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Bueno, bueno, bueno! A las 6h ya estábamos en pie! Una buena ducha nos espabilará. Miré por la ventana y el día estaba algo nublado. Mientras no lloviera, todo estaba permitido.
Poco antes de las 7h bajamos a desayunar. Hoy sí que estaba abierto ya.
La mesa que habíamos ocupado los dos días anteriores estaba libre, pero nos sentamos en la de al lado. No la de la china! La del otro lado! Jejejejejejejejeje!
Ese día había menos gente que ayer en el comedor. Estaba todo mucho más tranquilo.
Mira! Sabes qué? Qué me apetecía un montón una tortillita recién hecha! Así que me pedí una de queso, y el chico me la hizo al momento. Calentita, calentita! Mmmmmmmmmmmm! Estaba deliciosa!
También cayeron algunas mini madalenas como las del día anterior, que estaban tremendas!!!!!
Después de recargar las pilas, y llenar el depósito para unas cuantas horas, subimos a la habitación. Acabamos de arreglar la maleta. Aunque no había mucho que arreglar, porque al estar tan pocos días en las diferentes ciudades, no desharíamos las maletas. Así que la cosa era rápida! Nos lavamos los dientes, y ya dejamos la habitación. Qué bien habíamos estado todos esos días! De nuevo, os recomiendo muchísimo nuestro hotel: Clarion Hotel Amaranten.
Bajamos a recepción, devolví las tarjetas (llaves). Dejamos las maletas y dos bolsas en el cuarto que tienen habilitado para ello. La chica nos dio un resguardo para recuperarlas.
Salimos a explorar el patio trasero del hotel. Hay una pequeña terracita.
Salimos del hotel y de nuevo hacía fresquito, como el día anterior. Sobre todo, el hecho de que estuviera nublado ayudaba un poco. Ya llevábamos chaquetilla por si las moscas.
También bajamos por Pipersgatan hasta Hantverkargatan. Decidimos cambiar un poco la ruta, así que bajamos por Parmmätargatan y Kungsholms hamnplan hasta Norr Mälarstrand, justo al ladito del agua. Un paseo bonito y tranquilo.
Aquí podéis ver la fábrica de cerveza que ya os comenté. El edificio es enorme!
Los barquitos estaban atracados a la espera de sus ocupantes.
Eran las 9h y vimos como muchos autocares paraban ya por allí. Teníamos el edificio del ayuntamiento muy cerca, así que toda aquella gente que bajaba de los vehículos, se dirigía al mismo sitio que nosotras.
Entramos al patio del ayuntamiento y ya había bastante gente por allí! Justamente, las visitas empezaban a las 9h. Así que eran los primeros visitantes del día. La visita en castellano no empezaba hasta las 10h, pero preferíamos llegar antes para asegurarnos la entrada.
Entré a comprar las entradas. Ellas pagaron 90SEK cada una (sénior) y yo 110SEK. En total: 290SEK. Nos dio unas pegatinas, para llevarlas bien visibles, y nos dijo que antes de las 10h teníamos que estar allí, porque se formarían los grupos para la visita.
Como aun quedaba mucho, decidimos salir para reservar la subida a la torre. Ellas decidieron que no querían subir, así que iría solo yo. Así que me esperaron fuera sentadas.
Entré a la taquilla, que queda justo en la base de la torre, dentro del patio. Tenía a un par de personas comprando delante. A la torre solo pueden subir 30 personas en cada tramo horario. Finalmente, me tocó. La chica me quería vender las entradas para las 11:10. Ya iba bien, porque teníamos la visita a las 10h. Así que a las 11h ya estaríamos. Pero le pregunté si tenía algo antes. Y me dijo que justo les quedaba una entrada para YAAAAAAAA! Para las 9:10! Oye! Pues sí! La compro! Pagué los 50SEK con la tarjeta, y le dije a la chica que venía enseguida, porque tenía que avisarlas que subía ya.
Mi grupito ya estaba empezando a subir en el ascensor.
Salí, le di la tarjeta a mi madre, y les dije que hasta dentro de un rato! Jejejejejejejeje!
Subí sola en el ascensor! Llegué arriba, a una sala circular con muchas esculturas.
Pero yo ya empecé a subir más, para poder ver las vistas de la ciudad. Hay tramos de todo: rampa, pocos escalones, escaleras de caracol, escaleras estrechitas, escaleras de madera. Pero os diré que no es complicado para subir. Es bastante cómodo.
Este tramo de madera ya fue el último.
De vez en cuando había ventanitas, y ya veía que estaba bastante arriba!
Y al llegar arriba…… TOMAAAAAAAAAAA!!!!!! Vaya vistas! La única pena es que estaba un poco nublado, pero bueno.
Aproveché el tiempo al máximo! Saqué un montón de fotos, hice vídeo, localicé edificios que ya conocía.
Las campanas estaban allí mismo!
