Y llegó el 20 de febrero, dos meses después del cumpleaños es el momento de disfrutar del viaje, una vez más organizado por “Pitufeta Tours”, es decir, por mí (es que me encanta Pitufina, ahora ya lo sabéis) y en broma siempre decimos que si alguna vez montamos una agencia de viajes se llamará de esta forma.
Así que el día convenido nos presentamos en el Aeropuerto de El Prat y nos preparamos para volar, por primera, vez con Easyjet. La verdad es que para volar a Liverpool desde Barcelona no hay mucha oferta y, entre Ryanair y Easyjet, me decidí por esta última.
Una vez aterrizas y sales del aeropuerto John Lennon no tienes ninguna duda de que has llegado a Liverpool: The Yellow Submarine está ahí, esperándote.

Para desplazarse al centro de la ciudad desde el aeropuerto, el autobús 500, de la Compañía Arriva, sale cada media hora tiene paradas en el Liverpool One, en Hannover St., y en Skelhorne St., junto a Lime Station. El mismo recorrido lo hace el 82A, que aunque hace más paradas, es un poco más barato. Nos decidimos por el 500, porque fue el primero que llegó.
Durante estos días, nuestra “casita” será The Nadler Liverpool, más conocido como el Base2Stay. Este hotel está en el barrio de RopeWalks, ocupa un antiguo edifico industrial y la verdad es que impacta cuando ves el aspecto exterior, pero más cuando entras, porque tras esa fachada se esconde un hotel moderno y superfuncional (¡si hasta hay zona de cocina en la habitación!).


En una web sobre Liverpool leí que RopeWalks ha sido declarada Patrimonio de la Humanidad en 2004. El crecimiento de esta zona se inició a raíz de la apertura en 1715 del Old Dock o Steers Dock que proporcionaba amarres seguros. Esto supuso una gran oportunidad para los comerciantes y dio lugar a una gran demanda de locales cerca de los muelles y a la Creación de una Aduana. Las calles más anchas todavía conservan residencias de mercaderes y comercios, mientras que las más estrechas contienen los almacenes y las viviendas más pobres. El rápido crecimiento de la zona atrajo a muchos trabajadores y, con ellos, el nacimiento de unas viviendas mucho más empobrecidas, situadas en la parte posterior. Todo esto explica el cambio total de paisaje de una calle a otra, aunque manteniendo el color rojizo de sus edificios.
Tras hacer el check-in ha llegado el momento de patearnos la ciudad, pero antes, vamos a tomarnos un cortadito en Clayton Square, a la sombra de la Radio City Tower, también conocida como St. John's Beacon, que el día está frío y hay que entonarse.

Y ahora ya sí, vamos a descubrir la ciudad (en el caso de mi marido, redescubrir), que anochece pronto (es lo malo que tiene viajar en febrero).
Lo primero que hacemos es dirigirnos hacia el Waterfront, la zona del puerto, a orillas del río Mersey, el alma de la ciudad.
A principios del siglo XX Liverpool era la ciudad marítima más importante del mundo, su puerto era ejemplo de modernidad y vivía en un cambio constante. La zona de Pier Head tuvo un gran desarrollo y fruto de ello fue la construcción de tres edificios que se conocen con el nombre de The Three Graces, las tres gracias, realizadas entre 1903 y 1916: el Royal Liver Building, el Cunard Building y el Port Of Liverpool Building.

El edificio que más llama la atención es el Royal Liver Building, que se caracteriza por poseer dos relojes de mayor tamaño que el Big Ben de Londres, pero también por las dos esculturas que lo coronan y que representan sendos “Liver”, un ave mitológica que da nombre a la ciudad. Según cuentan, una es un Liver hembra y mira al mar, a la espera de la llegada de los marineros, mientras que el Liver macho dirige su mirada hacia la ciudad, para ver si los pubs ya están abiertos (¡qué pillín, el macho!).


