El intensísimo primer día hizo mella y las plantas de los pies se convirtieron en un campo de batalla que me acompañó el resto del viaje. Y la caminata que me pegué no ayudó a mejorar la situación, pero el sufrimiento bien valió la pena.
El día empezó saliendo a las 8:30 de la mañana de la habitación. Según el planning a esa hora tenía que estar en la Isola Tiberina y poco después en el Ghetto, pero decidí cambiar de planes y postponer esas visitas para otro día.
Para empezar volví al primer sitio que había visitado nada más llegar, la Fontana dell'Acqua Paola, en esta ocasión mostrando su grandeza a plena luz. No sería la última vez que la contemplase durante el viaje.
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Escena inicial de La Grande Bellezza con el Gianicolo como protagonista. En el 2:15 se puede ver la bandera española.
Escena inicial de La Grande Bellezza con el Gianicolo como protagonista. En el 2:15 se puede ver la bandera española.
Justo al lado se encuentra la iglesia de San Pietro in Montorio, reconstruida en el s. XV con importantes aportaciones de los Reyes Católicos. Algo tendría que ver que el Papa fuese Alejandro VI de los Borgia. Desde entonces la zona ha estado ligada en mayor o menor medida a España. En el patio adyacente se encuentra el Templete de Bramante, uno de las cumbres del Renacimiento. Desafortunadamente la verja de acceso estaba cerrada y como en principio tenía pensado volver dos días después no me molesté en preguntar en la iglesia así que solo pude fotografiarlo desde la verja.
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Pretendía seguir bajando por la escalera que hay en la misma plaza donde está la iglesia y la Real Academia de España pero unos operarios estaban haciendo reparaciones (y la verja estaba cerrada en la parte inferior, como vi luego), así que volví sobre mis pasos, pasé al lado de la residencia del embajador de España ante Italia (creo) y bajé por el otro lado, donde se encuentra el Liceo Español, cruzándome con las madres que acababan de dejar a sus críos en clase.
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Ponte Sisto visto desde el Ponte Garibaldi con la cúpula de la Basílica de San Pedro al fondo. Me encanta el ojo del puente.
Ponte Sisto visto desde el Ponte Garibaldi con la cúpula de la Basílica de San Pedro al fondo. Me encanta el ojo del puente.
El siguiente objetivo era ver la perspectiva de Borromini en la Galleria Spada sin entrar a la misma, pero después de dar alguna vuelta no sabía por donde se veía así que seguí hasta la iglesia de Santa Maria dell’Orazione e Morte para ver si tenía suerte y habían acabado con la restauración, pero no, ahí siguen en ello (creo que lleva ya unos cuantos años cerrada). A continuación dosis extra de datos y anécdotas con la audioguía en Piazza Farnese y Campo de Fiori.