Aproveché bien para disfrutar de aquellas vistas, pero a las 9:30 las chicas que vigilaban arriba, nos invitaron muy amablemente a ir bajando ya.
Poco a poco hicimos el camino de vuelta. Yo aproveché para contar todos los escalones que hay. Los conté de bajada, así que solo tenéis que invertir el orden, para saber la subida. Aquí los resultados: el último tramo de madera (el que lleva hasta arriba) tiene 65 escalones. Hay un tramo con escalones estrechos de 15 escalones. Otro tramo combina escalones y rampas, y en total son 21 escalones. 56 escalones tiene un tramo con escalera de caracol, que ya te lleva a la sala circular con las esculturas y el ascensor para volver a bajar. Al llegar al ascensor, también hay la posibilidad de continuar bajando por escaleras, pero, qué queréis que os diga? No, gracias! Habiendo un ascensor…
La hoja con información que cogí de la torre, ponía que había 365 escalones, cuando yo solo había subido 157. Supongo que deben contar los de las otras escaleras que os he dicho. Pero vamos, que creo que todo el mundo sube con el ascensor, eh?
La torre mide 106 metros. Arriba hay 9 campanas; la más pesada, de 3.000Kg. Se utilizaron casi 2’5 millones de ladrillos. Según la información pesa 24.000 toneladas (el doble de la Torre Eiffel). Y claro, en el pico de la torre están las famosas tres coronas (símbolo de Suecia desde el siglo XIV).
Llegamos abajo, salimos al patio y me reuní con ellas. Nos dirigimos a la entrada del ayuntamiento para esperar a que se hiciera la hora.
Nos pudimos sentar alrededor de una mesa. Poco a poco llegó bastante más gente! Poco antes de las 10h avisaron a la gente con una campana. Explicaron los idiomas que se hacían a esa hora (castellano, inglés, alemán y chino. A parte de los grupos organizados externos). Cada guía llevaba una banderita del idioma, para poderse identificar y entramos al patio (el Salón Azul). Nos fuimos con la chica que nos haría la visita.
Éramos unos cuantos en nuestro grupo. Y empezó la visita. La guía se llamaba Emelyn. Y nos empezó a explicar un poco la historia del edificio del ayuntamiento.
Lo primero que nos hizo notar, fue que el patio donde estábamos era el SALÓN AZUL, pero que azul tenía más bien poco. Ya nos explicaría por qué.
La construcción del edificio fue del 1911 al 1923. Pero de dónde viene su historia? En el siglo XVII había un castillo de estilo renacentista que se llamaba Las Tres Coronas, pero un incendio (en 1697) lo dejó en ruinas. Se hicieron planos para un nuevo castillo, el Palacio Real.
En el Palacio Real, el arquitecto del edificio del ayuntamiento, Ragnar Östberg, encontró el primer ladrillo de inspiración; un ladrillo viejo del antiguo castillo de las tres coronas.
Mandó construir 8 millones de ladrillos nuevos, de la misma medida y peso que el original (7Kg). Un millón de ellos se hicieron a mano; la mayoría están en la fachada.
El arquitecto quería dejar el Salón Azul completamente abierto para poder cenar bajo las estrellas, pero claro! Estamos en Estocolmo, eh? O sea, rasca, rasca! Así que puso ventanas bajo el techo, para dar luz natural. El techo es un panel de madera y lona, que hoy en día se puede utilizar como pantalla para proyectar.
El edificio está hecho en estilo romántico nacional. Y como Estocolmo está rodeada de islas, en la sala hay muchos símbolos de agua. Por ejemplo, el suelo está hecho de mármol sueco, que recuerda el fondo de un lago.
El color tenía que continuar por las paredes (querían tapar los ladrillos con revoque azul). De aquí viene el nombre de Salón Azul. Pero, y por qué no es azul????? Pues muy fácil: un día, el arquitecto vino a inspeccionar las obras, y vio el efecto que la luz natural hacía sobre el ladrillo. Como le gustaban los castillos, decidió no tapar. Además, pidió a los albañiles que subieran a andamios, y que con cinceles dieran aspecto de rústico a los ladrillos.
Pero claro, durante los 12 años de construcción la gente preguntaba por el Salón Azul. El 23 de junio de 1923, el día de la inauguración, decidieron que dejarían ese nombre. En el salón se hacen entre 200 y 300 actos al año. Pero sin duda, el más famoso es el banquete de los premios Nobel. Cada 10 de diciembre dan los premios en la sala de conciertos. Antes de las 19h entran todos en el Salón Azul para la cena.
En la sala caben 1350 personas en las mesas. La sala mide 1526 metros cuadrados y se aprovecha al máximo.
A las 19:03 todos los invitados tendrían que estar mirando hacia el balcón, ya que es donde se encuentran los premiados, la familia real, los invitados de honor. Todos juntos bajan la escalera. La noche se planifica minuto a minuto.