Y ya aquí, ha llegado el momento de explicar el origen del nombre de la ciudad derivado del ave Liver (Liver bird), omnipresente en toda la ciudad. Pero la verdad es que poco se sabe sobre él. Dicen las malas lenguas que fue sólo un intento de revestir de cierta elegancia al nombre de la ciudad, ya que la traducción literal de Liverpool es “charca del hígado”. También hay una explicación más “histórica”, que nos ofrece un panel del museo de la ciudad de Liverpool, según el cual, la cuestión tiene mucho que ver con el rey Juan I de Inglaterra, el famoso Juan sin Tierra, que tenía como escudo de armas un águila que llevaba una hoja de retama en su pico. Como durante su reinado se firmó la carta de fundación de la ciudad, sus habitantes, en señal de agradecimiento, adoptaron como escudo el del rey. Este escudo se perdió durante la Guerra Civil del siglo XVII y, al parecer, quien lo volvió a dibujar estuvo tan acertado como el intento de restauración del Ecce Homo de Borja, y en vez de un águila plasmó un ave difícil de clasificar. Según he leído en algún lugar, algún viejo libro de heráldica lo identificó con un “pico de cuchara”, una especie de flamenco, pero hoy en día lo más común es identificar al Liver Bird con el cormorán, con el que guarda un gran parecido.
El segundo edificio más llamativo es el Port Of Liverpool Building que fue el primero en construirse y que es la sede de los Mersey Docks y de la Comisión Portuaria de Liverpool. Del edificio, que está construido en estilo barroco eduardino, destaca su cúpula que, sin embargo, no estaba incluida en el proyecto inicial de la obra. Recientemente ha sido restaurado de los daños que le causó el Blitz, el bombardeo de la Alemania nazi sobre Reino Unido durante la Segunda Guerra Mundial. Durante toda su historia ha sido oficinas y no puede visitarse el interior.

La última “gracia” está situada entre los dos anteriores: es el Cunard Building y, aunque llama menos la atención, también tiene gran belleza. Este edificio ha sido, durante unos 40 años, las oficinas de la naviera Cunard Line. Fue construido entre 1913 y 1915 en piedra de Portland y durante su construcción se intentó edificar un palacio de estilo italiano, inspirándose en el Palacio Farnese de Roma.

Ante la Tres Gracias se encuentra la estatua ecuestre de Eduardo VII.
Los tres edificios que forman las Tres Gracias, desde 2004, forman parte del Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO.
En un corto paseo se llega al Albert Dock, donde se encuentra la escultura de Billy Fury, cantante nacido en Liverpool que fue un referente en las listas de éxitos de los años 60, logrando cifras sólo superadas por Elvis o los Beatles.

El Albert Dock es una dársena construida en 1846 rodeada de la mayor colección de edificios protegidos de toda Inglaterra, declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Almacenes y edificios portuarios han sido transformados en museos, hoteles y restaurantes.

Se construyó en la época de mayor apogeo de Liverpool, que era el puerto más importante del mundo en el momento de explosión de la Revolución Industrial, y fue revolucionario en su diseño, ya que sus almacenes recibían la carga y descarga de las embarcaciones de forma directa, sin tener que ser depositada la mercancía en tierra con anterioridad. Pero es que además, era la primera obra de este tipo sin madera alguna en su estructura, lo que hacía más difícil que fuese destruido por el fuego, algo bastante común por aquella época. Pero con la llegada del siglo XX, cayó progresivamente en desuso y en 1972 cerró definitivamente. Afortunadamente, se han recuperado y ahora el Albert Dock vuelve a ser importante, aunque con otro uso.
La zona impacta, con sus edificios de ladrillo rojizo, sus columnas de hierro fundido y sus suelos de granito, pero sobre todo por el contrate con los edificios modernos que se han construido en las inmediaciones. Es curioso, pero en Dusseldorf ha ocurrido algo similar en el Medienhafen, y en Barcelona, en la zona del Port Vell.

Y tras ver la Echo Whell of Liverpool iluminada, ha llegado el momento de retirarnos al hotel, no es muy tarde, aunque sea noche cerrada, pero tenemos que encontrar un supermercado para comprar la cena.
