Hoy iremos desde Vicenza, donde hemos pernoctado, hasta Padua. Visitaremos los lugares más significativos de esta pequeña ciudad y después iremos a devolver el coche de alquiler a las oficinas del aeropuerto de Venecia, donde lo recogimos hace hoy 10 días. Después, pasaremos nuestra primera tarde en Venecia.
El desayuno en el Key Hotel de Vicenza es tan básico como las habitaciones. Aún así, no está mal; hay variedad de opciones dulces y saladas. Bastante decente para lo que hemos pagado por este alojamiento.
En 35 minutos de carretera estamos en Padua, en el Interparking Park Padova Centro (45°24'42.1"N 11°52'57.7"E), un moderno parking cubierto pegado al río Brenta, justo al noreste del centro histórico de la ciudad.
PADUA
Lo más destacable de esta ciudad medieval es la Serie de frescos del S.XIV, declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. ¡Cuantos Patrimonios de la Humanidad en este viaje!
Las Series de frescos son un conjunto de pinturas murales al fresco diseminadas por varios edificios de Padua, la mayoría de ellas pintadas por Giotto en el S.XIV. Se pueden visitar edificio por edificio, pero creo que también existe algún tipo de entrada conjunta, aunque no tengo mucha información de esto porque no es nuestra intención pararnos a verlos.
Nuestra visita de Padua va a ser más somera; tenemos que estar a las 15:00 como muy tarde en el aeropuerto de Venecia para devolver el coche.
Lo primero que encontramos al salir del parking, tras cruzar el río, es la Capella degli Scrovegni. Esta capilla es uno de los lugares donde pueden verse frescos de las Series. Concretamente, murales de Giotto pintados entre 1303 y 1305. La capilla y los frescos fueron un encargo de un tal Enrico Scrovegni, hijo avergonzado de un usurero, que quiso con esta ofrenda purgar los pecados de su padre, por lo que pueden verse en las pinturas muchas referencias al dinero y a la usura.
Como ya he dicho anteriormente, nosotros no entramos a ver los frescos, pero sí damos una vuelta en torno a los jardines que rodean la capilla. En ellos hay unos restos de un anfiteatro romano del S.I.

Jardines de la Capella degli Scrovegni (Padua)
Seguimos hacia el sur, atravesamos la Piazza Garibaldi y continuamos por la Via Santa Lucia, una céntrica calle donde se encuentran varios palacios de los S.XIV y XVI entremezclados con edificaciones más modernas. Todo el barrio al norte de esta calle fue el antiguo barrio medieval de Padua, un laberinto de calles pintorescas que fue tristemente demolido a principios del SXX para abrir calles más anchas y rectas y crear un nuevo barrio más moderno.

Via Santa Lucia (Padua)
En esta misma Via Santa Lucia está la Casa di Ezzelino. Precioso edificio superviviente de la Padua medieval, es la más antigua residencia privada que se conserva en la ciudad. Actualmente es de propiedad privada y no se puede visitar el interior. El exterior casi tampoco se ve mucho porque está completamente cubierto de plantas trepadoras.

Casa di Ezzelino (Padua)
Nos desviamos por Via Stefano Breda y ya empezamos a vislumbrar desde aquí el espacio de la Piazza della Fruta:

Viendo la Piazza della Fruta por el ojo de la cerradura
En la Piazza della Fruta se encuentra uno de los más imponentes edificios de Padua, el Palazzo della Ragione. Construido en el S.XIII, era sede del gobierno y de tribunales. La planta superior es un impresionante salón de 27 metros de ancho por 81 metros de largo y otros 27 metros de altura, diáfano, con frescos de las Series. En la planta baja hay actualmente unas galerías de alimentación.

Palazzo della Ragione en Piazza della Fruta (Padua)
También permanece discretamente en la Piazza della Fruta un vestigio de la Edad Media, la Colonna del Peronio. Es una columna rematada por un capitel muy original, decorado con una calabaza, un membrillo, una palmera y un peral (hoy ya muy desgastados). Se supone que son elementos alegóricos del uso original de la plaza como mercado de frutas.

Colonna del Peronio en Piazza della Fruta (Padua)
Si rodeamos el Palazzo della Ragione observaremos que la fachada opuesta da a otra plaza. ¿Cómo se llama esta plaza? Oohhh… No puede ser… Piazza delle Erbe.

Palazzo della Ragione en Piazza delle Erbe (Padua)

Galerías comerciales en los bajos del Palazzo della Ragione
A lo largo de los paseos que estamos dando esta mañana por Padua estamos observando que es una ciudad llena de plazas; muchas de ellas casi conectadas entre sí. Este efecto da como resultado ciudades muy humanas y acogedoras.
Separada tan sólo por una manzana de edificios de las Piazzas della Fruta y delle Erbe hay otra plaza. ¿Cómo se llama? ¿Tal vez Piazza dei Signori? ¡Siiiiii!


