Era nuestro último día en la isla y había que aprovecharlo al máximo, por eso desayunamos temprano y a las 9 fuimos con el taxi de siempre a Turtle Beach, pero esta vez la grande.

Al llegar no había nadie…toda la playa, como de costumbre, para nosotros. La pudimos recorrer a pie y disfrutar de ella antes de que llegaran los demás. Occidentales eramos muy pocos y todos nos colocamos en el lado (mirando a la playa, la isla a la espalda) a la derecha y poco después entendí el porqué.

A partir de las diez más o menos, empezaron a llegar barcas de turistas “locales" (malayos y chinos) y todas paraban a la izquierda mirando el mar. Allí se amontonaron no sé cuantas barcas, pero ellos de esa zona suya de “confort" no salían, para no variar… jajaja por lo que si no mirabas hacia ese lado ni cuenta te dabas de que estaban ahí. Os aconsejo que le digáis al taxi que os deje cerca del santuario de tortugas (están al lado derecho).


Pasamos allí la mañana tan ricamente. El agua es espectacular. Azul claro de escándalo, visibilidad al 100. Es una playa de arena para ir a relajarse, sin más. Apenas se ven animales marinos, excepto la sepia que Raúl pescó con sus propias manos. Estos chicos no dejan de impresionarme…la limpiamos allí mismo y la llevamos de regreso al hotel. Le dijimos al taxista que nos dejara a Raúl y a mi en el Coral View y Jose fue al hotel, dejó la sepia y lo llevó de vuelta al Coral View (5RM del Cocohut a Coral y de Cocohut a Turtle 15 RM).
Queríamos probar las pizzas de allí por 25RM y no fue buena idea. Los zumos naturales estaban deliciosos, sobretodo el de Mango; pero las pizzas horribles. Nada que ver con las del The Barat que por más menos el mismo precio estaban de lujo. Eso sí, ni punto de comparación las vistas. En el coral tienes la vista a la bahía de PIR con su muelle y la calitas del coral. Precioso.

Comimos y pasamos la tarde en PIR Beach. Mis chicos vieron otra vez las tortugas, que estaban justo a la altura del muelle. Yo me quedé a modo de relax en la playita.
Tipo seis, como de costumbre (porque ya era la tercera o cuarta vez que íbamos) llegamos al hotel para ducharnos y cenar. Esta vez, y como era el último día, cenamos barbacoa; y por supuesto, ¡la sepia a la parrilla! Pedimos un pescado, un calamar y los tres con arroz, ensalada, patata asada y fruta por 90RM, ¡nada mal!

Fuimos a descansar con mucha pena porque el viaje llegaba a su fin y al día siguiente volábamos a Singapur.
