Llegamos sobre las 15 al aeropuerto Skavsta de Estocolmo, uno de los 3 que hay en la capital Sueca. Nada mas recoger el equipaje, salimos al exterior del aeropuerto (es pequeño y nos movimos sin ningún problema) y había carteles que indicaban la parada de los buses de la compañía Flygbussarna, que ya habíamos reservado pon internet (los niños no pagan, ni aquí ni en ningún otro transporte). El trayecto duró algo mas de hora y media, como media hora mas de lo normal debido al tráfico que había en la ciudad.
Por fin llegamos a la estación de autobuses, y de ahí nos dirigimos al hotel a dejar todos los bultos, cambiarnos, y en seguida de vuelta al centro a tomar contacto con la ciudad. Una media hora caminando desde el hotel y estábamos en los alrededores del ayuntamiento. Cruzamos los puentes (hay que recordar que no es un rio, sino que es el mar Báltico, ya que la ciudad de Estocolmo está formada por un archipiélago de numerosas islas sobre el mismo) y nos adentramos en Gamla Stan, el casco viejo. El casco histórico o Gamla Stan está muy bien conservado, se trata de una isla repleta de callejuelas preciosas, mucho trasiego de turistas y autóctonos, multitud de locales de restauración, y un motón de rincones que descubrir. La principal plaza, Stortoget, es la típica que sale en todas las fotos, con casas de colores, y el museo de los Nobel. La verdad que nos decepcionó un poco. La esperábamos mas grande, y no deja de ser una plaza coqueta pero bastante pequeña y nada que ver con otras plazas mas monumentales que hemos visitado.

En ese momento comenzó a llover. Y la lluvia no nos abandonaría hasta la tarde siguiente. Para nosotros, que íbamos con dos sillas de paseo, y en medio de calles empedradas y mas de una cuesta, nos supuso un problema. Para colmo, intentando salir para regresar a la parte de la ciudad en que estaba nuestro hotel, dimos varias vueltas en vano por culpa de un puente cerrado por obras, quedamos “atrapados” en la bonita isla de Riddahholmen . Y la lluvia apretaba y nosotros empezábamos a mojarnos, pero cuando estuvimos un buen rato dando vueltas a la iglesia y la plaza de esta pequeña isla que forma parte de Gamla Stan.

Por fín conseguimos cruzar al otro lado, y empezamos a correr buscando refugio. Finalmente nos metimos en un McDonalds para cenar algo rápido, ya que estábamos cansados y el tiempo no acompañaba para ir buscando sitios. Al menos la lluvia aflojó y se convirtió en un chispeo que nos permitió volver al hotel. Noçs hizo mucha gracia encontrar un comic de Mortadelo y Filemón en un pequeño reservado que había en el hotel con libros, revisas y un ordenador.

Una vez allí, pudimos organizar el día siguiente y descansar.