Y qué hay, que sea muy importante en una noche así? Las flores! La sala se llena. Siempre son flores de Italia, y cada año cambian los colores. Alfred Nobel murió en San Remo, y la ciudad dona las flores cada año; unas 26000.
Y la música? Bajo el techo hay un enorme órgano, con más de 10000 tubos. Es uno de los más grandes de Europa.
Emelyn nos recordó que teníamos que llevar las mochilas en la mano o delante, por seguridad, y que después veríamos una sala pequeñita donde se podían hacer fotos, pero sin flash.
Subimos la escalera.
Nos dirigimos a la SALA DEL CONSEJO.
Todos los grupos estábamos allí! Madre mía!
Cada tercer lunes de mes, por la tarde, se reúne el consejo municipal. Pero, y por qué por la tarde? Pues porque la mayoría de consejeros no están allí en jornada completa, sino que tienen otro trabajo. Así que necesitan un tiempo para llegar. Cada consejero tiene su propio asiento (tienen su nombre). Hay 9 partidos distintos.
Emelyn nos dijo que en la sala había varios símbolos de la democracia.
Si miramos arriba, en la parte azul había una estrella, una media luna. Así que es como una apertura mirando al cielo. Simboliza que todo lo que se dice allí, pueda volar hasta los oídos de todos los ciudadanos de Estocolmo.
Hay una galería para la prensa, y otra más grande para 200 personas del público. Cualquiera puede asistir.
A continuación, seguimos hacia una sala donde había 100 arcos en el techo, que representan los 100 consejeros que había antes. Pero 100 no podían ser, porque podía haber empate, así que se pasó a 101. Pero no se podía añadir un arco más…
Estábamos justo al lado de la pequeña sala donde no se podía fotografiar con flash. Por los tapices del siglo XVII que cuelgan de la pared. Fueron un regalo al arquitecto.
Pasamos, sin parar, y al otro lado de la sala, Emelyn nos explicó un poquito de su uso.
En esta pequeña sala, cada sábado, se hacen bodas. Pero solo se hace la ceremonia. Son ceremonias muy cortitas, ya que en un sábado se pueden llegar a casar 60 parejas. Cada pareja puede llevar 15 invitados.
Si algún miembro de la pareja vive en Estocolmo es gratuito. Si no es así, se pagan 50 euros.
Y justo estábamos en la GALERÍA DEL PRÍNCIPE.
Dicho príncipe era Eugenio, el hermano del bisabuelo del rey actual. Era pintor y realizó el fresco de la sala.
Pintó la misma vista de la ciudad que se ve a través de las ventanas. Así, cuando montan una mesa, los comensales de un lado y del otro, ven lo mismo.
Allí teníamos más símbolos de agua en el techo (que fue pintado por el mismo que pintó el techo de la Sala del Consejo).
Nos trasladamos a otra de las estrellas de la visita: el SALÓN DORADO.
Emelyn nos preguntó si creíamos que era oro de verdad o no. Si! Bueno, no…. No, no, si! Pero mirándolo mejor, quizá no…. Va, si!
Pues si! Es de 23’5 quilates. El mosaico está hecho con la técnica del sándwich. O sea, una capa de vidrio, otra de pan de oro, y otra de vidrio. Se compraron unos 19 millones de teselas (los trocitos de mosaico) a una empresa alemana. Pero ellos lo fabricaban en Italia. Así que decidieron que tenían que encontrar un artista sueco para el diseño. Pero no era tarea fácil, ya que no había muchos que dominaran la técnica. Finalmente, lo encontraron en el restaurante de la esquina pintando. Era Einar Forseth. Justo había acabado sus estudios en Italia. El Salón Dorado fue uno de sus primeros trabajos.
Pidió 7 años para poder terminarlo todo, pero el arquitecto solo le dio dos años… Y por qué tanta prisa???? Pues nada, muy sencillo. Aquí tiene algo que ver el “hermano” de Suecia: Dinamarca. Siempre han sido como dos hermanos: se quieren, pero se pelean. El día 23 de junio de 1923 (el día de la inauguración del edificio), también era el 300 aniversario de que el rey Gustav Vasa llegó a Estocolmo, escenificando el final de la unión con Dinamarca.
Total, que los trabajadores tuvieron que estar allí día y noche para poder terminarlo. El resultado es una mezcla entre el estilo romántico nacional y un estilo bizantino.
En los muros hay personas o acontecimientos que han cambiado la historia de Suecia. Hay una pared que es como una línea del tiempo: desde los principios hasta la primera Guerra Mundial. Entre los personajes estaba, por ejemplo, San Éric, el santo patrón de Estocolmo (el que aparece en las banderas azules).
Y al fondo? Pues la protagonista total: la Reina del Lago (un apodo de la ciudad de Estocolmo, a orillas del Lago Mälaren).
Si nos fijamos bien tiene la ciudad, con el ayuntamiento, en las manos. También están las islas. El pelo son las olas del lago.
