Nuestra segunda jornada completa en Queenstown la iniciamos como la anterior. Nos había gustado mucho el desayuno del Patagonia así que, ¿para qué cambiar?, por lo que pedimos y disfrutamos prácticamente lo mismo: flat white, cruasanes, zumo, macedonia... Cuando terminamos y siguiendo nuestro plan nos subimos al coche y enfilamos en dirección a Glenorchy, un pueblo en el extremo norte del Wakatipu a poco más de 45 kilómetros de donde estábamos. Tenía muchas ganas de llegar hasta allí porque no sólo había sido una de las muchas localizaciones donde se rodó 'El señor de los Anillos' (aquí estaba el reino de Rohan), sino porque aquí se había rodado también la serie de televisión 'Top of the lake', que me había gustado mucho hace unos años. La intención era disfrutar de los paisajes que nos ofrecía la carretera, sobre todo, y vaya si disfrutamos:











De vuelta a nuestra base, no sin antes parar otra media docena de veces al borde de la carretera para extasiarnos con las vistas, dedicamos la tarde a hacer algunas compras y a pasear por los espectaculares Queenstown Gardens, donde sacamos muchas más fotos y, como anécdota, sufrimos una súbida racha de viento que a punto estuvo de derribarnos. Nos mantuvimos firmes y no nos dejamos arrastrar...






También aprovechamos para hacer algo imprescindible si estás por aquí: comer una hamburguesa en el ya mencionado Fergburger. Las colas seguían siendo interminables, pero a media tarde disminuyeron un poco y tras unos diez minutos de nada estábamos haciendo el pedido. Aquí también hubo anécdota: en cuanto me entregaron lo que habíamos solicitado (entre otras viandas pedimos una hamburguesa Big Al: doble de carne, dos huevos fritos, bacon, cebolla caramelizada, queso, tomate, alioli y no sé qué más... Sí, lo sé, es una guarrada. ¡Pero os aseguro que estaba buenísima! Creo que fueron 17,90 NZD, y bien gastados que estuvieron) la bolsa que la contenía se rompió, tanto por el peso como porque la salsa se había salido de la hamburguesa y había ablandado el papel... ¡y la Big Al cayó encima de mi pie...!
A mí se me quedó cara de tonto, lo reconozco, pero lo gracioso fue el "¡Ooooooooooohhhhh...!" que soltaron todos los presentes al unísono... No hubo problema: una chiquilla que trabajaba allí se acercó rápidamente, pidió disculpas y dijo que en tres minutos me traería otro pedido igual. Creo que no tardó ese tiempo, así que la cosa se quedó en eso, en simpática anécdota. Como acabo de escribir, estaba buenísima:

Después de eso el día 17 también finalizaba, qué remedio; así que otro paseo más, donde pudimos comprobar que ya la gente celebraba el San Patricio sin recato, y de vuelta al Platinum para dormir por última vez en esta maravillosa ciudad. Una cosa que nos llamó la atención, por cierto, fue que allí se permite el botellón, pero organizadísimo: hay horario de finalización tanto en la playa del lago como en las plazas, y se insta mediante señales de tráfico a la gente a que recoja su basura, a que dejen el lugar limpio. Y esa es la clave: la colaboración de las personas. Porque, tal y como pudimos observar, todo el mundo llevaba botellas de alcohol, sí, pero en ningún sitio quedaba ni un vaso de plástico que atestiguase que allí se había celebrado un macrobotellón...
Cuánto tenemos que aprender por aquí en algunos sentidos...

Al día siguiente nos esperaba otro 'momentazo' que yo ya había vivido, pero quería que ellas disfrutasen como yo lo había hecho... ¡¡Milfond Sound!! Y tocaba rezar para que el tiempo acompañase...