Un nuevo día en Moscú y muchas cosas que ver, así que primero compramos el desayuno en el 24 horas. Durante nuestra estancia me aficioné a unos yogures con sabor a helado de pistacho que eran pura gloria. Un poco de esto y aquello nos costó 186R.
El primer destino era el Palacio del Zar Alexei Mikhailovich, una fiel reproducción del que fue el último palacio de madera de la época de los zares. Está situado en un enorme recinto llamado Kolomenskoye, y para verlo completo, tendréis que bajar en dos paradas de metro seguidas.
Nosotros primero bajamos en Kashirskaya, en el sur de la Linea 2. Una vez fuera del metro no se ve nada “visitable”, pero hay que cruzar de frente, siguiendo el línea recta y pasando por varios pasos subterráneos hasta llegar al palacio de madera. Caminamos tranquilamente por los alrededores disfrutando del buen tiempo, con un sol que hacía resaltar aún más los colores del edificio.
Regresamos al metro y bajamos en la parada de Kolomenskaya, que era la anterior. Allí tendréis que preguntar a algún transeúnte por la ubicación del parque, pero os puedo decir que saliendo del metro hay que seguir de frente caminando por la izquierda de la avenida principal. La entrada al recinto es gratuita.
Se trata de un gran parque florido con pequeños restaurantes de madera, que aún estaban cerrados. Además de pasear por los aledaños, también visitamos las dos iglesias, ambas necesitadas de una reforma para estar a la altura del resto del parque. Una es la Iglesia de la Ascensión, construida para conmemorar el nacimiento de Iván “El Terrible” y junto a ella, la Iglesia de Nuestra Señora de Kazán.
La verdadera razón por la que habíamos ido hasta esa parte del parque era para ver las casas de madera construidas siguiendo el patrón de las de la Rusia rural, y tengo que decir que eran de lo más acogedor para el frío invierno.
Terminada la visita, regresamos al metro. Cuando llegamos a la línea circular, hicimos el cambio para dirigirnos al Mercado de Izmailovo. De camino, visitamos la estación de Paveletskaya, en la correspondencia entre las líneas 5 y 2.
Ya en la línea 3, fuimos bajando en prácticamente todas las paradas, porque era cada cual mejor que la anterior. Nos gustó mucho el techo con luces circulares de Elektrozavodskaya y las estatuas de Partizanskaya, nuestro destino.
Una vez fuera del metro, tenéis que dirigiros hacia la izquierda, la calle que va entre el hotel y el centro comercial que veréis. Al final, divisaréis el fantástico Mercado de Izmailovo, el mejor lugar para haceros con souvenirs y todo tipo de artículos vintage relacionados con la URSS.
La imagen de su Kremlin os situará a medio camino entre “El País de las Maravillas” y un decorado de una película de caballeros y princesas. Aunque el domingo es el día más animado, el mercado se encuentra abierto todos los días de la semana de 10 a 16 y la entrada en teoría es de 10 rublos, aunque al parecer no siempre la piden porque nosotros entramos gratis.
Era jueves y había algunos puestos abiertos. El domingo suponemos que estaría mucho más animado, pero seguramente la visita hubiese sido más agobiante con todos los turistas y de esta forma lo recorrimos tranquilamente a nuestro ritmo, tomando fotos y regateando. Como os digo, los souvenirs son mucho más baratos aquí que en cualquier otro lado, podéis encontrar matrioshkas grandes por 200-300R y bonitas tazas por 200-400R.
La oferta gastronómica no era mucha, pero comimos estupendamente en una barbacoa. Escogimos unas enormes brochetas de salmón y cordero, ambas con su guarnición. Con las bebidas incluidas el total fue de 1350R, algo caro en comparación al resto pero muy bueno.
Seguimos recorriendo un rato más el mercado para hacernos con todos los souvenirs que íbamos buscando y regresamos al metro para poner rumbo a la estación de Kurskaya y terminar de perfilar el viaje a Suzdal, lo que fue en sí mismo una experiencia.