Alrededor, hay edificios como la Torre Eiffel, Santa Sofía o monumentos como la Estatua de la Libertad.
Son símbolos del mundo occidental y del mundo oriental. Y en el centro del mundo está Estocolmo. A ver, a ver… Esto no es egocentrismo, eh? Sino un símbolo de paz; todos se unen.
Además tiene los ojos enormes para poder ver todo lo que pasa en el mundo.
Retomamos un momento el tema de la cena de los premios Nobel. Había quedado en el aire un tema importante: la cena! Cómo se cocina para 1300 personas? Pues la cocina del banquete se encontraba justo encima nuestro. Tiene las mismas medidas que el Salón Dorado. Hay dos ascensores para llevar la comida; pero solo llegan hasta el Salón Dorado. Para llevarlo hasta el Salón Azul, 240 camareros bajan la comida por las escaleras. El primero al que se sirve es el rey. Pero claro, hay que servir muy rápido al resto de comensales. Emelyn nos dijo que son solo 8 minutos! Madre mía! Rápido, rápido!
El menú lo cambian cada año, y lo mantienen en secreto hasta que se ponen los platos en la mesa.
En el Salón Dorado se hace el baile después de la cena.
Llegados hasta ese punto, volvimos a bajar al Salón Azul y allí acabó nuestra visita, que había durado unos 50 minutos. Emelyn nos recordó aspectos prácticos: los baños, la tienda, la salida… Nos dijo que si queríamos podíamos dejar las pegatinas en un sitio habilitado para ello, para no ir ensuciando la ciudad. Pero yo me quedé la pegatina de recuerdo.
Nos despedimos de Emelyn. Habíamos sido unos de los 500000 visitantes que tienen al año.
Emelyn fue una guía muy simpática, y hablaba muy, muy bien. La visita fue realmente amena. Eso sí, cuando acabas no te puedes quedar en el Salón Azul deambulando. Te piden que vayas desfilando hacia la salida. Así que fuimos un momento al baño y nos fuimos.
Ya veis que la visita al ayuntamiento es recomendable, si tenéis tiempo.
Nos fuimos andando hasta la Estación Central, y allí cogimos el metro. Como aun teníamos tarjeta de transportes hasta algo más de las 14h! Cogimos la línea roja hasta Karlaplan. Salimos a la plaza y cogimos la calle Narvavägen hasta Strandvägen. Toda aquella zona de Östermalm se veía bastante pijilla. Nos encontramos a la puerta de un comercio este perrillo tan bien peinado…
Pobrecico mío....
Estuvimos andando por la parte central de Strandvägen. Pero andar por allí era un poco desagradable. Y os preguntaréis el por qué. A ver, os lo preguntáis? Por qué? Bueeeeeeeeeeeeeno, si insistís os lo diré! En Estocolmo hay muchos tilos, en varias zonas de la ciudad y sueltan bastante resina. Es una resina muy pegajosa! Así que si vais andando por zonas donde haya tilos, notaréis como la suela de vuestro calzado se pega y se despega del suelo….! Además, las gafas nos quedaron buenas! Con gotitas de resina también!
Así que ya sabéis. Evitad los tilos!
Aquí tenéis a los culpables de que fuéramos escuchando “RAC RAC RAC RAC” a cada paso….!
Las casas que hay por allí, son de categoría, oiga! Si ya os lo decía yo!
Nos cruzamos con varios tranvías. Este es el que os trae del Vasa!
Y andando, andando por Strandvägen llegamos hasta el Kungliga Dramatiska Teatern.
El Real Teatro Dramático es de principios del siglo XX y es de los pocos edificios monumentales de la ciudad en estilo Jugendstil.
Por lo que he podido leer, la fachada es de mármol blanco. También he leído que lo financiaron con dinero de la lotería, porque el estado no quiso aportar ayuda económica.
Impresiona la parte del friso decorativo.
Es de destacar el conjunto escultórico (tanto del exterior como del interior).
Ya veis que se puede entrar hasta el vestíbulo, así que no lo dudéis.
En el exterior encontramos dos figuras más: la de August Strindberg (escritor y dramaturgo sueco) y la de una mujer a la que se le debe tocar la panza y la nariz para que de buena suerte (supongo. Por lo que pueda ser, nosotras lo hicimos).
Nos encontramos un tranvía antiguo.
Continuamos andando por la calle Birger Jarlsgatan. Ya os dije que la zona se veía pijilla: comercios caros (Gucci, Prada, …), gente vestida con marcas, cochazos…
Pero seguía con la misma impresión de los días anteriores: mucho silencio en la calle, sin ruidos estridentes, sin cláxons! Me repito: EL PARAISO!!!! Es de las cosas que más me han impresionado de Estocolmo.
Subimos por Grev Turegatan. Había gente que ya estaba comiendo en las terrazas de los restaurantes, y aun no eran las 12:30. Las terrazas se veían realmente elegantes; y ya no os diré la gente que estaba sentada en ellas!
