Legamos al aeropuerto poco antes de las siete de la madrugada, rellenamos el formulario de migración y pasamos el control con bastante agilidad. Recogimos las mochilas y sacamos dinero (Singapur no es nada barato, así que calculad unos 30$ por persona/día mínimo). Nos dirigimos al metro y compramos los billetes en la máquina (previo cambio con una señora que está allí para eso) hasta la última parada que era Bay Front.
¿Cómo llegamos al hotel desde el aeropuerto? En la línea que sale del aeropuerto, de color verde, vamos a Tanah Mera; y (esta línea una vez aquí regresa al aeropuerto por lo que siempre tenéis que bajar) allí hay que hacer cambio para luego coger la línea amarilla (bajas del tren y subes justo al de enfrente, de un lado de la acera al otro) e ir a Bay Front haciendo trasbordo en Paya Lebar. Una vez en Bay Front, buscáis la salida C y llegas a unas escaleras mecánicas que suben al hotel.
Menudo hotel. Todo lo que os digan es poco. Era alucinante el lujo y la majestuosidad desde dentro, pero es que desde fuera...no hay palabras. Ha sido caro, y dolió, pero mereció mucho la pena. Sin duda, todo un acierto.

Nos dan la habitación antes de la hora indicada y aunque ya estaba pagada tuvimos que dar un depósito de 200 dólares que será devuelto unas semanas después si todo está bien; y nos fuimos, como no, a dar un bañito rápido en la piscina.

Estábamos agotados pero queríamos aprovechar el día, por lo que salimos a dar una vuelta, aunque empezó a llover y nos quedamos en el mall del hotel. Comimos unos platos de tallarines, fideos de arroz y Dim Sun en el Food Court y salimos luego a dar un paseo a los pies del hotel; donde pronto volvimos para otro baño en la maravillosa piscina, ¡en la que no había casi nadie!

Aún temprano, porque no eran ni las cinco y desafiando al cansancio, quisimos volver a salir sin dormir a dar otro paseo circular bordeando la laguna de Marina Bay y viendo el Merlion; y finalmente volver por el Hawker de Makansutra Gluttong Bay, en Esplanade Park, frente al “Harbour Front”, con bonitas vistas a la bahía. No obstante, estaba casi todo cerrado y decidimos comer algo en el Food Court del hotel…fideos, tallarines y, también, un postre pero no nos encantó…mucho hielo!!!.

Estábamos que no podíamos con nuestra vida. Tan cansados que a las siete de la tarde nos acostamos sin poder disfrutar del espectáculo de luces desde nuestro cuarto, que teníamos unas vistas chulísimas de los Gardens By The Bay.

Es por esto último que si puedo dar un consejo os diría que no cojáis un vuelo tan temprano (salía de Valencia a las 6.30 de la mañana lo cual hizo que no durmiésemos esa noche ni tampoco durante el vuelo) porque vas con la idea de aprovechar y realmente no aprovechas nada porque estás muerto...
Fue un día algo raro. Guay porque disfrutamos de la piscina del Marina Bay Sands pero no guay porque el cansancio nos hizo complicado el disfrute. Creo que mejor llegar tarde o tarde-noche para ya dormir y el siguiente día, a saco…