Después de nuestra siesta reparadora nos pusimos en marcha, primera parada, la ciudad prohibida.
Antes de entrar tuvimos que hacer "cola" si se le puede llamar hacer cola a estar hacinados con miles de chinos en la acera que daba acceso al filtro donde te miran las mochilas, una vez pasado el filtro donde me pareció curioso que a todos los chinos se les escaneaba el carnet para poder entrar, estábamos en la puerta donde esta la foto de Mao, allí había un puestecito y quisimos comprar unas botellas de agua ya que el calor era infernal, desde entonces tuve la sensación de que todo el mundo nos quería timar; le dije al hombre que quería dos botellas de agua, me dijo claramente SIX y cuando le repetí six enseñando seis dedos de repente cabio de idea y me levantó ocho dedos


La entrada al parque costo 10 yuanes por persona que es el precio estándar para entrar a cualquier atracción turística allí, además en algunos parques, una vez dentro tienes que volver a pagar 10 yuanes para ver zonas dentro de los mismos, un buen negocio, ya que estas ahí como no vas a pagar para ver un poco mas.
La subida a lo mas alto de la colina es empinada pero eso no echa para atrás a nadie ya que en la cima había un montón de gente, como en todas partes, allí en lo alto se encuentra el kilometro cero de Pekín, imposible una foto sin gente claro, llego la hora de comer y salimos del parque en busca de algún sitio.

Después de caminar muchísimo ya que alrededor del perímetro del parque solo hay un muro y el parque es enorme, nos costó llegar a la civilización por decirlo de alguna manera ya que estábamos en el centro de la ciudad, encontramos un cartel con una hamburguesa y dijimos pues aquí mismo que se nos estaba haciendo tarde, subimos unas escaleras y encontramos un sitio como una cafetería bohemia con una galería de arte en la que vendían comida occidental así que allí estábamos a 20 minutos de la ciudad prohibida, justo frente a un hutong comiendo una hamburguesa Néstor y yo un plato de espaguetis boloñesa, lo típico de allí vaya!

no me quiero poner escatológica pero me entro la necesidad de ir al baño y al abrir la puerta cual es mi sorpresa que me encuentro a un señor allí a lo suyo!! por lo poco que pude ver en el baño no había puertas en los inodoros y para mas compañerismo eran baños mixtos. Decidí que eso era muy moderno para mi y habíamos visto de camino unos aseos públicos, terminamos nuestros platos y fuimos a ver esos baños.
Si, lo que os han contado es cierto, el baño típico es un agujero en el suelo, pero no os asustéis, también hay inodoros occidentales pero probad la experiencia que no deja indiferente, además debe ser que la intimidad esta sobrevalorada por que otra vez me encontré con que no había puertas así que deje a Néstor de vigilante por si alguien quería entrar pararle de alguna manera, al menos esta vez si era un baño de mujeres. Encontramos una tiendecita en la que tenían agua fresquita y nos fuimos a ver el ultimo lugar del día, el parque beihai.
Como todo aquí, el parque es gigante y bien puedes echar el día entero, nos limitamos a subir a lo alto del parque donde se encuentra la gran pagoda blanca, previo pago de otros 10 yuanes por cabeza, además de la entrada del parque; después de haber subido cientos de escalones, a veces tenia la sensación de que pagábamos para subir escalones, si bien es verdad que merece mucho la pena subirlos por que desde abajo no se es consciente de lo grande que es el parque, caminas un poco por aquí y por allí y no te das cuenta hasta que subes a lo alto, para mi, lo mas bonito de los parques sin duda.

Lo único que rompe con el espectáculo que se ve desde lo alto son los altavoces, me explico; escondido en un rincón, en una ventana o barandilla, incluso atado con un alambre a un poste hay megáfonos con una retahíla en chino que a saber que dice pero que taladra el cerebro como una tortura y están por todas partes, en todos los parques, en la calle, en un señor que va en bici, en el metro...
Era el momento de volver al hotel y de camino paramos en un restaurante donde compramos unos dumplings para llevar, nos atendió un señor muy majo que nos puso unas cervezas bien fresquitas mientras esperábamos a que nos preparasen la cena, estábamos a un buen paseo del hotel y sorpresa! aparece nuestro amigo del bici taxi con su mismo cantar, que si estábamos muy lejos que el nos lleva y nada nosotros queríamos patear las calles que es algo que nos gusta mucho aunque es verdad que caminamos mucho y estábamos muy cansados, aun así le dijimos que no a nuestro amigo y nos fuimos al hotel, cenamos y caímos en la cama como dos lirones.