Llegamos a Humlegardsgatan. Allí estaba el Mercado de Östermalm (Östermalms Saluhall). Pero el edificio original está en obras.
Así que en Östermalmstorg han puesto un mercado provisional.
No sufráis, porque no tenéis pérdida. El mercado nuevo queda justo delante del que están reformando. Entramos para curiosear un poco entre las tiendas. Maaaaaaaadre! Qué categoría! La mayoría eran delicatesen! Todo muy bien presentado, y carillo….
Tenéis puestos para poder comer. Pero nosotras no comimos allí. Pero sí que probamos la longaniza de reno. Bueeeeeeeeeeenoooooo… Ta bien….
Ah! Y oiga! Otra cosa que también me llamó la atención: en el mercado también había silencio!!!!! Como son estos “estocolmianos” (“estocolmenses”? “Estocolmos”? “Estocolmios”?)!
En Nybrogatan volvimos a coger el metro (ya teníamos la tarjeta más que amortizada!). Parada Östermalmstorg, línea roja, hasta Radmansgatan en la línea verde. Hicimos trasbordo en T-Centralen.
El metro es muy sencillo de utilizar. Está todo muy bien indicado, así que será difícil que os perdáis. Como siempre, mirad la parada a la que vais, en qué dirección está (o sea, el nombre de la última parada). Encontraréis carteles con los colores y las direcciones. Fácil, fácil!
Nada más salir del metro, en la calle Sveavägen, ya vimos a lo lejos el edificio de la Stockholms Stadsbibliotek (biblioteca municipal), en estilo neoclásico de los años veinte. Llama la atención la forma circular que tiene.
Entramos al edificio. Teníamos que verlo por dentro. La sala principal es fantástica! La disposición circular de los libros es estupenda!
Plástico no? Los colores, la disposición… Muy bonito, oiga! Merodeamos un poquito por allí. Intentamos ir al baño, pero era de pago. Como no teníamos moneda local (ya que todo lo pagábamos con tarjeta) lo dejamos estar.
El hambre empezaba a asomar la cabecita por ahí… Así que dejamos la biblioteca y decidimos ir a una de las calles más comerciales: Drottninggatan. Así que bajamos por Sveavägen. Drottninggatan corre paralela a ésta. Intentamos llegar a la calle, eh? Pero muchas de las calles que cortaban Sveavägen y conducían hasta Drottninggatan tenían unas cuantas escaleras de subida (unas muchas). Como el médico había dicho a nuestra amiga “Sobretodo, evite subir escaleras” y ella lo estaba cumpliendo a rajatabla (siiiiii…. Jajajajajajajajajajaja!), intentamos encontrar una calle que nos llevara a nuestro destino y que no tuviera escaleras. Y lo conseguimos por Tegnérgatan.
Íbamos buscando qué restaurante nos convencía, porque había mucha oferta, y de todo tipo!
Entramos un momento al Centralbadet, un centro de natación y gimnasio, diseñado en estilo Jugendstil. El jardín donde está la entrada al edificio es un sitio muy, muy tranquilo.
Seguíamos buscando restaurante. Y fuimos a parar delante de un pub llamado Limerick, en Drottninggatan 86. La publicidad que había en el exterior anunciaba Fish and Chips. Mira! Por qué no? A este paso, iba a parecer que habíamos viajado a Londres, más que a Estocolmo, eh?
Entramos; había hambre. Un chico nos acomodó en una mesa, justo al lado de la cocina. Por qué os lo digo? Pues porque mientras comíamos, vimos la cocina más de una y de dos veces. Estaba limpísima! El cocinero no paraba de limpiar! Así que Chicote no habría tenido mucho trabajo allí, eh? Jejejejejejejeje!
Qué pedimos? Hooooooombre, eso no se pregunta! Tres fish and chips. Además, había un pequeño bufet con ensaladas, que si queríamos podíamos irnos a servir. También estaba allí la bebida gratis (agua y un zumito de un color rojillo que estaba tremendo!).
Nuestro fish and chips llegó muy rápido. Y también estaba muy bueno, y muy crujiente!
Aunque teníamos hambre, aquí sí que os hice una foto. No os quejaréis, eh?
Comimos muy bien, y no excesivamente caro para ser Estocolmo. Pagamos 345SEK. Ya veis que además había las ensaladas gratis, e incluso café y un bizcocho (que sí probamos), que creo que también era gratis. No está mal, no?
No os puedo dejar su página web, porque no tienen.
Continuamos con nuestras últimas horas en la ciudad. Seguimos por Drottninggatan hasta Kungsgatan. En Hötorget vimos el Konserthuset, de nuevo en estilo neoclásico de los años veinte. Es donde se celebra la entrega de los premios Nobel.
Delante está la escultura Orfeo del escultor Carl Milles.
En la plaza Hötorget había un pequeño mercado.
De hecho, esta plaza había sido una plaza de mercado.
