Después de un abundante desayuno (al finalizar haré una reseña de los hoteles), sobre las 10 y media salimos dirección al Kremlin. Parece que el día no nos va a acompañar, hace viento y de vez en cuando caen gotas que con la ayuda del aire, no sabes por donde te vienen. Nos bajamos en biblioteca Im. Lenina y justo enfrente tenemos la entrada del Kremlin. Es un poco caos el sacar los tickets, porque hay 13 taquillas en el edificio, y en cada una de ellas se saca un tipo de entrada diferente, así que antes de ponernos a la fila, entramos a ver que cuales corresponden para la plaza de las catedrales (taquillas 11 a 13, además de poder sacarlas en las máquinas automáticas que hay al fondo). En poco más de 20 minutos sacamos las entradas y nos vamos hacia el acceso, después de pasar los tornos accedemos al kremlin por la torre Troiskaya.

Una vez dentro, vemos que podemos diferenciar en la fortaleza 2 partes: la que queda a nuestra izquierda son los edificios gubernamentales y a la que no se puede acceder. A nuestra derecha está la armería y justo enfrente la plaza de las catedrales, a donde nos dirigimos.
La entrada que habíamos sacado te posibilita el acceso a las 4 catedrales que hay, pero no te permite entrar al campanario de Iván el Grande.
Esta plaza esta algo abarrotada, en la que se distinguen 4 filas, ya que el acceso a las catedrales no es totalmente libre, y solo va entrando gente en función de la que sale para no saturarlas. El máximo tiempo de espera en una fila serian alrededor de 15-20 minutos en la que más, en el resto unos 10 minutos aproximadamente (supongo que variará en función de la fecha del año, turistas…).

Sobre la 1 terminamos de visitar el Kremlin, y como era algo temprano para comer, fuimos a dar una vuelta por la calle Tverskaya, plaza donde está el teatro Bolshoi y hotel Metropol. Finalmente, terminamos comiendo en los almacenes GUM, pero como había bastante fila en el Stolovaya nº57, vamos al sitio que estaba al lado, con el mismo sistema de buffet. Después cayó otro helado del GUM jeje

Por la tarde teníamos previsto ir al mercado de Izmailovo, pero no sabíamos como estaría, ya que con la lluvia nos temíamos que muchos vendedores cerrasen sus puestos. Cogimos el metro en la parada de Ploschad Revolución, y ya pudimos contemplar una de las estaciones más bonitas que hay, ya que en cada esquina hay una estatua a tamaño real, así como la escultura que hay en la parada de Izmailovo.

Aun así, nos encontramos bastantes puestos. Hicimos nuestras compras de souvenirs (el viernes por la tarde y con lluvia no había muchos puestos, pero los suficientes como para comprar matrioskas, chapitas de la epoca comunista, gorros y ropa de abrigo, cámaras de fotos antiguas...) y a continuación fuimos al Kremlin que hay pegado.
La verdad que nos sorprendió, porque son unos edificios llamativos con muchos colores y formas diferentes cada uno. Entre la lluvia y que era algo tarde (sobre las 6) pudimos disfrutar del lugar casi solos.

Como todos los días, sobre las 7 llegábamos al hotel, y tras descansar un rato, poco antes de las 9 salíamos camino de la calle Arbat, una zona peatonal llena de tiendas y bares. En poco más de 15 minutos ya estábamos ahí. Después de un breve paseo por la calle, nos dirigimos al sitio que habíamos mirado para cenar, el restaurante uzbeko Vostochnyy Kvartal. Allí pedimos una sopa, un pan típico, un plato de arroz, una brocheta y unas galletas de chocolate y almendra de postre.

Volvimos al hotel por la avenida Smolesnkaya donde estaba otro edificio de las 7 hermanas de Stalin, el ministerio de asuntos exteriores ruso.
Gastos del día:
Entradas Kremlin (plaza de las catedrales): 1400 rublos
Comida en Pavilon Kitay: 910 rublos
Helados del GUM: 200 rublos
Cena en Vostochnyy Kvartal: 1625 rublos
