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Salimos temprano de Hamburgo para ir a Lübeck, que está a una hora más o menos por autovía, dependiendo del tráfico, claro.
La Hansestadt Lübeck (Ciudad hanseática de Lübeck) queda ya en el estado de Schleswig-Holstein, el más al norte de Alemania y limítrofe con Dinamarca. Lübeck (según la wikipedia, Lubeca en español), fué durante siglos la Reina de la Hansa, asociación de ciudades comerciales libres del norte de Europa, que controlaron el comercio marítimo en el Mar del Norte y en el Báltico, desde la baja edad media hasta la guerra de los 30 años a principios del siglo XVII. Tras esta guerra, solo Lübeck, Hamburgo y Bremen siguieron conservando el nombre y status de ciudades libres hanseáticas hasta que se lo quitó Hitler en 1934. Lübeck conserva un casco histórico intacto gracias a que no fue destruida en la 2ª Guerra Mundial, solo se la bombardeó una sola vez en marzo de 1942, a pesar de tener más de 100000 habitantes, límite arbitrario puesto por los aliados para ver que ciudades bombardeaban y cuales no. Esto se debió a la influencia de un empresario americano con orígenes en esta ciudad, que se las arregó para que la Cruz Roja la eligiera como puerto para hacer llegar los envíos que hacían sus familiares a los prisioneros de guerra que había en Alemania, librándose así de los destructivos bombardeos que hubo en las demás grandes ciudades al final de la guerra.
Lo más conocido de Lübeck es la gótica Holstentor (Puerta de Holsten o Holstein)
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que se ha convertido en símbolo de esta cliudad, patrimonio de la humanidad.
Este es el Markt (Plaza del mercado)
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El interior de la Schiffergesellschaft o Sociedad de Navegantes del siglo XVI. Ahora funciona como restaurante.
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En algunos de estos típicos pasajes y patios (Gänge und Höfe), hay viviendas públicas para gente con pocos recursos y estudiantes.
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La gótica Marienkirche o Iglesia de Sta María, que es mayor que la catedral (Dom zu Lübeck)
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La conocida como Buddenbrookhaus, casa natal del premio Nobel alemán Thomas Mann, autor de entre otras, "Muerte en Venecia" o "La Montaña Mágica", llamada así en honor a su primera novela "Los Buddenbrook", que se desarrolla íntegramente en la ciudad.
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Un balcón en la calle principal Breite Strasse (Calle Ancha)
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Una calle típica de Lübeck
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Uno de los muchos canales que rodean la ciudad, y la comunican con el río Trave y con el Mar Báltico, situado a pocos km.
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En resumen una ciudad a recomendar, en la que solo estuvimos unas 3 ó 4 horas, y que bien merece un día entero. También para recomendar la confitería Niederreger en la Breite Strasse con sus mazapanes que están buenísimos. Sin que se me ofendan los toledanos
Llegamos a Hamburgo con el tiempo justo para una cómida rápida antes de la excursión de la tarde. La hicimos en una galería de estas de restaurantes rápidos y comida para llevar que hay enfrente del ayuntamiento. Ya sabeís, con barras y mostradores con vitrinas todo alrededor y mesas y asientos en medio. Tras tomarnos un Eiskaffee y un Eisschokolade en un café imitación del Starbucks, nos recogió el autocar en la misma plaza para dirigirnos al puerto y recorrerlo en una barcaza. Como ya he dicho el puerto de Hamburgo es el 2º de Europa y es impresionante ver la cantidad de mastodónticas grúas, enormes cargueros y miles y miles de contenedores que hay en él. Playa fluvial a orillas del Elba.
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Barco tipo Mississippi surcando las aguas del puerto.
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Tras dar un paseo por las calles comerciales del centro y tomar una de las últimas cervezas de Alemania en una terraza, cogimos el autobús hasta el hotel y cenamos allí. Después de la cena, las fotos de rigor con el grupo y el consabido intercambio de direcciones y teléfonos, nos fuimos pronto a la cama que había que hacer maletas y madrugar mucho al día siguiente.
A las 5 de la mañana nos recogió un taxi en el hotel para llevarnos al cercano aeropuerto (menos de media hora) y coger el vuelo a las 7am para Bruselas, donde luego tomamos otro avión para Málaga, donde nos aguardaba un merecido descanso tras este intenso y recomendable viaje.
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