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Día 13. De Sikinos a Santorini. Último baño en la playa para dar la bienvenida al volcán.
Tras desayunar en la maravillosa terraza dejamos las maletas recogidas para dárselas a Margarita, con quien hemos quedado en el apartamento a las 10:15. Ella nos ofrece guardarlas en su coche que está aparcado junto a la parada de autobus. Es aquí donde hemos quedado con Catalina y Katerina para ir caminando a la playa de Dialiskari. Antes de emprender la caminata compramos unos hojaldres en la cafetería que hay junto al supermercado. “Marconi”, regentada por un chico muy simpático.
El camino no está muy claro al principio entre las calles del pueblo y nos va fenomenal ir con nuestras amigas griegas pues tenemos que preguntar a unos lugareños que solo hablan griego. Tras algunas subidas, damos con el camino, que es más bien una especie de pista, por lo que se puede acceder incluso con algunos tipos de coche. Se nos hace muy agradable el paseo con ellas y para las 11:30 estamos en la bonita playa de Dialiskari, una playa pequeña de aguas cristalinas con algunas sombrillas en las que solo hay 6 personas y con nosotras, diez.
Es triste pensar que son los últimos baños de nuestro viaje, pero nos anima mucho hablar con nuestras amigas que nos recomiendan nuevas islas para visitar en los próximos años. Comemos los hojaldres de calabaza y a las 14:15 nos despedimos de nuestras amigas pues tenemos que ir caminando a Alopronia. El camino de regreso es más fácil y sin confusión, por lo que en 35-40 minutos llegamos. En el puerto cogemos los tickets de ferry y esperamos a que llegue Margarita en su coche con las maletas.
A las 15:45 llega puntual el ferry de Zante. Tenemos 2 horas de trayecto hasta Santorini. La llegada, bajo esta isla volcánica en forma de media luna y las casitas blancas en lo alto, es preciosa.
En Santorini debería estar esperándonos el transfer de “Love amazing travel”, pero no es así. Tras dar unas cuantas vueltas el chico del autobús local nos ofrece montarnos por 2,50 euros y aceptamos pues es la mejor opción y además es más barata que el transfer, que nos iba a costar 20 euros. Parece que los de la agencia de transfer se han olvidado de nosotras, pero no nos sale mal el trayecto. De la estación de bus de Fira a nuestro hotel hay un pequeño paseo de 10 minutos y lo encontramos enseguida, por lo que a las 18:30 ya estamos ubicándonos en el hotel, que prometía ser el menos chulo del viaje, pero que nos encanta sobretodo por lo nuevo y bien situado.
Tenemos el tiempo justo para ducharnos y prepararnos para llegar a pasear por la caldera y ver la puesta de sol. Realmente estamos ilusionadas, pues nos gustó tanto Santorini hace dos semanas que estamos deseando volver a pasear por el caminito junto a la caldera pero esta vez viendo la perspectiva de Fira y Firostefani.
Y así es, tan maravilloso como lo esperábamos, con muy poquita gente, aunque algo más de la que percibimos en Oia al comienzo de nuestro viaje. Vamos desde Fira hasta Firostefani por el precioso caminito, parando a fotografiar cada lugar preciosamente decorado, cada rincón, cada cúpula azul, cada bajada de escaleritas blancas que parecen terminar en pleno mar, cada perspectiva de Nea Kameni con el reflejo del sol que cada minuto está un poquito más abajo, hasta que finalmente se esconde tras la roca Skaros de Imerovigli.
Así lo vemos a las 20:40 desde Firostefani, junto a la taverna Aktaion donde recuerdo perfectamente la primera cena griega de mi vida, allá por el verano de 2008. Han pasado 12 años y recuerdo ese lugar que tanto me gustó y fue el principio de un camino que espero que continúe durante muchos años más.
La taverna Aktaion es un clásico en Firostefani desde 1922 y vemos que se va llenando por momentos, por lo que decidimos quedarnos a cenar allí. Hay varias mesitas fuera pero están reservadas así que tenemos que cenar en la parte interior, un sitio super bonito decorado en el ambiente más griego y marinero. La cena, excelente.
