Despedimos Viñales muy temprano para continuar en bus hacia nuestro siguiente objetivo: Playa Larga. Hicimos una breve parada a mitad de camino en una “estación de servicio” donde pudimos desayunar unos sándwiches por unos 3CUC cada uno. Lo cierto es que el bar era bastante moderno. De hecho, al entrar encontrabas como un punto de información donde podías leer acerca de la ruta del tabaco. Se agradece, sobre todo porque nuestro viaje fue en octubre, cuando los secaderos están vacíos. Así, por lo menos, puedes ver fotografías a todo color sobre la magia de la fabricación del tabaco.
Viazul no hace parada en Playa Larga sino en el pueblo anterior, que es Jagüey grande, pero sí recogen pasajeros en Playa Larga en dirección a Cienfuegos. Uno de los momentos de risa de nuestro viaje a Cuba fue cuando nos bajamos del bus ahí, en Jagüey grande. El autocar se paró en medio literalmente de la nada (una oficina, una cafetería y un coche aparcado, nada más) y el resto de los turistas nos miraron pensando “y estos locos? Qué **** hacen bajando aquí?”.
Tenemos que reconocer que por la mente se nos pasó “nos hemos equivocado eligiendo este sitio inhóspito” pero luego no nos arrepentimos en absoluto.
Aún en España, una de las cosas que estuvimos mirando era la forma más práctica de viajar de un punto a otro del mapa y vimos que en Jagüey Grande necesitaríamos un taxi que nos llevara hacia nuestro hotel en Playa Larga ya que el bus no paraba directamente. Cuando pusimos el pie en tierra firme, cuales astronautas en la Luna, una chica se nos acercó y nos preguntó que hacia dónde íbamos. Esta señora, que trabajaba en la oficinita, nos puso en contacto con el único taxista que se encontraba esperando a que llegase el bus. En principio, nos ofreció 25 CUC el trayecto pero le comentamos que habíamos visto que lo normal eran 20 (según los foros) y accedió a trasladarnos después de un microsegundo de silencio incómodo para todos.
Tras haber sido devorados por los mosquitos de Cayo Jutías, nuestra principal preocupación al continuar el viaje era si al llegar a la Ciénaga de Zapata, tendríamos que hacernos una transfusión sanguínea, jajaja! De hecho fue una de las cosas que le preguntamos al taxista que nos llevó hacia nuestro hotel. Muy amablemente nos explicó que el gobierno hace fumigaciones periódicas para paliar las plagas de insectos. Al mirar a los lados de la carretera, era todo manglar y de hecho se encontraban algunos criaderos de cocodrilos, muy valorados por la posibilidad de comértelos tú a ellos como plato gourmet.
De camino a Playa Larga puedes encontrar carteles que te recuerdan la historia vivida durante la guerra fría en la Bahía de Cochinos en la que tropas de cubanos exiliados, apoyados por Estados Unidos intentaron invadir Cuba en 1961. Las Fuerzas Armadas Revolucionarias cubanas consiguieron vencer y los supervivientes fueron intercambiados por medicamentos y maquinaria para el campo, que ya escaseaban tras el bloqueo.
Una vez llegamos al Caletón, el taxista nos paró en la puerta de nuestro hostal. Nos deshicimos de nuestro equipaje y después de valorar varias opciones de rutas (que hay varias y muy buenas como la famosa Cueva de los peces), optamos por almorzar y quedarnos en la playa que daba a la puerta de atrás de la misma casa. Agua cristalina, poco profunda y con pececitos tropicales (hasta estrellitas de mar!!). Mira el video si quieres
En cuanto al alojamiento, fue un gustazo guiarnos por la experiencia del blog de los viajes de Claudia ya que con el Hostal El Legendario acertamos de pleno. Dani siempre recuerda que la forma en la que le cocinaron su plato de langosta en aquella casa fue probablemente la más rica del viaje. Yo comí pollo y después de probar cosas más ricas en lugares anteriores, me prometí no volver a comerlo más hasta que volviésemos a España.
Pasadas las 5 de la tarde, la pequeña playa se animó algo más y ya no estábamos completamente solos ni en el agua con nuestras gafas de snorkel ni en la arena. Se nos unieron unos 4 o 5 grupitos de personas buscando la sombra preciada de las palmeras. Miguel nos preparó unas limonadas y unas cervezas que nos trajo hasta la playa y así fue nuestra tarde de relax. Estando en la playa se nos acercó una señora pidiendo limosna y hasta el tubo de bucear para su nieto con asma. Los perros de la zona la perseguían ladrándole, por lo que ya les era conocida. Poco más tarde el sol se escondió por entre las casas haciendo sombra y fue el momento de recoger los bártulos.
Después de ducharnos, decidimos salir de la casa y dar una vuelta. Justo a la entrada del caletón había un “Centro comercial” con una minitienda de productos básicos, un restaurante y un bar con el reaggetton saliendo de un canal musical de la televisión. Después de pedirnos algo de beber, nos ofrecieron quedarnos a cenar y probar la carne de cocodrilo. Se parece al pollo pero más duro y, dicen, tiene un regusto al final como a marisco pero yo no se lo noté.
Después de cenar, se nos había hecho de noche y el barrio, aunque no tiene pérdida porque son 4 calles, estaba bastante oscuro. Cuando íbamos caminando, nos quedamos con indicaciones básicas de cómo volver pero de noche, a la primera de cambios, nos metimos por otro sitio y nos costó un poco encontrar la casa, jaja! Al llegar, aprovechando la fantástica noche, nos tomamos unos cubalibres con Miguel en la terraza hablando de series, de Cuba, de puros, de todo y nada… Fue bastante agradable. Lo que se dicen unas auténticas vacaciones
La mañana siguiente, nos levantamos prontito, desayunamos y pedimos un bicitaxi para que nos dejase en la “singular” parada de autobús del Viazul. Si, es un tanque hecho monumento, jajaja! Como fuimos bastante temprano por si las moscas, nos dio tiempo de hacernos algún amigo perruno que estuvo esperando con nosotros buscando la sombrita.
Si quieres ver más sobre nuestra estancia, échale un ojo a nuestros videos de Playa Larga.
Siguiente parada, Cienfuegos!