Nos levantamos sin prisas, Go Slow, preparamos el desayuno y lo tomamos en el porche. Después salimos a dar una vuelta por el cayo para ver tiendas y comprar algún regalito para la familia. Compramos algún recuerdo, pero todo caro y nada especial, qué diferencia con Antigua.
Luego caminamos hasta el final de la calle Hícaco, la principal, hasta el extremo norte para ver más despacio el Split. Nos llamó la atención que en la zona de “playa” que no es tal, hay un bar restaurante con mesas y sombrillas en el agua.
Había gente bañándose pero dicen que justo en el punto de la división de ambas partes del cayo las corrientes son muy fuertes, así que volvimos sobre nuestros pasos y nos caminamos hacia el extremo sur donde vimos algo curioso, un cementerio muy antiguo en plena playa al lado del hotel Tropical Paradise.
Luego nos acercamos al muelle para ver los horarios de los water taxis para el día siguiente. Las dos compañías que operan tiene los embarcaderos muy cerca. Decidimos que probaríamos la otra, la Ocean Ferry que tenía menos frecuencias pero era algo más barata y de los horarios que había elegimos el de las 11:15.
Después del paseo nos fuimos a pasar el día a la playa de Koko King, que como ya dije, está muy bien montada.
Cualquier consumición da derecho al uso de todas las instalaciones, tumbonas, sombrillas, baños limpios con papel y jabón, duchas, piscina y la playa es buena y sin oleaje desde donde se ven fantásticos atardeceres. Comimos allí 2 hamburguesas y 3 cervezas unos 25€. Después para ver el atardecer nos tomamos 2 tónicas, que eran curiosas porque eran rosas por B$6 (2.50€)
Al volver sacamos dinero en el cajero automático del Atlantic Bank e hicimos unas compras en el súper. Luego volvimos al Amanda ’s Places, nos dimos un bañito en la piscina, nos duchamos y salimos a cenar de nuevo al Roses. Después copitas en el porche de nuestra habitación y a dormir que al día siguiente cambiábamos de cayo, nos íbamos a Cayo Ambergris, más conocido como San Pedro.