Durante la noche del sábado hemos podido disfrutar del espectáculo de una tormenta veraniega con rayos que iluminaban por completo el bosque y truenos que se acercaban y se alejaban a su antojo. Una experiencia única e inesperada teniendo en cuenta la ola de calor que nos ha pillado.
Una vez despertamos para desayunar, el aire es más limpio y la tierra ya no emana calor sino aroma a mojado. Decidimos dar una vuelta por los alrededores del hotel, desde el que salen varios caminos hacia la naturaleza más pura. Paseamos por el bosque hasta encontrar un banco a la sombra, enfocado hacia el pueblo y grabamos en nuestras retinas el momento.

De vuelta en el hotel, hacemos el check-out y ponemos rumbo a Estrasburgo, nuestro último destino. Volvemos a cruzar la frontera a Francia y al cabo de hora y media llegamos a nuestro hotel, esta vez un Ibis muy cercano al barrio de la Petite France. Dejamos las maletas y vamos directos a la plaza Benjamin Zix para comer en la terraza de un restaurante muy coqueto, ‘La corde à linge’ donde degustamos la tabla de patés y quesos (planchette), una ensalada y ‘Le Coton’ (pollo con salsa de champiñones y noodles alsacianos). ¡Todo delicioso! Muy recomendable, tanto por la comida y su precio como por el lugar de ensueño que lo rodea. Más tarde, cuando el calor da una tregua, salimos a conocer mejor la Petite France, un barrio repleto de casas que te transportan al pueblo de la Bella y la Bestia, donde cada rincón tiene su magia, y la isla con los puentes cubiertos (que ya no están cubiertos). Cogemos el barco que recorre el río Ill y explica la historia de esta ciudad que no siempre ha sido francesa, sino que ha ido saltando de alemanes a franceses durante toda su historia. Desde el barco observamos la zona del Parlamento Europeo, el barrio alemán y las presas de la ciudad.


Más tarde, cenamos en un restaurante cercano a la catedral una típica Tarte Flambé de cebolla y bacon y nos dirigimos a la catedral para disfrutar del espectáculo de luces nocturno. 15 minutos de música y luces que alumbran la catedral creando ilusiones ópticas y haciendo volar