Nos levantamos temprano. Recolocamos las cosas en las maletas y las pesamos con nuestra báscula de mano, para evitar sorpresas posteriores. Envuelvo la maleta que voy a facturar en mi propio film transparente, bajamos a desayunar a una cafetería que está al lado del hotel y que tienen buenos desayunos a buen precio, y ya estamos listos para coger el coche.

Tengo reservado con Aena el parking de larga estancia de la T4. Me cuesta 55,80€ para 12 noches, con un descuento incluido del 10% por haber hecho la reserva a través de su aplicación. Al llegar al parking, que está a unos 15 minutos del hotel, nos dicen que lo tienen casi lleno por lo que, por el mismo precio, podemos aparcar en el propio parking de la T4, sin necesidad de tener que esperar por el bus lanzadera y teniendo dicho parking al lado de la terminal. Aceptamos, por supuesto!
Facturamos las maletas sin problema y pasamos por el control de equipajes sin que nos pongan muchos peros, aunque tuvimos suerte porque nos tocó una señora muy maja porque, aunque no llevábamos más de un litro de productos por cabeza y los envases no superaban los 100 ml cada uno, no cumplía con lo de llevarlo en una bolsa de 20 x 20 cm, porque fui incapaz de meter todo lo que llevaba en una bolsa de ese tamaño, por lo que lo único que no cumplía el requisito es que la bolsa zipper era unos cm mayor que la homologada. Cuando la señora vio el tamaño y contenido de mi bolsa, trató de meterla en una de las suyas, pero no entraba ni de coña

Durante el vuelo, aunque sólo dura una hora, pruebo mi nuevo reposa pies para viajes, que por ahora tiene muy buena pinta y parece muy útil para vuelos largos. Lo probaré a la vuelta de nuevo para ver que aguanta bien el peso de los piernas (www.amazon.es/ ...&psc=1).

A mitad del vuelo nos entregan la “fiche d'embarquement” para rellenar antes de llegar a Marruecos. Siempre es recomendable viajar con un boli encima, para lo que nos pueda surgir.
Vamos al baño justo antes de aterrizar, para evitar colas gratuitas al llegar al aeropuerto. Por suerte, el aeropuerto de Tánger es pequeñito, por lo que tras recoger nuestras maletas facturadas, bieeeeeennn
!!!! (siempre tengo cierta presión hasta que las veo salir por la cinta), pasamos el control de pasaportes, donde esperamos sólo unos 5 minutos de cola y pasamos sin ningún problema, tras entregar el papel que hemos rellenado en el avión. Salimos del aeropuerto y a los 5 minutos ya vemos a Zaid (“Said”, como el de la serie de “Perdidos”), un bereber del desierto (más concretamente de Ramlia) afincado en Marrakech, de 35 años, que habla bereber, árabe, francés, español e inglés (nada menos) y que va a ser nuestro chófer y guía no oficial durante toda la aventura (“no oficial” porque es ilegal que ejerzan de guías en monumentos y ciudades en general; es más, si un marroquí va acompañado de gente extranjera por la calle, la policía le puede parar para pedirle explicaciones). Tras las debidas presentaciones, montamos en el 4x4, un Toyota Land Cruiser prácticamente nuevo (lo compraron hace 2 meses). Tenemos por delante 3 horas de camino hasta Chefchaouen.
Nada más montar en el coche, ponemos los relojes en hora, atrasándolos una hora. Zaid nos cuenta que lo de seguir el meridiano de Greenwich lo hacen desde pocos años, por lo que hay mucha gente que aún se sigue guiando por el horario antiguo (de una hora más) y siempre que quedan varias personas a una hora, tienen que especificar si es por el horario antiguo o el nuevo.
Durante el viaje ya le voy haciendo un montón de preguntas a Zaid, de distinta índole… Se va a quedar hasta las narices de preguntas a lo largo de los 13 días
Antes de comer, pagamos a Zaid los 1106€ cada uno que teníamos pendientes, pues preferirnos pagarlos ya y no arriesgarnos a perderlos o a que nos roben. Además, Zaid nos cambia dinero, para no tener que andar perdiendo el tiempo buscando una casa de cambio
. Nos cambia 250€ y nos entrega a cambio 2725 dirhams (1€ = 10,90 dirhams). Paramos a comer por el camino, en una especie de restaurante de carretera. Yo pensando que íbamos ya a probar la comida marroquí (pese a que en general los 2 somos bastante malos comedores de cosas novedosas, me hacía ilusión probarla…), y resulta que tanto Nacho como Zaid prefieren pizza. Nacho y yo compartimos una pizza de frutos del mar, un panini (especie de sándwich) de carne picada, una tarrina de helado y una botella de agua de 1,5 litros y pagamos 110 dirhams, unos 11€.
Continuamos camino hasta llegar a Chefchaouen, llamada así por los árabes y cuyo significado es “mirar los cuernos”, por las dos montañas que protegen el pueblo. También se la conoce como Chaouen (“los cuernos” en bereber) o el Pueblo azul. Sobre el porqué del azul nadie parece ponerse de acuerdo. Para unos se trata de una mera cuestión práctica, pues este color ahuyenta a las moscas; para otros fueron los refugiados judíos quienes, a partir de 1930, huyendo de la Inquisición española, se asentaron en grandes cantidades en Chefchaouen y empezaron a pintar puertas y fachadas para reemplazar el color verde del Islam.
Durante el viaje aprovecho para utilizar el reposapiés colgado del reposacabezas delantero. Creo que me gusta este invento...
Cerca de nuestro destino, Zaid nos explica que tanto Chefchaouen como un pueblo cerca cuyo nombre no consigo entender, producen la mayoría del hachís de todo lo que se produce en Marruecos
Llegamos a las 16 horas y nos encontramos con la mayoría de puestos cerrados, ya que los viernes son los días festivos en Marruecos, aunque también los domingos, así que no me acaba de quedar claro qué es lo que se supone que cierra cada día. Al bajar del coche nos encontramos con 28 grados y un calor bastante sofocante. Tenemos que esperar un poco para que venga el chico del hotel a ayudarnos con las maletas y mientras, vemos una pequeña pelea a patadas y tortazos entre un señor que trabajaba en un parking y un chico que se hacía pasar por trabajador del mismo