Reloj astronómico de la Torre dell’Orologio (Padua)
Deambulamos ahora un rato por el Ghetto di Padua, al sur de la Piazza delle Erbe. Este barrio judío comprende el entramado de callejuelas estrechas, porticadas y adoquinadas en torno a la Via S. Martino e Solferino. Es uno de los barrios judíos medievales que ha llegado hasta nuestros días mejor conservados. Muchos judíos iban a vivir a Padua porque su Universidad era de las pocas que los admitía como estudiantes, aún pagando el doble de tasas. La mayoría de los judíos elegía los estudios de Medicina, sobre todo a raíz de crearse en Padua el primer Teatro Anatómico, del que hablaré a continuación.



Ghetto di Padua
Actualmente ha desaparecido el carácter de ghetto de este barrio y se ha convertido en zona de restaurantes, marcha y de copas.

Zona de ocio en el antiguo Ghetto di Padua
Se puede observar cómo en todas las fotografías que estamos tomando en Padua se ve poca gente. No estamos haciendo ningún esfuerzo especial por esquivar la gente, como hemos tenido que hacer en otros lugares; es que no hay prácticamente turistas. Padua se ve una ciudad tranquila y muy auténtica. ¡Nos está gustando!
He mencionado un poco más arriba el Teatro Anatómico. Se trata de una instalación construida en 1584 dentro del Palazzo del Bo como aula de Medicina y consistía en un espacio completamente cerrado, sin luz ni ventilación, de planta elíptica y seis niveles de altura. En cada uno de los niveles había unos bancos corridos todo alrededor, donde se sentaban los estudiantes, y una barandilla por la que se asomaban a ver las disecciones de cadáveres que hacían los maestros abajo, en el centro. Se alumbraban con antorchas y el ambiente era fétido, no sólo por la falta de ventilación sino por el olorcito que emanaban los cadáveres, ya que las clases podían llegar a durar ¡hasta tres días! Me hubiera gustado verlo, por la curiosidad de entender lo duro que era el aprendizaje de los universitarios antiguamente; pero la visita es guiada e incluye el Palazzo del Bo entero, y no tenemos tiempo para eso.
Seguimos, pues, caminando hacia el sur por la Via Umberto, que es una larguísima calle adoquinada con los bajos porticados en uno de sus lados, bastante bonita.

Preciosa Via Umberto (Padua)
Hasta que llegamos a la enorme plaza Pratto della Valle. Dicen que es la plaza más grande de Italia, pero creo haber leído lo mismo de alguna otra, así que lo dejo en duda. Grande sí que es, desde luego. Tiene forma elíptica y está bordeada por un canal sobre el que cruzan unos puentecillos para poder ir al centro. Un poco al estilo de la Plaza de España de Sevilla, pero ni mucho menos tan bonita, al menos para mi gusto.


Pratto della Valle (Padua)
Vamos ahora a visitar la preciosa Basílica de Sant’Antonio de Padua.


Sant’Antonio di Padova por fuera
No es la catedral de Padua; la catedral es el Duomo, que no nos hemos acercado a ver. Es una iglesia, una de las más grandes del mundo. Fue construida en los S.XIII a XIV con una mezcolanza de estilos románico y gótico, y rematada con cúpulas bizantinas. También aquí se pueden ver frescos de las Series de la UNESCO. La visita interior es gratuita y merece mucho la pena porque es preciosa por dentro tanto como por fuera.



Sant’Antonio di Padova por dentro
En una de las capillas se guardan algunas reliquias de San Antonio; entre ellas su lengua incorrupta.
En la plaza donde se encuentra la Basílica de Sant’Antonio de Padua hay una estatua del célebre escultor Donatello (S.XV) que representa al comandante italiano Gattamelata a caballo. Tiene la importancia de ser una de las primeras estatuas ecuestres del Renacimiento. Hoy está tapada por unos telones por obras de restauración, así que no podemos verla.
Volvemos ya hacia el parking a recoger el coche para hacer el que será el último trayecto antes de devolverlo a la agencia de alquiler.
Padua nos ha gustado. Muchas calles porticadas hacen agradables los paseos y se ve una ciudad muy apacible y auténtica que aún no está devorada por el turismo.
Llegamos antes de las 15:00 horas al aeropuerto de Venecia, donde están las oficinas de alquiler del coche, y lo devolvemos sin ninguna incidencia.
Vamos ahora a Venecia. Tenemos el resto de la tarde para una primera toma de contacto.
VENECIA
No me voy a extender con Venecia porque todo el mundo la conoce y cualquier cosa que yo pueda contar aquí estará mucho mejor explicada en miles de libros o páginas de Internet. Así que me voy a limitar a comentar algunos temas prácticos y poner unas cuantas fotos intentando animar a aquéllos que aún no han venido, porque de verdad que merece la pena conocerla.
Nosotros habíamos sido siempre reacios a venir porque cada vez que vemos fotos o reportajes está abarrotada de gente, y es algo de lo que tratamos de huir. Sólo podemos viajar en julio/agosto y coincidir con miles de turistas es inevitable. El visitar este año Venecia ha sido porque veníamos a este aeropuerto, y ya que estábamos aquí ¿cómo no íbamos a venir a conocerla?
Pues bien, tengo que decir que Venecia NOS HA ENCANTADO a los tres. A pesar de las hordas de turistas, hay que venir a verla. Es una belleza que sólo se experimenta in situ; por muy bonitas que sean las fotos que has visto, nunca van a igualar lo que perciben tus sentidos en la realidad.
Además, hay mucha gente en los lugares clave -Plaza de San Marcos, Puente Rialto, etc.-. Pero en cuanto que te sales de las zonas específicamente turísticas puedes vagabundear por callejuelas casi desiertas que siguen siendo igual de bonitas. Porque Venecia no es sólo un bello casco histórico; es toda ella una continuidad, una maraña de callejones, canales y puentecillos donde, vayas por donde vayas, siempre vas a encontrar algún rincón pintoresco o algún enclave digno de fotografiar.