Aktaion: crema de tomate con tostas (aperitivo de la casa), berenjenas rellenas de queso feta en salsa de tomate, bolitas rellenas de queso feta rebozadas, agua y copa de vino. 20 euros.
Cenamos tan bien que decidimos hacer ya la reserva para mañana, en una mesita en la calle con vistas a la puesta de sol. El lugar está solicitado y no es posible reservar para las 20:00, que creemos que sería la hora perfecta, así que finalmente decidimos reservar para las 19:00 horas.
Regresamos a Fira y paseamos por la parte interior del pueblo, entre callejuelas llenas de tiendas, tavernas y cafeterias, donde observamos ambiente muy tranquilo. Me parece increíble ver Fira así pero creo que es perfecto pues hay ambiente agradable y nada de agobio. Increíble y maravilloso. Otro día más nos vamos felices a dormir.
Día 14. Santorini. Cierre del viaje en el cráter del volcán y puesta de sol para cenar.
Nos gusta mucho el hotel Deluxe Rest Boutique. La pena es que elegí la habitación más básica y no tiene una terraza que en principio no vi necesaria; sin embargo, sería un buen sitio para tomar el desayuno ya que por motivos del Covid, no nos lo ofrecen. Salimos de la habitación y vemos que junto a la piscina hay una barra de bar con sillas altas que de momento parece no usarse y decidimos ubicarnos ahí. Tan a gusto tomamos nuestro desayuno junto a la piscina.
Es nuestro último día del viaje y lo vamos a cerrar con una excursión típica que yo hice en mi primer viaje a la isla en 2008, cuando mi hija aún no había nacido: la excursión al volcán. Hemos hecho la reserva desde el hotel y finalmente hemos decidido hacer la más corta, que dura de 11:00 a 14:00 y visita los islotes de Nea Kameni y Palea Kameni con sus hot springs. Nos ha costado 20 euros adulto + 10 euros niño. Las otras opciones son la excursión que llega hasta la isla de Thirasia con tiempo para comer allí, o la más larga que llega hasta Oia. Esta última no nos interesa porque en Oia estuvimos al comienzo de nuestro viaje; sin embargo sí que dudamos en hacer la excursión intermedia hasta Thirasia. Finalmente decidimos no hacerla pues el regreso es un poco tarde y queremos aprovechar la tarde en Santorini. Realmente querríamos hacer todo pero no tenemos tiempo y hay que seleccionar.
La excursión sale del puerto viejo, cuya bajada parte de un punto de la caldera. Anoche localizamos el sitio y llegar desde el hotel es muy sencillo; las vistas desde arriba, maravillosas, y la bajada en zig zag es un buen paseito. Una vez abajo vemos varios barcos y cuando preguntamos nos indican cuál será el nuestro: Odyseus, un barco de vela estilo pirata muy chulo en el que vamos poquita gente y con mucho espacio.
Es precioso alejarse en el barco y ver sobre nosotras la isla de Santorini, apreciando su forma de media luna y con ese contraste entre la tierra volcánica y las casitas blancas a lo alto. Nos vamos acercando a nuestra primera parada, la isla de Nea Kameni, donde el barco atraca y nos explican que para entrar al Parque Natural Geológico hay que pagar 2,5 euros y disponemos de 45 minutos para visitarlo. Es chulisimo caminar por los senderos de tierra volcánica entre los cráteres del volcán hasta llegar a la cima. El guía del barco nos va explicando la historia de la isla y cómo se formó debido a las sucesivas erupciones volcánicas, lo que resulta muy interesante por algunas curiosidades que no sabíamos.
Tras regresar al barco nos dirigimos al islote de Palea Kameni, donde atraca a 30 metros de la orilla y las aguas termales (Hotsprings). Allí tenemos 30 minutos para bañarnos y nos explican que para llegar a las aguas termales hay que acercarse a la orilla, donde el agua está a 35 grados centígrados. A mi hija le resulta emocionante bañarse en esas aguas; sin duda, una experiencia para recordar siempre.