Por Sergelgatan seguía la zona comercial de Estocolmo, pero destacaban por encima de todo, 5 rascacielos de los años cincuenta, de Hötorgs City.
Para mi gusto, desentonan un poco, en una ciudad donde los edificios son más bien bajitos….
Encontramos allí una escultura como la que hay delante de la sede de la Naciones Unidas en Nueva York!
Leyendo sobre ésta (un símbolo de paz), he encontrado que el autor, Carl Frederik Reuterswärd, sueco, fundó la Fundación Non Violence en 1995, para motivar a los más jóvenes a tomar parte activa en la lucha por la paz.
Llegamos a Sergels Torg. Qué pena que estuviera en obras! Desmerecía mucho el entorno….
Teníamos nuevo destino, así que cogimos Hamngatan, Kungsträdgardsgatan (de nuevo se nos pegaban los zapatos al suelo, por culpa de los tilos!) y Södra Blasieholmskajen, viendo de nuevo el Palacio Real a lo lejos.
Allí mismo teníamos el bonito Grand Hôtel (que también juega su papel importante en los Premios Nobel).
Desde allí había muy buenas vistas de Gamla Stan. Lástima el contraluz….
Pero el objetivo de ese paseo por allí, era realizar una foto que había visto por el foro en varias ocasiones. Ellas me esperaron sentadas, porque estaban un poco cansadas. Así que yo seguí hasta Skeppsholmsbron (el puente que lleva hasta la islita de Skeppsholmen.
Si lo cruzáis por el lado derecho (en dirección a Skeppsholmen), a la altira de la mitad del puente, más o menos, encontraréis una corona. Al otro lado del agua está Gamla Stan. Desde allí salen fotos chulas. Ya veis que se había oscurecido un poco la tarde….
En cambio, mirando hacia la izquierda del pueblo, había solecito.
En aquel paseo había un montón de niños y no tan niños cazando Pokemon!!!!
Volví donde estaban ellas. Estuvimos un rato sentadas, pero salió el sol y empezó a hacer bastante calor. Eran las 15:30 y decidimos que ya nos íbamos hacia el hotel, porque estábamos algo cansadas. Además, ya no nos daba mucho tiempo de visitar mucho más. Lo principal de la ciudad ya lo habíamos visto. Así que ya nos llevábamos un muy buen recuerdo de la ciudad.
Cogimos Strömgatan, Fredsgatan, Tegelbacken. Llegamos al ayuntamiento. Y de allí, ya teníamos cerca el hotel.
Poco a poco, nos íbamos despidiendo de la ciudad. Nos había encantado, fascinado y sorprendido, pese a que mucha gente ya nos lo había dicho.
Os dejo un dato práctico. Para cruzar muchas calles, tendréis que pulsar un botón que hay en los semáforos, para pedir que se paren los coches. Aquí tenéis un buen ejemplo.
Os acordáis que en el ayuntamiento, Emelyn nos había hablado de San Éric, el santo patrón de Estocolmo (el que aparece en las banderas)? Pues aquí lo tenéis!
Llegamos al hotel a las 16h. El cielo se había puesto bastante negro, pero no llegó a llover.
Descansamos un rato en la recepción del hotel. Ya la visteis, una recepción muy bonita, amplia y cómoda. Nos sentamos en los sofás. Yo aproveché para tomar mis apuntes para el diario.
El baño de la recepción está abierto al público. No es necesaria ninguna tarjeta especial (aunque había un lector en la puerta).
Sobre las 17:10 pedimos a la chica que había en la recepción que nos sacara las maletas que teníamos guardadas. Le dimos nuestros resguardos. Acomodamos las cosas que habíamos utilizado durante el día, y que para el vuelo no necesitaríamos. Sobre todo, la crema solar que no podía ir en el equipaje de mano.
A las 17.50 salió mi madre a la calle, y ya teníamos el taxi allí. Cogimos las maletas, salimos, y el señor ya no estaba. Pobrecico mío! Había ido al baño. Al volver se disculpó. No hombre! Todos tenemos derecho a una parada técnica!
Cargamos las maletas en el maletero, y hasta allí había llegado nuestra fabulosa visita a la ciudad! Como todo amor de verano, tiene un principio y un final. Y a mí me llegó el final de aquella historia con aquella preciosa ciudad. No descarto volver un día en el futuro, por qué no!
Vámonos! Adiós Clarion! Adiós Ayuntamiento! Adiós Estocolmo!
Salimos a las 18h. El viaje hacia el aeropuerto fue muy bien. No encontramos nada de tráfico! Y como el chófer del primer día, tela como le daba al acelerador! No hay límite de velocidad o qué?
Mirad si fuimos rápido que a las 18:25h ya estábamos en el aeropuerto! Pagamos los 390SEK acordados. Y entramos a la terminal. En las pantallas ya nos ponía la puerta de embarque: 16A. Los mostradores de facturación de Norwegian eran del 1 al 14. Y allí que fuimos.
