas y la ultima parte en la que se ataca la cima está un poco más expuesta pero sin muchas complicaciones, aunque si se sufre de vértigo igual pasas un mal rato.
Pues este era el plan de ruta más o menos pero nada más comenzar nos dimos cuenta de que habíamos dejado pasar por alto un elemento, no había parado de llover en las últimas 48 horas por lo que el camino que iba ascendiendo por el valle se había convertido en un auténtico río en el que a veces no quedaba otra que mojarse los pies. Fuimos saltando de piedra en piedra hasta que llegamos a un punto que ya nos daba igual mojarnos un poco.
Subiendo por el valle dejamos atrás todo rastro de vegetación y llegamos a Velké Zabie Pleso, el último de los lagos que veremos antes de llegar al Rysy.
A partir de aquí el camino continua ascendiendo en zigzag hasta llegar al paso de las cadenas, que no es para nada complicado, aunque si se pilla con lluvia o roca mojada no hay que confiarse demasiado. En este tramo nos encontramos a unos montañeros de más de 70 años, una de las mujeres iba con el brazo en cabestrillo y allí iban para arriba, como si nada.
Tras este tramo llegamos al refugio Chata Pod, el de mayor altura de toda la cordillera. Si tenéis suerte podéis cruzaros con alguno de los porteadores que suben comida, agua o cerveza hasta el refugio, o si sois más valientes ustedes mismos podéis pillar una de esas cargas al inicio de la ruta en Popradske pleso. Por cada 5 kg que subas al refugio te dan un té. El colega que véis en la foto iba subiendo un barril de cerveza, vamos que llevaba más de 30kg seguro en la espalda.
En el refugio paramos a reponer fuerzas y a hacer algo de tiempo para ir dejando que las nubes que quedaban por las cimas se fueran dispersando, ya que decían que el día iba mejorando. Por cierto, no perderse la visita al WC en el refugio, os lo dejo de sorpresa.
El último tramo desde el refugio a la cima se recorre en una hora, los últimos 50/100 metros hasta la cima son los que están más expuestos en mi opinión. Una vez arriba se tiene la sensación de estar volando, la vista es tremenda y eso que las nubes no nos dejaban ver los dos grandes lagos de la parte polaca. La niebla aparecía cada 5 o 10 minutos pero se volvía a ir igual de rápido.
Ahora tocaba la parte más dura, el regreso hasta el coche que habíamos dejado aparcado en Strbske pleso, 10km de bajada con 1200 metros de desnivel que se nos hicieron más largo de lo que un principio nos parecía.
Al coche llegamos muy cansados, pero contentos por haber podido disfrutar de esta montaña. Nos fuimos hasta Poprad donde tenemos reservadas las dos siguientes noches. Por suerte al llegar el dueño fue tan amable que nos hizo el favor de llamar desde su teléfono a una pizzería para que nos trajeran la comida a casa, porque nosotros estábamos reventados para salir, y por teléfono poco nos iban a entender. Fue cenar y caer rendidos en la cama.