Llegamos a las taquillas de Kursky Vokzal (Kurskaya) y vimos que había unas 40 con una fila de 3-4 personas en cada una. “Esto irá ligero”, pensamos. Buenos pues a pesar de las apariencias, los 45 minutos de espera no nos los quitó nadie y eso que todos los viajeros eran rusos y hablaban el mismo idioma que la taquillera. Nosotros llevábamos escrita en ruso en el móvil la frase “¿Cuánto vale un billete en clase turista a Vladimir sobre las 7 de la mañana del sábado con vuelta a las 8pm?” Ya os conté que eran tantas y tan confusas las informaciones al respecto que queríamos tener todo bien atado antes de internarnos en la Rusia rural por nuestra cuenta. Cuando por fin nos tocaba el turno, una señora que había estado delante de nosotros nos pidió permiso para comentarle algo a la taquillera antes que nos tocara o eso deduje, porque me lo dijo en ruso. Me preguntó que si hablaba francés y le dije que español e inglés, y francés un poquito… pero eso fue suficiente para ella para seguir toda la conversación en el idioma de nuestro vecino del norte, diciendo que ella era rusa pero vivía en Toulouse y que nos ayudaría con la compra ¿Quién me iba a decir a mí que iba a rescatar mi olvidado inglés del instituto para comprar un billete de tren en Rusia? NADIE.
Expliqué a la mujer que lo que queríamos y ella se entendió con la taquillera y como habíamos previsto, no era nada parecido a lo que habíamos visto en la web de ferrocarriles rusos, ni por horarios ni por precio, aunque en este punto se asemejaba más a lo leído en blogs, aunque tampoco concordaba del todo. El caso es que compramos dos billetes ida y vuelta, con la ida en tren regional y la vuelta en tren rápido, ambos trayectos en clase turista por 1175R por persona ¡Misión cumplida!
Volvimos al metro y de camino al siguiente punto paramos en Komsomolskaya, probablemente la estación más bonita de todo Moscú.
Paramos también en la estación Prospekt Mira. Como veis, es muy dificil dejarse alguna.
Una vez hechas las pertinentes fotos, tomamos el tren de nuevo hasta llegar a la parada VDNKh, donde se encuentra el Centro Panruso de Exposiciones, una enorme explanada donde Stalin mandó construir numerosos pabellones para ensalzar los logros soviéticos.
Mi monumento favorito sin duda es el de los Cosmonautas, simple y colosal, fiel a los principios de la URSS.
También pudimos ver una exposición de aviones, cohetes, tanques, un gran arco triunfal y la Fuente de la Amistad de los Pueblos con su espectáculo de agua.
Recorrimos todo el recinto y a la salida nos dirigimos a un gran monumento que habíamos visto a lo lejos, que resultó ser el monumento llamado “Obrero y Koljosiana”, que sostienen la hoz y el martillo.
Se trata de una estructura de acero de 24 metros que presidió el pabellón ruso de la Expo de París en 1937, aunque esto no lo supimos hasta más tarde, cuando investigamos la pieza. Fue toda una sorpresa para nosotros, nos impresionó muchísimo.
Teníamos algún que otro restaurante cercano para cenar pero por no andar dando más vueltas y dada la agradable temperatura que hacía, lo hicimos en uno de los puestos del parque. El que más nos convenció era uno que servía comida árabe, así que compartimos unos contundentes platos de kebab y falafel por 990R.
De vuelta a nuestro hotel, nos desviamos un poco para ver las estaciones de Novoslobodskaya, con preciosas vidrieras, y Belorruskaya, que es como entrar a la sala de un museo.
Por último, también paramos en Mayakovskaya, con unos arcos muy curiosos.
Un día muy bien aprovechado ¿No créeis?