Es chula, pero nada espectacular. En su interior hay baños de estilo turco, es decir, sin taza. No me gustan mucho este tipo de wc...
. Nos habían recomendado para visitar también Rass Lma, una especie de fuente supuestamente muy bonita, pero cuando por fin conseguimos llegar a través de un montón de callejones, descubrimos un sitio súper cutre y muy sucio, lleno de gente y, como no le vemos ningún sentido, nos vamos a otra parte. Es cierto que no hemos visto ninguna papelera en el pueblo, pero todo estaba bastante limpio (excepto por algunas cacas de perros y gatos), no sé por qué tienen la zona de la fuente tan sucia… Por cierto, que el pueblo está lleno de gatos, sobre todo de gatos bebés. Varias personas nos ofrecen en medio de la calle comprar porros, de hecho de forma bastante insistente, y hasta un niño de unos 12 años nos ofrece marihuana o cocaína… Qué fuerte! 

En general notamos que los hombres miran muy descaradamente a las mujeres pero, por lo menos en este pueblo y por ahora, no hemos oído ningún comentario ni mucho menos ha habido ningún tocamiento, que sí que leí por internet que según en qué zonas, veremos cosas así…
Habíamos quedado con el del riad en ir a cenar a las 21 horas, pero a las 19 horas estamos muertos de hambre, por lo que nos acercamos a decirle que nos gustaría cambiar la hora para las 20 horas. Reposamos un rato en el hall y zona de wifi (sin darnos cuenta de que el wifi llega a la habitación perfectamente), poniéndonos al día con la familia. A las 20 horas nos dirigimos, guiados por el recepcionista del riad, a cenar a un sitio elegido por ellos. Se llama Bab Ssour y tiene muy buenos comentarios en Tripadvisor (www.tripadvisor.es/6879116?m=19905). El viaje que hemos contratado incluye en el precio los desayunos y las cenas y cuando le preguntamos cómo va el tema de las cenas, flipamos un poco, puesto que pensábamos que sería un menú cerrado, pero en realidad nos dicen que podemos pedir lo que queramos y simplemente tendremos que pagar las bebidas
. Se nos ponen los ojos como platos puesto que somos fans total de los buffet libres… Jajajaja, aunque luego la realidad es que nos hemos comportado muy bien y hemos pedido lo normal, claro. Volviendo al tema de la cena, el sitio era súper chulo, aunque la temperatura había bajado bastante (hay 17°) y no me hubiese venido mal una chaquetita y un pañuelo para el cuello. Había leído en TripAdvisor que el couscous sólo lo hacían de viernes (qué suerte habíamos tenido) y que era el mejor que había en Marruecos, así como que la pastela de pollo estaba increíble. El problema fue que cuando pedimos estos platos, nos dijeron que sólo se hacían al mediodía… Nos dirigimos de vuelta al hotel. Por el camino vemos mucho más ambiente del que había por la tarde y todos los puestos ya abiertos, pero es verdad que ha refrescado bastante y noto que he cogido un poco de frío en la garganta, con lo cual vamos ya de retirada. Al llegar al riad acordamos con el recepcionista que desayunaremos a las 9 y media, y subimos a la habitación a ducharnos, finalizar el diario y reposar, que mañana será otro día.
Decir que a lo largo del día hemos ido escuchando las llamadas para las oraciones (hay 5 en total) y se realizan en directo (no mediante grabaciones) desde la mezquita, sonando a través unos altavoces en un volumen muy alto, que duran más de un minuto. Cuando Zaid nos dice que la primera de las llamadas se realiza entre las 4.30 y las 5 horas de la mañana es en plan… En serio??? Tenemos la mezquita pegada al riad…
Gastos totales del día entre los 2: 162,50 dirhams, unos 16 €.
Comida: 110
Entrada kasbah: 10
Aguas (2 grandes y 1 pequeña): 10,5
Refrescos: 20