No vi ninguna máquina de auto check-in, pero había muy poca cola en los mostradores, así que enseguida nos tocó. Pusimos las maletas (ni de broma superábamos el peso!), nos puso las etiquetas, nos dio las tarjetas de embarque y adiós! 18:35! En 15 minutos ya lo habíamos hecho todo!
Bueno, pues claro que había máquinas de auto check-in, pero no las había sabido ver…
Fui al baño a vaciar la botella de agua y pasamos el control también muy rápido! Ningún problema, oiga!!!!! No nos pitó nada de nada!
Entramos a la zona de embarque, y ahora en las pantallas no salía ninguna puerta en nuestro vuelo. Pues nada, nos sentamos a esperar. Al poco, recibí un SMS con la nueva puerta: 3A. Y allí que fuimos.
Eran las 19h, y aun quedaba para el vuelo.
Nos sentamos a esperar tranquilamente. Yo aproveché para cargar bien mi móvil, porque hay espacios habilitados para ello. El avión tenía previsto el despegue a las 20:45.
De repente, vimos en las pantallas que el vuelo se había retrasado a las 21h. Pues vaya…. Pero finalmente, ponía que iba a la hora (on time). Madre mía, que manera de hacernos bailar la cabeza….!
Nuestro avión.
A las 20:30 empezamos a embarcar. Pudimos ser de las primeras. Esta vez embarcamos por finger. Pasamos nuestras tarjetas de embarque y subimos al avión. Teníamos los asientos 5A, 5B y 5C. Acomodamos nuestro equipaje de mano. Poco a poco subieron el resto de pasajeros. A las 20:54 ya empezamos a movernos, y a las 21:03 ya despegamos! Bueno, un poco más tarde, pero como siempre digo: seguro que recuperábamos en pleno vuelo!
Adiós Suecia! Encantadísima!
Intenté conectarme al wifi en más de una ocasión, pero no hubo manera. Nada de nada de nada… No sé el porqué, pero falló.
Cuando pasaron vendiendo comida, quisimos comprar dos botellas de agua, pero no hubo manera tampoco….. Pues sí que estábamos bien! La azafata nos dijo que no aceptaban moneda. Bueno, pues nada, tarjeta. Pues tampoco! Nos dijo que no podía ser, porque la numeración de nuestra tarjeta no estaba en relieve. Mira, yo no entendí nada. Era la primera vez que nos pasaba aquello. Os ha pasado a alguno? Me sabéis dar una explicación convincente? Pero el caso es que no pudimos comprar nada….
Durante el vuelo tuvimos algo de turbulencias, pero nada importante. Poco a poco el sol se iba ya del cielo.
Media horita después empezamos las maniobras para ir bajando. El trayecto es muy rápido. Y ya veíamos Finlandia desde el aire; muy llana y con mucha agua!
Y por fin, a las 21:39 aterrizamos! Bueno, mejor dicho a las 22:39, porque allí era una hora más. Así que tuvimos que cambiar la hora en nuestros relojes. Ya no tendríamos que cambiarla hasta el final de nuestro viaje.
El cielo estaba precioso.
Desembarcamos rápido. Es lo mejor de estar tan adelante en el avión. Nos fuimos a recoger las maletas, y salieron rapidísimo! Genial! Ya las teníamos con nosotras! Ya podíamos respirar! Hasta el final del viaje ya no volveríamos a tener esa incertidumbre, porque cogeríamos ferri, autobuses, tren….
Compramos dos botellas de agua por 3’5 euros. Otra vez! A precio de oro, eh?
Bueno, pues aquí otro dato práctico. Justo al lado de donde saldréis, hay una máquina que vende billetes de transporte para llegar a Helsinki. Si no hay gente, aprovechadla! Yo fui, hice un simulacro de compra, la máquina me decía que el billete eran 5 euros, pero no compré. Mal hecho! Dudé, porque no sabía si eran para el tren que queríamos coger, ya que había iconos de bus, tren, etc… No me la quise jugar. Así que, salimos, seguimos los indicadores del tren, y en la máquina (vimos solo una) había cola. Claro! Ley de Murphy!
Esperamos, y esperamos, y esperamos. Me dio la sensación que no lo cogeríamos…! El siguiente tren salía a las 23:18 y faltaba poquito. Finalmente nos tocó, saqué rápida los tres billetes (efectivamente a 5 euros cada una) y nos dimos prisa para coger el tren.
Cogimos un ascensor para llegar hasta el andén. Madre mía lo que tuvimos que andar! Yo ya estaba convencida que no lo cogíamos, eh? Tuvimos que coger otro ascensor!
El tren estaba en la vía 1. Y estaba! Estaba! No se había ido aun! Bieeeeeen! La verdad es que ya teníamos ganas de llegar a la ciudad, y tener que esperar al siguiente tren habría sido un poco pesado.
En el andén había bastante gente. Subimos al tren y afortunadamente nos pudimos sentar; separadas pero pudimos.