Son casi las 2 de mediodía cuando vamos de regreso a Santorini en el barco. Al llegar al puerto hay tres opciones para subir a Fira: andando (30 minutos y gratis), en burro (25 minutos y 5 euros) o el funicular (5 minutos y 6 euros/adulto o 3 euros/niño). Nosotras optamos por la opción del funicular, que además de cómoda es impresionante por las vistas. ¡Nos encanta!. Al llegar a Fira dirigimos a comer a la taverna Nikolas, un clásico desde el año 1955, situada en una de las calles principales. Como hoy vamos a cenar prontito, no queremos comer mucho y nos decidimos por la mousaka, pues la tienen como una de las especialidades del día y sabemos que en este restaurante estará rica.
Nikolás: mousaka y agua. 12 euros.
Frente a la taverna hay una tienda muy bonita donde compramos postales, un llavero y unos vestidos griegos. Son las 15:30 cuando regresamos al hotel y vamos directas a darnos unos baños en la piscina, que es muy chula y está muy tranquila. Momento de nostalgia: nos quedan solo unas horas en Grecia y nos da muchísima pena.
A las 18:00 estamos cogiendo el autobús para ir a Imerovigli, el pueblito de la caldera que nos queda por visitar. Se puede llegar andando pero es cuesta arriba y hace calor; además tenemos la cena pronto y vemos que no nos va a dar tiempo. Por eso optamos por ir en bus y regresar andando, a una hora de menos calor y cuesta abajo.
A las 18:05 llegamos a Imerovigli, un pueblo que encontramos super tranquilo y con hoteles tanto o más lujosos que los de Firostefani con sus piscinas y jacuzzis con vistas impresionantes a la caldera. Imerovigli está en el punto más alto, frente a la famosa roca Skaros, hacia la que bajamos paseando y encontramos en su camino una iglesia preciosa frente al mar. Me dan ganas de llegar a la punta de la roca por un caminito, pero no nos va a dar tiempo. No importa, pues así ya tengo una excusa más para volver a Santorini. Disfrutamos mucho de este paseo por Imerovigli, iluminado por una luz espectacular que va perdiendo fuerza a medida que baja el sol. Continuamos el paseo hacia Firostefani, pues a las 19:00 nos espera una mesita reservada en Aktaion.
El lugar para nuestra última cena es maravilloso. No me canso de mirar al mar, a los islotes, a las casitas, a la roca Skaros… Es tan bonito y se respira tanta paz que me quedaría allí todo el tiempo del mundo. La cena maravillosa una vez más.
Aktaion: aperitivo de la casa, albóndigas de verdura con salsa de yogur, calamares fritos con salsa tzatziki, vino y refresco. 22 euros.
Nos parecía que la hora de cenar era muy pronto, pero realmente todo es muy pausado y podemos disfrutar de la puesta de sol hasta el final. Son las 20:30 cuando nos levantamos de la mesa y el sol está a punto de esconderse. Nos vamos de allí con mucha pena pero a la vez pensando en la suerte de haber vivido esos momentos tan bonitos.
Al regreso junto a la caldera disfrutamos de cada bello rincón y cuando anochece por completo decimos adiós a la maravillosa isla de Santorini, con algunas lagrimillas. Ha sido un final de viaje emocionante.
Día 15. Regreso a España soñando en azul.
A las 5:00 de la mañana nos recoge en la puerta del hotel el transfer que hemos reservado y por 15 euros nos lleva al aeropuerto. El vuelo a Atenas sale puntual a las 6:20 y llega a Atenas a las 7:00. Es precioso ver amanecer en Santorini desde el avión. Curiosamente aterrizamos hace dos semanas viendo el atardecer de Santorini y hoy despegamos viendo el amanecer de esta misma isla. Aquél atardecer, hace dos semanas, fue el primero de muchos preciosos atardeceres a lo largo de este espectacular viaje. Y hoy el amanecer ha significado que el viaje nos ha permitido volver a ver la luz después de unos meses difíciles.
En el aeropuerto de Atenas tenemos menos de dos horas de espera. El vuelo de regreso sale puntual a las 8:50. Desayunamos zumo, café y unos bocadillos que nos ofrecen en el avión.
Seguidamente nos dormimos, soñando una vez más en blanco y azul. Sin duda, hacer este viaje ha sido la mejor decisión que pudimos tomar y estamos felices por todo lo vivido.
Gracias, Grecia, por darnos luz un año más.
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