DIA 7, 5/9: De Egilsstadir a Myvatn. 330km aprox.
Tras el variado y rico desayuno, nos despedimos del acogedor alojamiento, echamos gasolina y nos paramos en el gran lago Lagarfjot, con su leyenda de un gran gusano en sus profundidades rodeados de un bello paisaje matinal.
[align=center]Lago Lagarfjot
[align=center]Lago Lagarfjot
El día aparecía nublado pero seco. Por la C1, la siguiente parada fue en la cascada Rjukandafoss, que se divide en dos para encontrarse de nuevo en la caída. El paisaje que se atraviesa es desértico con campos de lava y solitario, no deja de emocionarnos los cambios que se suceden en lo que vemos.
A los 100 km nos desviamos por la C901, 8 km por una pista sin asfaltar, a la pintoresca aldea de Modrudalur, una antigua granja de interior, restaurada con sus casas de turba, una bonita iglesia y un acogedor café/bar donde nos tomamos un café que con el frío que hacía lo necesitabamos y el que podía un bizcocho típico. Cerca de la iglesia nos sorprendimos con 2 zorritos que parecían peluches, estaban buscando comida los seguimos un buen rato hasta que fueron ahuyentados por el perro del café. Muy curioso como tienen los surtidores de gasolina enmascarados en pequeñas construcciones de turba. Desde allí organizan visitas a Askja, que aunque nos hubiera encantado ir tendrá que ser en otra ocasión.
Volvimos a los desiertos parajes volcánicos hacia el PN Vatnajokull norte por la N1 hasta la C864, la pista del oeste que no está asfaltada, la elegimos porque queríamos ver el cañón y desde esa parte se puede ver bien y se tiene una visión más completa de la caída de agua de Detifoss. Tras aparcar acometimos el sendero y escaleras de subida y bajada hasta la cascada, desde lejos veíamos la espuma que genera su caída. Cuando llegas ante ella su caudal y sonido te hipnotiza ¡es impresionante! Está considerada la cascada más potente de toda Europa (el caudal que arroja se calcula entre los 200 y los 500 metros cúbicos por segundo). Subimos hasta donde pudimos llegar sin riesgo sintiándote envuelta con el agua que te salpicaba.
Sacrificamos con pesar el sendero a la cascada de Selfoss, nos quedaba aún mucho por ver y hay que dejar algo para volver. Avanzamos hasta Hafragilsfoss, preciosa también en su encajonamiento del cañón Jokulsargljufur, que desde aquí se podía disfrutar con una buena perspectiva. Alli comimos en ese espectacular paisaje. Este parque no tiene desperdicio y también requiere más tiempo para poder llegar hasta el cañón de Asbyrgi y volver por la 862.
Ya en la C1 nos desviamos para coger la C863, y en 7 km estábamos en Krafla, esa zona que te hace sentir en otro mundo, esporádicamente activa fue en la década de 1970 cuando volvió a erupcionar, “los fuegos de Krafla”. Impresionante el lugar, las fumarolas y la central geotérmica que permite que tengan agua caliente gratis. Este paisaje te hace sentir como si estuvieras en una película de ciencia ficción. Como no podía ser menos subimos al cráter Viti, con sus azules aguas y a las pasarelas por las fumarolas. Nos fuimos con ganas de más, como ya viene siendo habitual.
Aún nos quedaban lugares por visitar en el día soleado que disfrutábamos hoy. Comenzamos por la zona geotermal de Namafjall y Hverir, en la que de nuevo nos encontramos rodeados de fumarolas, olor a azufre y manantiales de barro gris que burbujeaban entre tonos amarillos, blanquecinos y anaranjados, como una paleta pictórica, recorriendo la zona con los sonidos que deparaban las surgencias en este paisaje tan de ciencia ficción.
Después nos dirigimos a Grjótagiá, una cueva con agua a 45º-50º, con un hermoso verde azulado en la que está prohibido el baño y que se ha hecho famosa por salir en Juego de Tronos. Es recomendable subir sobre ella para ver la enorme fisura que surgió cuando se quebró al enfriarse lo que la erupción había levantado. No subimos al cráter del siempre presente Hverfjall, y me hubiera gustado, pero por hoy mi rodilla había trabajado bastante.
El FOSSHOTEL MYVATN, Grimsstadir-600 Skútustahreppur, nos esperaba y nos sorprendió favorablemente, teníamos una bonita habitación con vistas al lago. Una vez acomodados cogimos las mochilas con todo el pack baños, porque a 12 km nos esperaban los baños naturales de Myvatn que era un regalo de la agencia de viajes. La experiencia fue la que necesitábamos para terminar ese maravilloso día.
En los baños de Myvatn, los baños del norte, hay que dirigirse a recepción, donde entregamos las tarjetas que llevábamos, allí se compran las entradas y suele haber plaza sin reservar, al menos en septiembre. Allí te dan la pulsera llave que utilizarás para las taquillas que hay en los vestuarios separados de hombres y mujeres. En la zona común de duchas, hay que lavarse bien sin bañador, todas las zonas que te indican en los típicos carteles que hay en todos los baños del país. Después sólo queda salir desafiando el cambio de temperatura hasta sumergirte en las aguas a diversas temperaturas que nos esperaban. Experiencia magnífica la de ver atardecer en ella y aunque había gente no resultaba nada molesto. Pasamos de una piscina a otra, nos sumergimos en los hotpot de más temperaturas y al final a la sauna, no había manera de querer irse.
Con la piel suave y los dos bien relajados, con una buenísima cena en el Hotel, esta vez con cordero, terminamos el día. ¡Así da gusto!
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