Otro madrugón, Sopheah nos está esperando en la calle a las seis y media, nuestro plan es llegar hoy a visitar Ta Prohm a la hora de apertura que son las siete y media de la mañana. Este es uno de los templos al que más ganas teníamos y pretendíamos disfrutarlo lo más solitariamente que pudiéramos, ya que también es uno de los más famosos y visitados.
Ta Prohm se hizo mundialmente conocido por la película de Tomb Raider y es especial por las gigantescas raíces que trepan por sus muros y por los árboles que intentan atrapar su estructura. Es un auténtico combate entre la naturaleza y la mano del hombre. Y aunque ha sido restaurado en parte para impedir el colapso de algunas partes del templo, mantiene su estado “semisalvaje”.
Llegar a Ta Prohm, atravesando un pequeño sendero en el que las lianas, los árboles y los sonidos de la jungla te reciben, no tiene precio. Se crea una atmósfera especial.
Fue una muy buena idea estar allí a primera hora (cuando la mayoría de la gente se encuentra en Angkor Wat) porque tuvimos el templo para nosotros solos. Tanto es así que cuando llegamos, unos de los guardias del templo nos guio a los lugares más fotogénicos y se prestó a sacarnos un montón de fotos.



Una hora larga después, nos marchamos de este templo con un inmejorable sabor de boca, sin duda uno de los templos imprescindibles en Angkor y el favorito de muchos visitantes (también lo fue para nosotros, al menos temporalmente) y uno de los más fotografiados.







Siguiente parada Banteay Kdei, otro templo budista que pudimos disfrutar sin apenas gente, o tenemos muchas suerte o lo estamos haciendo bien, porque salvo ayer en Angkor, en el resto de los templos podemos contar con los dedos de una mano los turistas con los que nos cruzamos. Este templo también está en lucha con la maleza, los árboles, las raíces. Entramos por la puerta de la gopura (torre de entrada) con cuatro caras y lo fuimos atravesando hasta salir por la puerta opuesta. Este templo nos gustó, seguramente influyó mucho el no haber apenas gente.





Justo enfrente de la salida de Banteay, se encuentra Sras Srang, un baray (embalse) que no nos dijo gran cosa. Si no lo hubiéramos visto no hubiera pasado nada, yo creo que todo el mundo va a visitarlo porque está al lado de Banteay Kdei.

A pesar de que hoy la temperatura y la humedad son bastante altas, es mucho más soportable que ayer (que lo recordaré como uno de los días que peor lo he pasado por el calor) no hay tanta humedad y es diferencial. Aún así bebemos agua permanentemente y la brisa entre templo y templo nos da la vida. Siguiente parada Ta Keo. templo-montaña hinduista. Subimos hasta arriba, pero no nos impresionó. A nosotros no nos aportó nada nuevo.


A menos de un kilómetro está Ta Nei, templo al que tienes que acceder por una pista de tierra, con sus buenos baches, no es de los turísticos. Tiene bastantes muros y estructuras derrumbadas y mucha piedra suelta con lo que hay que andar con cuidado. Estábamos solamente nosotros y una chica francesa que llegó ella sola en moto. Estuvimos poco tiempo, no estuvo mal, pero no es un imprescindible.


Nos encaminamos a Angkor Thom, aunque primero pararemos a visitar dos pequeños templos gemelos hindúes que se encuentran uno a cado lado de la carretera que pasa por la Victory Gate. No se tarda mucho en visitarlos y están de camino. Seguimos contemplando los templos en soledad, ni las tiendas de souvenirs han abierto.
Primero visitamos Chau SauThevoda


Y a escasos metros, cruzando la carretera visitamos Thommanom.


Ahora sí, definitivamente nos dirigimos a Angkor Thom, la que fue ciudad real fortificada y que cuenta con varios de los templos más importantes del complejo. Atravesamos la Victory Gate, una de las cinco puertas de la ciudad, ubicada en el lado oriental, es la entrada más importante y más bonita y era utilizada por el ejército Jemer cuando volvía victorioso de las batallas. Aprovechamos para subir a la muralla y admirar la cara de buda más cerca


Nuestra primera parada es la terraza del rey leproso, empleada para ceremonias públicas, el rey las utilizaba como tribuna para presenciar la vuelta de sus ejércitos victoriosos, está presidida por la estatua de un Buda. Nos impresionó la belleza de sus grabados, a nosotros nos gustó mucho recorrer sus pasadizos, nos tiramos un buen rato.



Justo a su lado, se encuentra la terraza de los elefantes, con la misma función que la terraza del rey leproso, ésta debe su nombre a las elaboradas tallas de los elefantes. Nos gustaron mucho sus grabados y relieves.




Nos acercamos a Phimeanakas, templo hindú piramidal al que no se puede acceder, a nuestro juicio no merece la pena, pero está muy cerca.

Antes de ir a Bayon, pasamos primero por Baphuon, nuestro último templo-montaña en Angkor, pero nosotros y el calor ya habíamos decidido que no subiríamos.

Y por último, pero no por ello menos importante, caminamos hacia Bayón, en el corto trayecto vemos los primeros monos que están más que acostumbrados a los turistas. En Angkor Thom es inevitable que haya mucha gente, o al menos eso nos pareció a nosotros.

Bayon, se encuentra en el centro de la ciudad amurallada (lo que da una idea de su importancia) y es el templo más enigmático de todo Angkor. Sus caras de budas sonrientes que parecen seguirte con la mirada desde las treinta y siete torres que quedan en pie, son su elemento más representativo, pero no el único, sus ornamentadas galerías y el nivel de detalle de sus relieves también merecen mucho la pena.









A nosotros Bayon nos dejó un sabor agridulce. Sin duda es uno de los templos estrella de Angkor, pero llegamos ya bastante saturados de templos, acalorados y unido a la cantidad de turistas que había en su interior no nos llenó tanto como pensábamos, nos quedó la impresión que no lo exprimimos como se merecía. Si volviera a Angkor, reduciría templos y dedicaría más tiempo a los realmente imprescindibles, para no llegar tan cansados.
Sopheah nos estaba esperando donde nos había indicado, buscamos una sombra y celebramos con unas cervezas bien frescas lo espectacular que había resultado el día. Le dijimos que nos dejara en el mercado y quedamos para el día siguiente. En el mercado de Siem Reap los vendedores son “duros” tanto es así que después de negociar un buen rato y no llegar a un acuerdo, nos marchamos esperando que la vendedora nos hiciese un mejor precio, al final tuvimos que “recular” y volver a pagar el precio final que nos había dicho. Dejamos allí un poco de nuestra dignidad, pero nos llevamos nuestra figura de Bayón.

Comimos muy bien en un restaurante que había allí cerca y nos volvimos en tuktuk a nuestro hotel, allí pasamos el resto de la tarde refrescándonos en la piscina hasta que se hizo la hora de cenar, compramos en el supermercado nuestro desayuno de el día siguiente y fuimos al Wild Mango, un sitio especializado en rollitos de primavera, que nos encantaron, le dijimos a la chica que nos atendió, que nos dejábamos aconsejar y nos trajo varias clases de rollitos deliciosos y cerveza fresca. Un sitio muy recomendable.
Confirmamos a través del hotel el traslado en autobús para mañana a Phnom Penh y a dormir. Hoy ha sido un día redondo en Angkor, pero todavía nos queda mañana, queremos visitar otro templo al que tenemos muchas ganas.