Después del día agotador de ayer, hoy comenzamos a explorar esos monumentos que hay en la ciudad de Granada y que no son tan conocidos, pero también son importantes. Muchas veces la gente visita la Alhambra, pero no se para a descubrir la ciudad.
Comenzamos el día desayunando en el Bar Fede tranquilamente para coger fuerzas. Nos quedamos impresionados con las medidas adoptadas en este bar frente a la covid, toma de temperatura, distancia entre mesas, buena ventilación, gel hidroalcohólico y una atención muy buena. La verdad que unas medidas top, totalmente recomendado tanto para desayunar, picar o tomar algo.
Después de tomarnos un buen desayuno, nos vamos a nuestro primer punto del día, la Catedral de Granada, Catedral de la Encarnación.
Aquí quiero dar un tip, entramos en la catedral y preguntamos por un ticket para visitar tanto la catedral como la capilla real y nos dicen que ese ticket se compra en una tienda muy cercana, la librería “Cruz de Elvira”, se encuentra en la esquina que hay entre la iglesia del Sagrario y la entrada a la Alcaicería.
En la puerta te indican los monumentos que se pueden combinar para las visitas, nosotros teníamos claro que queríamos conocer la catedral, la Capilla Real y dudábamos con el Monasterio de San Jerónimo, porque no sabíamos si nos iba a dar tiempo. El hombre que nos atiende nos recomienda totalmente la visita al monasterio y también a el Monasterio de la Cartuja, que por poco más lo puedes visitar y le hacemos caso. La verdad que fue la mejor decisión que tomamos porque nos sorprendieron ambos monumentos.
El precio de la entrada a cada monumento es el siguiente:
Catedral de Granda: 5€
Capilla Real: 5€
Monasterio de San Jerónimo: 4€
Monasterio de la Carguja: 5€
El precio de todos los monumentos con este ticket conjunto: 3 monumentos + San Jerónimo fue de 15€.
Una vez adquirido el ticket conjunto, nos disponemos a visitar la Catedral de Granada. No había mucha gente y hay un recorrido indicado para que no te cruces con la gente y sigas un único sentido. Además, hay distintos códigos QR a lo largo del recorrido que te aportan datos sobre la visita a modo de audioguía. Por lo tanto, yo recomiendo llevar unos auriculares, para poder escuchar bien y no molestar al resto de la gente que realiza la visita.
La Catedral está rodeada de edificios y no te das cuenta de lo grande que es hasta que te encuentras delante de ella, en la plaza de las Pasiegas, para observar su fachada principal, donde se encuentra la entrada a la misma. Está construida sobre una antigua mezquita, fue Isabel la Católica la que mandó su construcción. El primer proyecto fue de 1506 realizado por el arquitecto Enrique Egea. El 25 de marzo de 1523 se pone la primera piedra, iba a ser como la catedral de Toledo, de estilo gótico y con dos torres de 80 metros pero se paró y retrasó con la muerte de la Reina Isabel y el inicio de la construcción de la Capilla Real. En 1529 Diego de Siloé retoma la construcción y sobre los cimientos góticos introduce elementos renacentistas construyendo 5 naves en vez de las 3 que estaban proyectas. Las circunstancias económicas del momento hicieron que el proyecto se fuese reduciendo, la fachada acabó incompleta y se hicieron pequeños cambios, tanto en su estructura como en la decoración. En vez de las dos torres de 80 metros que se querían construir, se quedó con una torre de 56 metros de altura.
La primera impresión que da al entrar en su interior es que es muy blanca. Esto se debe a que es un templo dedicado al culto a la Virgen María, de ahí el blanco de sus paredes representado la pureza. La verdad que no está muy recargada. Estuvimos una hora haciendo el recorrido que acaba en la sacristía. Destaca la capilla mayor, una joya del renacimiento español, donde destacan las esculturas orantes de los Reyes Católicos, además de las numerosas vidrieras pintadas. Las distintas capillas que se pueden recorrer y donde se veneran distintas imágenes fueron realizadas en distintas épocas y por distintos escultores y pintores durante los siglos XVII y XIX.
Abierta al culto en 1561, aunque no fue hasta 1704 cuando finaliza su construcción.
No es impresionante como otras catedrales españolas, pero tiene bastante historia. Tardamos una hora en realizar la visita completa, escuchando la audioguía y parándonos en cada capilla. La verdad que la hicimos sin prisa.
Salimos de la catedral y nos dirigimos hacia la Capilla Real, pero antes nos encontramos la Iglesia Parroquial del Sagrario adosada a la Catedral de Granada. Construida sobre la antigua Mezquita Mayor. En 1705 se iniciaron las obras en la iglesia, pero se pararon años después por la falta de fondos, en 1717 se reanudaron y finalizaron en 1759. Entramos en su interior y damos una vuelta, la verdad que es más pequeña, tiene forma de cruz griega y está más recargada que la catedral. Si se pasa por delante de ella, merece la pena entrar.