El trayecto hasta la ciudad tarda 28 minutos. Hay unas pantallas en el vagón y se pueden ver las estaciones donde para. Había agentes de seguridad que se iban paseando por el vagón.
En la pantalla interior aparecía un mensaje que decía que a aquellas horas ya no se vendían billetes a bordo. Por qué os lo digo? Porque había leído en el foro que, si hay cola en la máquina de venta de billetes, se puede coger el tren sin billete y comprarlo al revisor cuando venga. A mí me dio reparo hacerlo, la verdad. Si lo hubiéramos hecho, no habríamos pagado (cosa que tampoco me gusta…).
Y por fin llegamos a Helsinki! A la estación (Rautatieasema). Hacía fresquito. No sabíamos muy bien donde estábamos, pero unos días antes escribí al hotel para preguntar cómo llegar, y me habían dicho que el hotel estaba muy cerca de la estación. Salimos por la primera salida que nos encontramos, y era justo en la plaza Rautatientori.
Ni idea de donde estábamos. Saqué mi móvil e intenté orientarme. Pero estaba cansada, y era de noche, así que no había manera…. Le pregunté a un policía. Pero me lio muchísimo con sus explicaciones. Parecía complicadísimo! Total, giramos por la calle Kaivokatu y empezamos a tirar.
No nos gustaba mucho la gente que había a esas horas por los alrededores de la estación. No nos dijeron nada, eh? Pero andábamos rapidito…!
Llegamos al cruce con Mannerheimintie. Allí volví a pararme para orientarme con el móvil. Se paró un chico que iba en bici y nos preguntó si nos podía ayudar. Ayyyyyyyyyy! Pues sí! Oye! Muchas gracias! Primero le dije el nombre de la calle de nuestro hotel (Eteläinen Rautatiekatu) en mi perfecto finés. Pero el chico no caía dónde estaba. Sería por mi pronunciación? Jejejejejejejejeje!
Sí, sí, ahora hago broma, pero en aquel momento no estábamos mucho para bromas…
Le dije que nuestro hotel era el Original Sokos Hotel Presidentti. Y entonces nos dijo: “Ah! Si! Está aquí cerca!”. Y como si en una película estuviéramos, levanté a cámara lenta la mirada, y a lo lejos vi un cartel enorme que ponía ORIGINAL SOKOS HOTEL PRESIDENTTI!
No os lo creeréis! Lo teníamos casi delante de las narices! El chico nos dijo como llegar más o menos, y le dimos las gracias!
Total que cruzamos al otro lado de Mannerheimintie. Pasamos por delante de varios comercios cerrados, sin perder de vista el cartel. Nos encontramos con la calle Salomonkatu y se me ocurrió que, quizá había alguna entrada trasera al hotel. Yo qué sé! Así que decidimos probar. Pero…. no….. Ley de Murphy. Murphy estaba graciosillo aquel día, eh?
Giramos por Antinkatu, rodeando todo el edificio del hotel. Y llegamos a Eteläinen Rautatiekatu. Giramos y…… LA ENTRADA!!!!! Parecía que hubiéramos descubierto vete tú a saber qué!
Y claro, por cierto, se me olvidaba: TAMBIÉN HABÍA ADOQUINES POR LAS CALLES DE HELSINKI! Así que tuvimos que tirar fuerte de nuestras maletas. No sirvieron para nada las 4 ruedecitas….
Por fin entramos a la recepción! Nos recibió (nunca mejor dicho) una chica súper amable! Rellenamos una hoja con nuestros datos, y la chica nos dio la llave de la habitación. Tendríamos planta 8, habitación 803. Nos dio los vouchers para el desayuno, y nos dijo que en el hotel había sauna y piscina (lástima, no llevábamos bañador). Nos regaló los bolis. Jijijijijiji! Regalo de bienvenida.
Subimos en el ascensor. También era necesario pasar la tarjeta para poder marcar el número de piso. Y llegamos a nuestra habitación. Qué ganas teníamos! Entramos y….. Pues oiga! También estaba bien! Hombre, no era la habitación de Estocolmo, pero no estaba mal! Me permitiréis que os ponga las fotos otro día, no? Estábamos tan cansadas que no hice ni fotos. Así que lo dejé para otro momento.
Solo os diré que no había caja fuerte, pero teníamos plancha, secador de pelo, dispensadores de champú y jabón en el baño.
Mi cama era un pequeño sillón-cama. Pero dormí muy cómoda!
Tomé los últimos apuntes del día, y a la 1h de la madrugada, exhaustas nos metimos en la cama! Había sido un día muuuuuuuuy largo! Mañana más!
Ya estábamos en Finlandia!
Ese día habíamos andado 15’26Km, y 26.626 pasos! Y ahora tocaba reponer fuerzas. En unas horas volveríamos a andar por aquellas calles, por las que habíamos rondado un tanto perdidas!
Buenas noches viajeros!
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