Itinerario del día 7
Teníamos por delante la jornada con más kilómetros de todo el viaje. Empezaríamos con el castillo de Eilean Donan y acabaríamos en Pitlocrhy, a más de 200 kilómetros.
Nos pusimos pronto en marcha para llegar al castillo en un momento en que hubiera todavía poca gente. Como no teníamos previsto verlo por dentro, nos dedicamos a hacer fotos y fotos con una luz distinta a la de la tarde del día anterior
El día, como veis, amaneció nublado y las fotos no son gran cosa. Pero la belleza de esta fortaleza es innegable.
Tiene algo, no sé muy bien qué… A mí me deja hipnotizado cada vez que vuelvo a ver las fotos. El castillo, el puente, las rocas… No olvidaremos nunca Eilean Donan
Para más información sobre el castillo podéis ver la etapa anterior.
Tras un breve paso por la tienda, que no tiene mayor interés, dejamos atrás los autobuses que comenzaban a llenar el parking y pusimos rumbo a la zona del lago Ness, en concreto, al pueblo de Drumnadrochit, desde donde se accede al castillo de Urquhart.
No teníamos prevista ninguna parada en el trayecto pero al poco dejar atrás el castillo de Eilean Donan hay un área montañosa muy llamativa. Se conoce a esta zona como Kintail. Comienza a la altura del pueblo de Shiel Bridge. A partir de ahí, la carretera A87 discurre rodeada de preciosos picos, no demasiado altos (rondan los 1.000 metros) pero de una belleza imponente, con lagos conectados entre sí. Se conoce a estos riscos como las Cinco hermanas de Kintail y corren varias leyendas sobre ellas. Se decía que antes eran seis… Aquí podéis leer completa la historia.
www.bootsandbutter.com/ ...gends.html
A esta zona, por cierto, le dedicó un disco completo el genial violinista escocés Alasdair Fraser: Return to Kintail se llama el trabajo, donde estaba acompañado del guitarrista Tony McManus. Aquí os dejo un tema, pero merece la pena el disco entero. Una delicia.
Y, por fin, tras una hora de conducción desde la zona de Kintail hasta Drumnadrochit, llegamos al castillo de Urquhart. Nada más llegar al parking nos dimos cuenta de que no íbamos a estar solos… Riadas de turistas nos afanábamos por entrar en uno de los castillos más populares de las Highlands. Esta visita está incluida dentro del Explorer Pass.
Primera vista del castillo al entrar en el recinto
El de Urquhart es un castillo con una ubicación espectacular. Asomado al lago Ness, ofrece unas vistas sin igual. Ese es, sin duda, su punto fuerte, ya que del castillo en sí no queda demasiado. A mí en particular no me importa esto último; de hecho, me gustan los castillos tipo ruina, casi siempre más que los castillos con salas y salas parecidas y aburridas. Pero aquí, en Urquhart, la muchedumbre arruina un poco la experiencia, al menos en verano. En otra época del año seguro que la visita es mucho más placentera pero en agosto se hace un poco estresante. Hay mucha, mucha gente. Colas para entrar en cualquier sitio, para subir cualquier escalera, para hacer la típica foto… En fin, os podéis imaginar.
Como decía, lo chulo del castillo son las panorámicas del lago que ofrece. El día, además, estaba bonito. Sol, nubes, algún chubasco ligero… muy escocés todo.
Vista del lago Ness desde el castillo
Estuvimos algo más de una hora en el castillo. Suficiente para hacernos una idea y salir corriendo hacia algún lugar menos concurrido.
Nos gustaría haber tenido más de tiempo para explorar los alrededores del lago Ness. Habíamos leído que la orilla este del lago, a la altura de Foyers y sus cascadas, es más bonita, con mejores vistas, pero no había tiempo.
Sí que tuvimos tiempo para turistada de manual que nos pillaba de paso. En el pueblo de Drumnadrochit hay un par de exposiciones (de pago) sobre el monstruo y su leyenda. No íbamos a entrar en ninguna de ellas pero habíamos visto que la lado del Loch Ness Museum y el Loch Ness Hotel, había una figura de Nessie retozando en un pequeño estanque. Y allá que fuimos, a hacer la foto más ‘guiri’ de todo el viaje. Aquí tenéis al bicho.
El 'bicho', chapoteando en el lago
Está gracioso, la verdad. Y si vais con niños les encantará. Basta asomarse un poco por encima de una valla y te ahorras la entrada al 'museo'.
