Una vez más madrugamos para evitar las tediosas colas. A las 09:00 nos acercamos a la taquilla que se encuentra junto al arco de Constantino para comprar las entradas del Coliseo+Foro+Palatino (12€), taquilla en la que por otro lado solo se puede pagar con tarjeta de crédito. No había mucha gente, aun así, al tener reservadas previamente las entradas a los subterráneos y tercer nivel, accedimos por otra cola en la que no había nadie. La ruta guiada no era hasta las 13:00, por lo que empezamos la visita por el foro romano y el palatino.
Al Foro romano accedimos por la Vía Sacra, atravesando el Arco de Tito. Después de recorrer el foro subimos al Monte Palatino, lugar donde los emperadores romanos edificaron sus viviendas y de las que solo quedan unas cuentas estructuras de adobe. Las vistas de la ciudad desde los distintos miradores del Palatino son espectaculares.
Cuando quisimos darnos cuenta ya era casi la hora de la visita guiada, por lo que accedimos al Coliseo. Lo hicimos relativamente rápido ya que, al disponer ya de las entradas, solo tuvimos que hacer fila para pasar los controles de seguridad.
Adquirir las entradas para visitar los subterráneos y el tercer nivel del Coliseo fue todo un acierto. Adelaide, nuestra guía, era muy simpática y toda una profesional. Sus explicaciones sobre la historia del Coliseo nos ayudaron a entender que lo que estábamos viendo no solo eran piedras apiladas. Además, pudimos acceder a zonas a las que no se tiene acceso con la entrada ordinaria.
En primer lugar, visitamos la arena, donde nos confesó que lo único que era fiel a la realidad de lo que se ve en la película Gladiator era precisamente la arena (cómo era y lo que pasaba dentro de la misma). Luego nos explicó que el anfiteatro Flavio, su verdadero nombre, adopto el nombre con el que lo conocemos actualmente por una colosal estatua de bronce que había en uno de sus laterales. Dicha estatua ya no existe pues se fundió para reusar el bronce del que estaba hecho.
Continuó sus explicaciones indicándonos que a lo largo de los años, el Coliseo paso de la gloria (ser un lugar donde se organizaban juegos) a ser un recinto abandonado donde se guardaban los animales y donde vivía la gente. Luego, con el tiempo, paso a usarse como una cantera, de la que se extrajo el metal de las grapas para forjar armas y el mármol para edificar la Basílica de San Pedro. Cuando fueron conscientes de su error, el Papa Benedicto XIV lo declararó lugar santo para preservarlo y es por ello que actualmente existe una cruz en el interior.
A continuación, bajamos a los subterráneos (el backstage de los juegos de la época, tal como los definió Adelaide). En ellos vimos donde aguardaban los gladiadores a subir a la arena, donde se almacenaban las fieras y como eran las cerca de 60 rampas que se usaban para subir el atrezo de las batallas que se caracterizaban en los espectáculos.
Por último, subimos al tercer nivel, donde disfrutamos de las vistas privilegiadas del interior del Coliseo.
Al terminar la visita guiada optamos por abandonar el Coliseo y continuar nuestra visita.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
De camino a la plaza de la Bocca della Veritá paseamos por el Circo Máximo, del cual no queda gran cosa. También paramos a comer en un restaurante de la zona llamado 0,75 y en el que comimos de vicio por un módico precio.
Cuando acabamos de comer fuimos a la iglesia de Santa Maria in Cosmedin que se encontraba al lado y donde se encuentra la Boca de la Verdad. Tras esperar unos 20 minutos a que llegara nuestro turno, introducimos nuestras manos en la boca y pasamos con éxito la prueba. Luego accedimos al interior de la iglesia y visitamos la cripta de Adriano, por la que piden un donativo para visitarla. Nosotros dimos 2€.
A continuación, nos dirigimos hacia el Panteón de Agripa, conocido popularmente como la rotonda por ser un templo de planta circular. Después de visitar el interior continuamos hasta la plaza Navona, en la que había un ambiente muy bohemio y que estaba llena de músicos, pintores, … y, claro está, de turistas.
Por último, antes de cenar e ir al hotel a descansar, nos acercamos nuevamente hasta la Fontana de Trevi, donde pasamos un buen rato disfrutando de la fuente y de los fabulosos helados que venden en la heladería que hay en la misma plaza.