Continuamos nuestro camino hacia la Capilla Real, donde se encuentran enterrados los Reyes Católicos. En su interior está prohibido hacer fotografías. Igual que en el Catedral de Granada se tiene que seguir un recorrido y hay una serie de carteles con códigos QR que te encuentras a lo largo del recorrido a modo de audioguía. La verdad que está muy bien, porque te vas informando de su construcción, de la historia de los Reyes Católicos y de la historia de España.
El estilo de la Capilla Real es gótico, fue diseñada por los propios Reyes Católicos, sobre todo por Isabel para albergar sus cuerpos tras su muerte y está anexada a la catedral de Granada. El edificio fue construido entre 1505 y 1517 después de la muerte de Isabel la Católica. Durante este tiempo su cuerpo estuvo enterrado en el convento de San Francisco, actual parador de la Alhambra, también estuvo su marido enterrado en el convento, ya que falleció en 1516, antes de que se finalizaran las obras.
Se entra por la lonja de entrada y se pasa a la iglesia, que la verdad es sombría. En el altar se encuentran los sepulcros tallados en mármol a gran escala representando a los monarcas, Isabel I de Castilla, Fernando II de Aragón y a su lado su hija Juana I de Castilla (Juana la Loca) y el marido de esta, Felipe el Hermoso, como dato, este último falta su corazón que se encuentra en la ciudad de Brujas. Debajo de los sepulcros se encuentra la cripta donde están los ataúdes con sus cuerpos junto con el del nieto de los Reyes Católico, Miguel de la Paz, muerto a la edad de dos años y heredero de Castilla, Aragón y Portugal. El siguiente punto de la visita es el Sagrario, donde se encuentran muchas pertenecías de los Reyes Católicos, se puede ver la corona y el cetro con el que gobernaron. Lleva siendo museo desde el año 1913.
La verdad que recomiendo totalmente la visita, no solo porque están enterrados los Reyes Católicos, si no porque es parte de nuestra historia y la verdad que la capilla es muy bonita. La visita se hace rápido como mucho escuchando la audioguía entre 15-30 minutos.
Seguimos nuestro recorrido y la intención era visita los Monumentos Andalusís, así que ponemos rumbo al primero de ellos, El Bañuelo. De la que vamos de camino aprovechamos para detenernos en la plaza Nueva, centro comercial de la ciudad de Granada. En esta plaza destaca el Palacio de Chancillería, actual Tribunal Superior de Justicia de Andalucía. Fue construido entre 1531 y 1587. Fue el primer edificio construido en España para albergar el Tribunal de Justicia, siempre tuvo el mismo uso desde su construcción.
En este punto iniciamos nuestro paseo por la Carrera del Darro, un recorrido a la orilla del río Darro y bajo la mirada de la Alhambra en un lado y el Albaicín alto en el otro. La verdad que merece mucho la pena, parece que estás en otra ciudad distinta. Aprovechamos para hacer fotos en sus puentes, justo delante de uno de ellos, el puente del Cadí está el Bañuelo.
Entramos y nos dicen que hay un ticket que incluye todos los monumentos por un precio de 5€. En este ticket, están incluidos los siguientes monumentos: el Bañuelo, Palacio de Dar al-Horra, Corral del Carbón y la casa morisca en la calle Horno de Oro.
El Bañuelo es un hamman del S. XI y uno de los mejores conservados que hay en la ciudad. Formaba parte de una casa particular y esto ha hecho que se conserve después de 1000 años. Destaca su techo con tragaluces en forma de estrella recreando el firmamento con el paso de la luz. La sala principal tiene arcos de herradura característico de la época musulmana descansando en columnas de época anterior y por lo tanto reutilizadas. En 1918 fueron protegidos por la Ley Española y se restauraron entre 1927 y 1928.
Se tarda como mucho 5 minutos en hacer la visita, no había nadie. No hay audioguía, ni nada que te de alguna explicación, así que mejor buscar información por tu cuenta. Además, preguntamos a las personas que estaban allí por el monumento y nos señalaron un panfleto que tenían en la entrada, que no aportaba ningún dato ni nada, menos mal que no había gente y había como unas 3 personas trabajando allí, la verdad que por esa parte vimos que no tenían muchas ganas de explicar cosas ni mostrar nada del monumento. Entramos en las distintas estancias y la verdad que es increíble la conservación del lugar.
Como teníamos la entrada conjunta, nos dirigimos al siguiente punto que teníamos cerca, la casa Horno de Oro. Entramos y no había nadie, la chica muy amable nos explica el monumento y los que nos vamos a encontrar y su distribución. Es una casa nazarí de una sola planta a la que se le añadió en el sigo XVI una segunda planta. La parte exterior es un muro ciego, todas las estancias dan hacía el patio central que tiene una alberca. La chica nos explica que cuanto más grande es la alberca del patio central, más importante es la familia que habitaba en él. Nos gustó la visita porque nos explicaron el monumento y así estás más atento en la visita, pero no la considero un imprescindible si se visita la ciudad, esa es la verdad.