Volvimos al coche y retomamos la ruta. Desde Drumnadrochit, según sales en dirección a Inverness por la A82, hay varios miradores del lago Ness donde se puede parar sin problemas.
Una de las dudas de esta etapa era Inverness. Después de mirar el foro y ver las opiniones, finalmente descartamos visitar la ciudad. Si vas con tiempo supongo que no está mal hacer una parada pero en nuestro caso pasamos de largo, este día teníamos muchos kilómetros por hacer.
Dejamos fuera Inverness del itinerario en beneficio de Clava Cairns (o Cairn de Clava, tal y como figura en Google Maps). Se trata de un lugar no demasiado conocido, ubicado solo 10 km de Inverness. Es sencillo llegar y cuenta con un pequeño parking donde dejar el coche.
En Escocia hay numerosos círculos de piedra, construcciones megalíticas en estados de conservación muy variados. Datan de hace 5.000 años en algunos casos. Quizás las más famosas sean las piedras de Callanish, en la costa oeste de la isla de Lewis (Hébridas exteriores), o las de Stenness, en las islas Orcadas. Son lugares a los que me hubiera encantado ir pero que pillan bastante alejados para un primer viaje a Escocia. En Callanish, por cierto, se inspiraron los creadores de Brave para el círculo de piedras que aparece en la película. Si bien los distintos círculos de piedras de Clava Cairns no son tan espectaculares como los anteriores, el lugar nos fascinó.
Las pidras verticales forman círculos en torno a las tumbas
El recinto arqueológico es pequeño y permite ver los tres yacimientos en apenas unos pasos. Estas tumbas de roca gris datan de la Edad de Bronce, es decir, tienen más de 4.000 años de antigüedad. El lugar tiene un magnetismo especial, transmite paz. Tuvimos suerte y pudimos ver la zona casi sin gente. No pensábamos dedicarle mucho tiempo pero estuvimos un buen rato caminando entre las piedras. Una visita de la que no esperábamos gran cosa se convirtió en el mejor antídoto para el gentío que habíamos tenido que soportar en el castillo de Urquhart.
Aquí, como no, los fans de Outlander os podréis hacer alguna foto imitando a Claire –la protagonista– en una de sus visitas a Craigh Na Dun, el círculo de piedras que aparece en la serie.
En estas webs podéis encontrar toda la información sobre Clava Cairns
masedimburgo.com/ ...inverness/
madaboutravel.com/ ...inverness/
A unos metros del recinto arqueológico hay una pequeña zona de picnic con pocas mesas y algunas piedras para sentarse, ideal para tomar algo con bonitas vistas a los campos y bosques que rodean la zona.
Después de comernos unos sandwichs retomamos el camino. Nos quedaban todavía más de 130 kilómetros para llegar a Pitlochry, nuestro destino final.
Pasamos muy cerca del campo de batalla de Culloden, que está apenas 5 minutos en coche de Clava Cairns, pero no teníamos tiempo para hacer la visita.
Tomamos la autovía A9 y comenzamos nuestro viaje hacia el sur. Pasamos primero por Aviemore y seguimos atravesando el parque nacional de los Cairngorms, un lugar muy popular entre los escoceses para el trekking.
Ya cerca de Pitlochry, a unos 20 km, nos detuvimos para dar un paseo por las cascadas Bruar Falls. Queríamos estirar un poco las piernas tras un día intenso de coche. Se puede aparcar sin problema en un amplio parking ubicado junto a un complejo comercial y de hostelería llamado The House of Bruar. Al parecer, es una zona comercial muy conocida en Escocia, con un aire aristocrático y elitista. Escaparates preciosos, prendas tradicionales escocesas y precios acordes a tan distinguidos establecimientos. Dicen que tiene la colección de artículos de cashmere más grande del Reino Unido.
A mi modo de ver, lo más aprovechable es la enorme tienda de productos gourmets. Hay, literalmente, de todo. Como decía, los precios están bastante subidos pero no nos pudimos resistir a comprar algunos regalos para la familia. Galletas delicatessen, tartas de whisky en bonitas cajas adornadas con estampados de tweed y otros dulces. El sitio es espectacular y la colección de botellas de whisky y otros licores, supongo que insuperable.
Una tentación a cada paso...
Pero no habíamos parado aquí para ir de tiendas, claro, si no para caminar un rato. Desde la parte posterior del centro comercial arranca el camino que lleva hasta las cascadas, las Bruar Falls, que toman el nombre del río que las alimenta. Son poco más de dos kilómetros con una ligera pendiente, una ruta apta para todo el mundo.
