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Después de desayunar un poco en la Pousada de Baucau, regresamos al coche y reemprendemos viaje hacia Dili, nos queda ahora la parte más fácil del viaje, desde Baucau a Dili, la carretera, a pesar de no ser perfecta, permite mantener una velocidad constante y antes del mediodía llegamos a Dili, devolvemos el coche y regresamos al mismo hotel en el que estuvimos alojados a la llegada.
Nos queda una tarde en Dili y parte de la mañana siguiente antes de tener que ir al aeropuerto a tomar el avión con destino a Bali, desde donde tomaremos el siguiente vuelo hacia la isla de Flores. Aprovechamos esas horas para dar un último vistazo a la capital del país, paseando por el paseo marítimo mientras el sol va cayendo y mientras tomamos una cerveza, vamos rememorando los días que hemos pasado en Timor Leste, las cosas buenas, Jaco, Baucau, los corales y los peces, el día pasado en la isla... y las malas también, las carreteras, el precio, a veces abusivo, que pretenden cobrarte cuando ven a un extranjero, la desgana con la que te atienden en muchas tiendas , sobre todo en la capital...
A la mañana siguiente nos dirigimos al aeropuerto, donde después de los acostumbrados trámites aduaneros y de pagar los 10$ de tasa de salida,tomaremos el avión que nos ha de llevar a Bali y de allí a Flores.
Atrás quedará Timor Leste. Un lugar en el que el turismo es, a día de hoy, testimonial, en todo el viaje nos hemos cruzado con cuatro o cinco turistas como mucho, evidentemente, la infraestructura turística es inexistente y la gente, aunque en general son de carácter amable y amigable, no por ello dejan de verte como una oportunidad para sacarse algún dólar extra. El resumen es que me ha parecido un país precioso, un lugar donde no te sientes turista, sino viajero y donde la calma y el descubrimiento son la tónica diaria, donde puedes encontrarte con unas playas de arena blanca totalmente vírgenes y solitarias y al que me gustaría poder regresar algún día para descubrir, tanto la zona costera del sur, como las montañas de su parte central.
Supongo que en pocos años todo el país ira cambiando, el tesoro que representan sus encantos naturales, sus playas, sus fondos marinos sin explotar hacen de este país una joya que estoy seguro, pronto se hará más conocida y atraerá a inversores extranjeros dispuestos a explotar esos preciosos recursos. Rezo para que esa gente sepan aprovechar esas inversiones y a la vez preservar lo que tienen ahora, encontrar lugares como Jaco Island es algo que no se da ya muy a menudo y habiendo podido observar la falta de escrúpulos con que la industria turística ha actuado en otras partes del mundo, me temo que un día no muy lejano, esas playas y esos fondos marinos no pasen a ser un recuerdo de lo que fue un día, para convertirse en un entramado de lujosos resorts, aglomeraciones de gente y grandes yates destrozando con sus anclas los hasta ahora vírgenes fondos marinos llenos de vida.
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