Para llegar desde el aeropuerto Marco Polo hasta la isla de Venecia cogemos el Bus nº 5, que deja en la Piazzale Roma. Los billetes se sacan en las máquinas de ACTV que hay junto a la parada y cuestan 10 € el sencillo y 18 € ida y vuelta. Nosotros compramos los de ida y vuelta porque regresaremos en dos días al aeropuerto para volver a casa.
El bus tarda unos 25 minutos en hacer el recorrido. Una vez en Piazzale Roma, nosotros vamos a ir andando con el equipaje hasta nuestro hotel, porque está a escasos 8 minutos a pie de aquí. Sin embargo, dependiendo de dónde tenga cada uno el alojamiento, es posible que le venga bien coger un vaporetto en Piazzale Roma.
Los vaporettos 1 y 2 se cogen en Piazzale Roma y recorren el Gran Canal. Si tu hotel está en algún punto cercano a éste, te va a venir bien cogerlos. Hay muchos puntos de embarque de los vaporettos a lo largo del Gran Canal, en ambas orillas. El vaporetto 1 va parando en todos los embarcaderos, haciendo zig-zag de una orilla a otra. El vaporetto 2 va más rápido porque no para en todos los embarcaderos, así que hay que asegurarse de que tenga parada en el que a ti te interesa. En cada embarcadero hay paneles informativos de las paradas, así como pantallas que van indicando cuándo viene el siguiente vaporetto. La frecuencia es alta; en 5 o 10 minutos vendrá alguno.

Un tema importante es el precio de los billetes. Cada viaje sencillo en vaporetto cuesta 9,50 €
Nosotros hemos comprado los abonos online, pero no merece la pena porque luego hay que ir a una taquilla de ACTV a validarlos y eso nos hace perder más tiempo que si los hubiéramos comprado directamente aquí, en una máquina expendedora.

Nosotros nos alojamos en el Hotel Tivoli de Venecia, en el barrio de Dorsoduro. Estamos muy cerquita del muelle de S. Toma, donde paran ambos vaporettos, el 1 y el 2. Es un hotel de 2 estrellas sin ascensor, de lo más económico que pude encontrar en Venecia. Nos dan una habitación que es una buhardilla con una pequeña terraza desde la que tenemos la bucólica visión de los tejados de alrededor y de las gaviotas volando.

Vistas desde nuestra habitación en el Hotel Tivoli de Venecia
Menos bucólica es la aterradora visión de dos pilares de madera de nuestra habitación, que no llegan a apoyar en el suelo.

Los pilares "colgandeiros" nos mosquean un poco, pero nos intentamos tranquilizar pensando que seguramente llevan así mucho tiempo y no vamos a tener la mala pata de que justo se vaya a caer hoy la cubierta sobre nosotros. Probablemente los recortaron Manolo y Benito porque les molestaban para poner el rodapié. "Total, si sólo es recortar un poquito, aquí abajo". No nos extrañaría nada porque conocemos un caso real muy similar.
Esta tarde vamos a ver lo más esencial, el Puente Rialto y la Plaza de San Marcos y aledaños. Mañana por la mañana visitaremos Burano y Murano y todavía tenemos la tarde de mañana y la mañana del día siguiente para seguir viendo Venecia.

Puente de Rialto

Vistas desde el Puente de Rialto

Plaza de San Marcos


Basílica de San Marcos

Campanile de San Marcos

Palacio Ducal

Puente de los Suspiros

Embarcadero de góndolas junto a Plaza San Marcos
Ya al atardecer nos acercamos al Puente dell’Accademia para cruzarlo y llegar hasta la punta llamada Fondamenta Salute, donde está la Basílica de Santa María della Salute, para poder ver Venecia desde otra perspectiva.

Ponte dell’Accademia


Vistas desde el Ponte dell’Accademia



Atardecer en Venecia desde Fondamenta Salute
También, mirando hacia el lado opuesto, tenemos un precioso atardecer con el último sol incidiendo sobre la fachada de S. Giorgio Maggiore, en la isla de enfrente.

Atardecer sobre S. Giorgio Maggiore
Y así terminamos el día de hoy. Mañana por la mañana visitaremos las famosas islas de Murano y Burano y por la tarde seguiremos pateando Venecia.