En total se pueden ver dos saltos de agua. El segundo es más espectacular, tanto en la primera vista de la parte de abajo como una vez que atraviesas el puente y ves la cascada desde arriba. El entorno es muy agradable, rodeado de pinos y verde a más no poder. El paseo se hace en poco más de una hora con toda tranquilidad.
Puente sobre la última de las cascadas
Aquí están todos los detalles de este bonito paseo
www.walkhighlands.co.uk/ ...ruar.shtml
En la zona de Pitlocrhy se nos quedaron varias cosas en el tintero por falta de tiempo: el mirador de Queens View, el castillo de Blair Atholl, el bosque del Hermitage en Dunkeld (esto tiene muy muy buena pinta), una ruta por los Cairngorms… en fin, ¡hay tantas cosas en Escocia que es imposible verlo todo!
Y, por fin, llegamos a nuestro alojamiento en Pitlocrhy, el B&B Ashbank House. Luego daré más detalles. Solo decir ahora que es un lugar muy recomendable.
Tras desembarcar en el B&B y hacer un pequeño descanso, la dueña del alojamiento nos recomendó acercarnos esa noche al espectáculo Pitlochry Highland Nights. Se trata de un evento cultural que empieza con un desfile por el centro del pueblo y acaba en una amplia pradera (un campo de rugby, en realidad) donde se suceden distintos shows tradicionales, desde bailes a canciones o piezas musicales para el grupo de gaitas de la localidad. Creo recordar que fueron 10£ por persona la entrada.
Danzas tradicionales escocesas
¿Merece la pena? Bueno… diremos que el espectáculo es irregular, y ciertamente no es barato. Las marchas del grupo de gaiteros, todos ellos ataviados con los trajes típicos, son chulas. La música resuena en todo el pueblo y el show resulta entretenido. Los demás números… pues bastante flojos.
Desfiles de la banda de gaitas
Los bailes y las canciones a cappella se hacen algo aburridas. Lo buenos es que hacia el final dejan al público bajar donde están todos los músicos, grabar con el móvil y charlar con ellos.
Los gaiteros y gaiteras, más cerca
La zona donde celebró el evento estaba muy cerca del restaurante que habíamos reservado para esa noche, el Port Na Craig Inn. . Situado al otro lado del río Tummel, el barrio donde se encuentra el local es muy pintoresco. Preciosas casas de piedra dan al cauce y jardines frondosos adornan cada rincón. Hay que atravesar además un curioso puente de hierro. Esta zona acoge también el famoso festival de teatro de la ciudad. Y es que Pitlochry tiene una intensa actividad cultural todo el año.
Como no podía ser de otra manera, el Port Na Craig Inn es un sitio encantador, muy acogedor. Venía recomendado en la guía Lonely Planet y también nos lo recomendó la dueña del B&B. Y no nos defraudó. Disfrutamos de una de las mejores cenas del viaje. De entrante, un delicado plato de haggis, el mejor que comimos en Escocia. Y de segundo, salmón a la parrilla y un plato de haddock con un curioso y largo nombre (‘Battered Freshly Landed Buckie Haddock hand cut chips, salad leaves and tartar sauce’). Para beber tomamos una cerveza artesanal estupenda, Lia Fail de la cervecería Inveralmond.
La cuenta de toda la cena fue de 51£, que pagamos con gusto, la verdad; el sitio, la comida y la atención de los camareros lo merecía. Mención también especial para la terraza con mesas de madera junto al río. Esa noche estaba cerrado pero tenía una pinta estupenda.
Alojamiento
Volvimos dando un largo paseo hasta nuestro alojamiento. El B&B Ashbank House (85£ la doble), está algo alejado del centro, a unos 15 minutos. La casa de hecho está al final del pueblo y de ahí su privilegiada ubicación: el jardín da un barranco, por donde pasa un río, y al otro lado comienza un frondoso bosque. Las vistas son increíbles y muy relajantes.
Un B&B para recomendar
La casa en sí es una preciosidad, está cuidada hasta el último detalle. Tiene un hall con ventanales preciosos y una zona para desayunos muy acogedora. La dueña además es muy simpática y ¡una gran cocinera! El desayuno es excelente (pedí el clásico Scottish breakfast y no me lo pude acabar). Todo con productos caseros… para desayunar dos veces al menos. Quizás lo más flojo del alojamiento sea la habitación. No estaba mal pero necesitaba algo de renovación, aunque estaba todo limpio, eso sí. El baño era minúsculo. En fin, un buen B&B.