Salimos de aquí y volvemos a la Carrera del Darro, nuestra intención era visitar la Iglesia de San Pedro y San Pablo, pero nos avisan que está cerrada y lleva así un largo tiempo, desde el comienzo de la pandemia. Así que como enfrente está el museo arqueológico entramos, pero lo vemos muy rápido, porque ya nos avisa el hombre de seguridad que cierran dentro de poco, está bien la visita solo que casi no pudimos leer nada ni apreciarlo. Es muy pequeño. La entrada es gratuita para ciudadanos de la Unión Europea.
Como ya era la hora de comer decidimos buscar un bar por la zona, la verdad que hay un montón pero las opiniones no eran muy buenas y los que tenía apuntados estaban todos cerrados y con pinta que aún no habían abierto desde que cerraron en marzo. Así que volvemos a la zona donde habíamos cenado ayer y comimos en La Buena Vida. Comimos a base de tapas, todo muy rico y muy barato. Genial para picar algo, además con la bebida te daban una tapa que ya casi podías comer con ella. Nosotros pedimos dos montaditos, patatas y unas tostas con las bebidas y la verdad muy bien.
Cuando salimos eran las 3 de la tarde y el calor apretaba, había un bochorno horrible, el cielo estaba nublado del turbón que hacía. Yo llevo mal el calor, así que lo pasé bastante mal y tuvimos que cambiar el planning de visitar todos los monumentos andalusís. Nuestra siguiente parada fue el Paseo de los Tristes, para admirar la Alhambra desde abajo, en este punto subimos al mirador de San Nicolás.
La verdad que yo ya no me encontraba muy bien. Es lo que tiene ser del norte, no estamos acostumbrados a esas temperaturas. En el mirador no había gente, así que aprovechamos para hacer fotos y refrescarnos en la fuente que cercana que hay junto a la iglesia de San Nicolás, además de vez en cuando venía una brisa que hacía que se llevase un poco mejor el bochorno que había.
Como estábamos en el Albaicín alto fuimos a visitar el Palacio de Dar al-Horra, nuestra intención era visitar este Palacio y el Bañuelo en un principio porque me lo habían recomendado. Entramos, no había nadie y nos pasó lo mismo que en los otros monumentos, no había ninguna información sobre el palacio. La verdad que estaba todo muy mal conservado y bastante descuidado, parecía sucio, además como hacía brisa estaba las ventanas dando golpes fuertes y nadie las cerraba. Los jardines intransitables. La verdad que una gran decepción, aparte de que nadie nos explicó nada y eso que preguntamos, esta vez ni nos señalaron un folleto explicativo, vamos que fue una pérdida de tiempo.
Vemos el edificio en 10 minutos, además parecía que cada vez hacía más calor y yo me encontraba peor así que decidimos ir para el hotel, descansar, ponernos bajo el aire acondicionado y aprovechar la piscina del hotel, ya que de noche teníamos reserva en un restaurante con vistas a la Alhambra.
Tras mucho buscar antes del viaje, finalmente me decidí reservar en el Restaurante Trillo para nuestra última noche en Granada y no es para menos, a parte de que el sitio es muy bonito, la vistas muy buenas. Solo tienen unos 4 mesas con vistas a la Alhambra en la terraza de arriba, pero tanto el jardín como el interior está muy bien cuidado y superbonito, además de que la relación calidad-precio de la comida es muy buena. Reservé con dos semanas de antelación, cuando aún estaban cerrados y no tuve ningún problema, le pedí una mesa con visitas a la Alhambra en la terraza de arriba. La atención de 10, nada más llegar nos llevaron a la mesa y muy majos, en ese momento fue cuando alucinamos con lo bonito que es el sitio, está situado en un Carmen. Nuestra camarera se presentó y nos indicó las especialidades del restaurante y finalmente aconsejada por ella nos decidimos por pulpo y arroz. Pedimos solo dos platos ya que le avisamos que no éramos de mucho comer y nos aconsejó que solo dos cosas y la verdad que genial, porque las raciones de tamaño están muy bien. Ambos platos muy ricos y sabrosos. De postre nos pedimos un bizcocho de avellana y chocolate, también recomendado por ella. Para beber una cerveza y agua. El precio total fue de 50 euros.
La relación calidad-precio de los mejores sitios que he estado, además con esas vistas y la atención del restaurante que fue de diez, volvería sin duda a Granada, esta vez de día y claramente se lo he recomendado a todo el mundo. Fue el final perfecto para despedirnos de la Alhambra. Una experiencia genial. A veces no es solo ir a una ciudad y visitar lo máximo posible los lugares más emblemáticos, si no también disfrutar del momento, dándose un capricho.
Después de una cena increíble, paseamos por la zona del albaicín alto y bajamos hasta llegar al Paseo de los Tristes o Paseo del Padre Manjón y ya desde aquí a la plaza de Isabel la Católica y a descansar para estar a tope en nuestro último día en la ciudad de Granada.