GATOS DEL DÍA PARA 2 PERSONAS
- Desayuno: 186R
- Comida en Izmailovo: 1350R
- Cena: 990R
Total Gastos: 2526R (Souvenirs aparte)
El primer destino era el Palacio del Zar Alexei Mikhailovich, una fiel reproducción del que fue el último palacio de madera de la época de los zares. Está situado en un enorme recinto llamado Kolomenskoye, y para verlo completo, tendréis que bajar en dos paradas de metro seguidas.
Nosotros primero bajamos en Kashirskaya, en el sur de la Linea 2. Una vez fuera del metro no se ve nada “visitable”, pero hay que cruzar de frente, siguiendo el línea recta y pasando por varios pasos subterráneos hasta llegar al palacio de madera. Caminamos tranquilamente por los alrededores disfrutando del buen tiempo, con un sol que hacía resaltar aún más los colores del edificio.
Regresamos al metro y bajamos en la parada de Kolomenskaya, que era la anterior. Allí tendréis que preguntar a algún transeúnte por la ubicación del parque, pero os puedo decir que saliendo del metro hay que seguir de frente caminando por la izquierda de la avenida principal. La entrada al recinto es gratuita.
Se trata de un gran parque florido con pequeños restaurantes de madera, que aún estaban cerrados. Además de pasear por los aledaños, también visitamos las dos iglesias, ambas necesitadas de una reforma para estar a la altura del resto del parque. Una es la Iglesia de la Ascensión, construida para conmemorar el nacimiento de Iván “El Terrible” y junto a ella, la Iglesia de Nuestra Señora de Kazán.
La verdadera razón por la que habíamos ido hasta esa parte del parque era para ver las casas de madera construidas siguiendo el patrón de las de la Rusia rural, y tengo que decir que eran de lo más acogedor para el frío invierno.
Terminada la visita, regresamos al metro. Cuando llegamos a la línea circular, hicimos el cambio para dirigirnos al Mercado de Izmailovo. De camino, visitamos la estación de Paveletskaya, en la correspondencia entre las líneas 5 y 2.
Ya en la línea 3, fuimos bajando en prácticamente todas las paradas, porque era cada cual mejor que la anterior. Nos gustó mucho el techo con luces circulares de Elektrozavodskaya y las estatuas de Partizanskaya, nuestro destino.
Una vez fuera del metro, tenéis que dirigiros hacia la izquierda, la calle que va entre el hotel y el centro comercial que veréis. Al final, divisaréis el fantástico Mercado de Izmailovo, el mejor lugar para haceros con souvenirs y todo tipo de artículos vintage relacionados con la URSS.
La imagen de su Kremlin os situará a medio camino entre “El País de las Maravillas” y un decorado de una película de caballeros y princesas. Aunque el domingo es el día más animado, el mercado se encuentra abierto todos los días de la semana de 10 a 16 y la entrada en teoría es de 10 rublos, aunque al parecer no siempre la piden porque nosotros entramos gratis.
Era jueves y había algunos puestos abiertos. El domingo suponemos que estaría mucho más animado, pero seguramente la visita hubiese sido más agobiante con todos los turistas y de esta forma lo recorrimos tranquilamente a nuestro ritmo, tomando fotos y regateando. Como os digo, los souvenirs son mucho más baratos aquí que en cualquier otro lado, podéis encontrar matrioshkas grandes por 200-300R y bonitas tazas por 200-400R.
La oferta gastronómica no era mucha, pero comimos estupendamente en una barbacoa. Escogimos unas enormes brochetas de salmón y cordero, ambas con su guarnición. Con las bebidas incluidas el total fue de 1350R, algo caro en comparación al resto pero muy bueno.
Seguimos recorriendo un rato más el mercado para hacernos con todos los souvenirs que íbamos buscando y regresamos al metro para poner rumbo a la estación de Kurskaya y terminar de perfilar el viaje a Suzdal, lo que fue en sí mismo una experiencia.