De allí fui a una de las iglesias de la Contrarreforma, Sant'Andrea della Valle. Repleta de frescos es una interesante visita, pero si se va corto de tiempo probablemente sea más interesante la visita a il Gesù o a Sant'Ignazio di Loyola.
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La siguiente etapa del día era la Piazza Navona, pero como iba bien de tiempo pude visitar una iglesia pequeñita que se había quedado fuera del planning, Santa Maria della Pace, que está por la zona. Al fondo de una pequeñita calle aparece una preciosa fachada que inunda el espacio. En el interior, entre otras obras, se puede ver un fresco de Rafael nada más entrar a la derecha. Al lado me pude asomar brevemente al claustro renacentista de Bramante que ahora está dedicado a exposiciones de arte contemporáneo (justamente estaban instalando una cuando entré).
Tras esta pequeña sorpresa llegó la Piazza Navona y su grandiosidad. Impresionante la Fontana dei Quattro Fiumi, aunque la Fontana del Moro estaba en obras. Saliendo de la plaza por la parte norte y girando a la izquierda nos encontramos con los restos del Estadio de Domiciano sobre los que se asientan los edificios de la plaza y que son la razón de su característica forma.
Viendo que iba bien de tiempo y me quedaba a tiro de piedra decidí adelantar la visita a San Luigi dei Francesi que tenía programada para el martes. Abundancia de mármoles y color dorado allá donde se mirase. Pero el principal atractivo de esta iglesia es la serie de tres lienzos sobre la vida de San Mateo de Caravaggio.
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La vocación de San Mateo.
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El martirio de San Mateo.
La vocación de San Mateo.
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El martirio de San Mateo.
Volviendo al planning, después fui al Palazzo Altemps, una de las cuatro sedes del Museo Nazionale Romano. Con la entrada (3'5€ con la Roma Pass, aunque veo ahora que han subido los precios bastante) se puede acceder a las cuatro sedes en un periodo de tres días. En este museo vi multitud de estatuas griegas y romanas que fueron "restauradas" por artistas del barroco que añadieron las partes faltantes según su interpretación. También vi algunos sarcófagos bastante impresionantes. Mi visita duró unas dos horas, este es un museo más manejable que los otros "monstruos" que tiene Roma a los que se podría dedicar el día completo (cuando no varios días). Van unas cuantas fotos:
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Sarcófago Gran Ludovisi con escenas de batallas entre romanos y bárbaros.
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Gálata suicida.
Sarcófago Gran Ludovisi con escenas de batallas entre romanos y bárbaros.
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Gálata suicida.
A continuación llegó uno de los momentos más esperados, ver en persona el Panteón. Ninguna de las mil imágenes que haya visto ni nada de lo que me habían contado le llega a la suela de los zapatos a la sensación que tuve solo con ver las columnas del pórtico. Y al entrar al interior la emoción ya fue brutal. Impresionante. Eso sí, menos mal que llevaba los auriculares puestos escuchando la audioguía porque el ruido de la gente era bastante molesto. Ojalá se pudiera entrar en total silencio.
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Elegí este día y hora para la visita porque había leído que en el mediodía solar de los equinoccios la luz que entra por el óculo cae justo en el punto de unión de la cúpula y los muros sobre la puerta de entrada, pero entre que llegué casi una hora más tarde de lo previsto y que no tengo claro si me aclaré con el horario solar no pude ver el efecto. No importó en absoluto.
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Todavía casi en éxtasis fui a Santa Maria sopra Minerva que está al lado. Al llegar a la plaza donde está el Pulcino della Minerva, el conocido obelisco sobre un elefante diseñado por Bernini, veo que la fachada está oculta por restauración.
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Es de estilo gótico (dicen que la única de Roma) y ese techo azul estrellado no se olvida con facilidad.
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Tras esto dejé para otro día la visita al Area Sacra del Largo di Torre Argentina y me dirigí a una de las visitas en que tuve más dudas de si incluirla o no cuando estaba planificando el viaje y lo cierto es que no me arrepiento en nada de haberla visitado. La Galleria Doria-Pamphilj es la mejor pinacoteca privada (los Doria-Pamphilj todavía viven en el Palazzo) de Roma y alberga varias obras maestras, siendo la más conocida el Retrato de Inocencio X de Velázquez. La audioguía que incluye la entrada es magnífica y está narrada por el propio príncipe. Eso sí, solo disponible en inglés, italiano o francés, aunque he de decir que mi inglés medio me permitió entender prácticamente todo.
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Retrato de Inocencio X y busto del mismo esculpido por Bernini.
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Detalle del busto. Increíble.
Retrato de Inocencio X y busto del mismo esculpido por Bernini.
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Detalle del busto. Increíble.
Al salir, y como ya había acabado con lo planeado en el día con tiempo de sobra busqué en el mapa que me había hecho en el Maps de Google indicando horarios de apertura, horarios de misa y datos de infinidad de posibles visitas algún sitio que estuviese cerca y fuese posible visitar todavía. La iglesia de Sant'Andrea delle Fratte fue el objetivo y hacia allí que fui. En esta iglesia hay dos ángeles esculpidos por Bernini que anteriormente estaban en el Ponte Sant'Angelo y tenía programada la visita a la misma el martes. De camino y aprovechando que la zona es muy comercial iba fijándome para buscar sustituta a la mochila que se rompió el día anterior. El problema es que al llegar descubrí que, o los horarios que había consultado estaban mal o no hacían demasiado caso de los mismos, ya que estaban en plena misa, así que la visita al interior debería dejarla para el martes como tenía planeado.
Visto que ya no podría entrar a ningún sitio más me dediqué a recorrer la Via del Corso al completo en busca de la mochila llegando hasta Piazza del Popolo. Muy gracioso cuando llegué a una tienda de deportes guiado por Google Maps y la más barata pasaba de los 80€.

Como ya estaba al comienzo del Tridente, formado por Via Ripetta, Via del Corso y Via del Babuino, he cogido esta última yendo también por Via Margutta, que es muy bonita para pasear, hasta llegar a Piazza di Spagna, con su Fuente de la Barcaza y la impresionante escalinata.
De allí he ido a ver la Columna de Marco Aurelio y la Piazza Montecitorio con su obelisco donde está el Parlamento italiano. Si pasáis por allí y os preguntáis para qué son las estrellas metálicas que hay sobre los bastardoni (unos sanpietrini más grandes y bastos) no os calentéis la cabeza pensando que tienen relación con el obelisco. Parece que su función era servir de límite para los vehículos cuando la plaza todavía no era peatonal. Mucho más prosaico de las cosas que había pensado yo.
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Como eran ya las ocho y media y me moría de hambre busqué en el mapa de alfrito (genial toda la información que ha recopilado) y me dirigí a un sitio que parecía bueno, bonito, barato y sobre todo rápido, Pizza Rustica (aunque en todos los sitios se llama L'Arte della Pizza el cartel más grande pone eso), cerca de Sant'Andrea della Valle. Ya que venía de paso pasé por el Panteón para admirarlo de noche. Cené muy bien, muy recomendable, tanto que volví otro día a comer. Y no os extrañéis si oís reggaetón y el chaval se pega algún bailoteo, se ve que le gusta.

De ahí autobús y para la cama, que me la gané a base de bien.
P.S.: Espero no tardar tanto en redactar la siguiente etapa.