Llegamos a las taquillas de Kursky Vokzal (Kurskaya) y vimos que había unas 40 con una fila de 3-4 personas en cada una. “Esto irá ligero”, pensamos. Buenos pues a pesar de las apariencias, los 45 minutos de espera no nos los quitó nadie y eso que todos los viajeros eran rusos y hablaban el mismo idioma que la taquillera. Nosotros llevábamos escrita en ruso en el móvil la frase “¿Cuánto vale un billete en clase turista a Vladimir sobre las 7 de la mañana del sábado con vuelta a las 8pm?” Ya os conté que eran tantas y tan confusas las informaciones al respecto que queríamos tener todo bien atado antes de internarnos en la Rusia rural por nuestra cuenta. Cuando por fin nos tocaba el turno, una señora que había estado delante de nosotros nos pidió permiso para comentarle algo a la taquillera antes que nos tocara o eso deduje, porque me lo dijo en ruso. Me preguntó que si hablaba francés y le dije que español e inglés, y francés un poquito… pero eso fue suficiente para ella para seguir toda la conversación en el idioma de nuestro vecino del norte, diciendo que ella era rusa pero vivía en Toulouse y que nos ayudaría con la compra ¿Quién me iba a decir a mí que iba a rescatar mi olvidado inglés del instituto para comprar un billete de tren en Rusia? NADIE.
Expliqué a la mujer que lo que queríamos y ella se entendió con la taquillera y como habíamos previsto, no era nada parecido a lo que habíamos visto en la web de ferrocarriles rusos, ni por horarios ni por precio, aunque en este punto se asemejaba más a lo leído en blogs, aunque tampoco concordaba del todo. El caso es que compramos dos billetes ida y vuelta, con la ida en tren regional y la vuelta en tren rápido, ambos trayectos en clase turista por 1175R por persona ¡Misión cumplida!
Volvimos al metro y de camino al siguiente punto paramos en Komsomolskaya, probablemente la estación más bonita de todo Moscú.
Paramos también en la estación Prospekt Mira. Como veis, es muy dificil dejarse alguna.
Una vez hechas las pertinentes fotos, tomamos el tren de nuevo hasta llegar a la parada VDNKh, donde se encuentra el Centro Panruso de Exposiciones, una enorme explanada donde Stalin mandó construir numerosos pabellones para ensalzar los logros soviéticos.
Mi monumento favorito sin duda es el de los Cosmonautas, simple y colosal, fiel a los principios de la URSS.
También pudimos ver una exposición de aviones, cohetes, tanques, un gran arco triunfal y la Fuente de la Amistad de los Pueblos con su espectáculo de agua.
Recorrimos todo el recinto y a la salida nos dirigimos a un gran monumento que habíamos visto a lo lejos, que resultó ser el monumento llamado “Obrero y Koljosiana”, que sostienen la hoz y el martillo.
Se trata de una estructura de acero de 24 metros que presidió el pabellón ruso de la Expo de París en 1937, aunque esto no lo supimos hasta más tarde, cuando investigamos la pieza. Fue toda una sorpresa para nosotros, nos impresionó muchísimo.
Teníamos algún que otro restaurante cercano para cenar pero por no andar dando más vueltas y dada la agradable temperatura que hacía, lo hicimos en uno de los puestos del parque. El que más nos convenció era uno que servía comida árabe, así que compartimos unos contundentes platos de kebab y falafel por 990R.
De vuelta a nuestro hotel, nos desviamos un poco para ver las estaciones de Novoslobodskaya, con preciosas vidrieras, y Belorruskaya, que es como entrar a la sala de un museo.
Por último, también paramos en Mayakovskaya, con unos arcos muy curiosos.
Un día muy bien aprovechado ¿No créeis?
GATOS DEL DÍA PARA 2 PERSONAS
- Desayuno: 186R
- Comida en Izmailovo: 1350R
- Cena: 990R
Total Gastos: 2526R (Souvenirs aparte)