Hoy abandonábamos el camping ya que íbamos a realizar la ruta mochilera que tenía planificada. Como he comentado, en España es casi imposible poner la tienda de campaña donde te plazca sin riesgo de que te multen, pero en Picos de Europa leí que se podía realizar si te encontrabas a más de 1600 metros de altitud y lo realizas solo para la noche, es decir, poner la tienda 1 hora antes de la puesta del Sol y quitarla 1 hora después de la salida. El problema es que nosotros somos del sur y no conocemos bien la zona así que yo iba con una idea de donde ponerla basándome en los mapas de wikiloc y lo que veía por la versión satélite del Google maps.
La ruta elegida era una ruta circular que parte de Oseja de Sajambre y nos llevaría al Puerto de Panderruedas. De allí iríamos al mirador de Piedrashitas, pasaríamos por la collada de Dobres (por donde parecía por Google maps que había una esplanada y pensaba poner las tiendas de campaña) llegaríamos al Refugio de Vegabaño y de allí nos desviaríamos un par de kms para ver el Roblón de Cuesta Fría, volveríamos al refugio y de allí a Soto de Sajambre y ya, por la ruta del Arcediano, hasta Oseja. En total unos 28 -29 kms con un desnivel 1400 metros.
No tuvimos mucha prisa en levantarnos ya que no era cuestión de partir temprano para luego llegar al lugar de destino y tener muchas horas muertas en la gran nada.
Sobre las 11:30 ya estábamos fuera dirigiéndonos para Oseja de Sajambre con un día espléndido. Paramos en el mirador del puerto del Pontón para que echaran un vistazo mis sobrinos a las vistas y, sin más historia que contar, llegamos al pueblo. Lo primero que hicimos fue entrar en una tienda y comprar unas barras de pan tamaño xl, paté y una tripa de salchichón para la comida del mediodía. Nos colgamos las mochilas y nos dirigimos a las calles superiores donde sé que se encontraba la senda que nos llevaría a nuestro destino inicial, el puerto de Panderruedas, la PR-PNPE 33, aunque también en ese tramo coincide con la senda del Arcediano. Este primer tramo nos hace ganar bastante altura, unos 750 metros en unos 7,5 kms. La ruta no tiene pérdida alguna y está bien señalizada. Los primeros kms en zonas de pastizales para llegar a un tramo aéreo muy chulo y a un buen mirador del Pico Ten.

Seguimos avanzando con un calor de aúpa, pero entre las vistas y que hay buenos tramos de sombra se hace llevadero. Poco más adelante tropezamos con el Mirador de Verrunde, con mesa interpretativa sobre aves del bosque atlántico del Valle de Sajambre. Dejamos atrás la senda del arcediano y vamos ya por sendas estrechas pero bien reconocibles.


Hasta entonces, aunque hemos ganado altura, había tramos de subida con zonas muy planas que permitían descansar las piernas, pero a partir del km 4 ya es todo pindio por una zona más boscosa y con tramos duros, por lo menos si llevas un mochilón cargado, como era nuestro caso. Así que tras algún que otro tramo de descanso llegamos a la esplanada del puerto de Panderruedas, donde curiosamente corre un viento fresco que nos hace hasta ponernos los cortavientos. En una de las mesas devoramos los bocadillos de salchichón y paté que nos hacemos, recargamos las botellas de agua en la fuente que hay y tras descansar seguimos nuestro camino.
Vamos hasta el mirador de Piedrashitas y de ahí cogemos una senda que bordea el pico Camborisco. Llegamos a la majada de Piedrashitas y ahí se ve un poste indicador y un camino que asciende hasta el Collado Viejo. Aquí giramos hacia la derecha y ascendemos entre escobas por una senda zigzagueante en dirección a la Cerra Centenal.
La senda se desvía hacia la izquierda, quedando a nuestra derecha la cumbre. Después de un tramo casi horizontal, atravesamos una pedrera de cantos rodados. Por esta zona ya estamos notando como suben las nubes y las vistas están siendo cada vez mejores. El camino continúa ascendiendo por la ladera del Pico Cuetos Negros y Cerra de Dobres hasta llegar con poca pendiente hasta la Collada de Dobres (1756m). En esta zona ya estábamos caminando entre nubes directamente.




En Collado Viejo dirigiéndonos a Cerra Centenal. Vienen las nubes (vistas desde Cerra Centanal). Vistas hacia valle Valdeón y sus picos. Cada vez con más niebla.
A partir de aquí la cosa se complicó. Nos perdimos varias veces ya que el camino no estaba claro. La niebla era cada vez mayor y cuando llegamos a la esplanada que pensaba que era un buen sitio para acampar, realmente era un erial lleno de hoyos, vacas y agua. Hablando de vacas, por la zona esta se encontraban en gran número y nos hicieron desviarnos bastante. Al final tras mucho ir para un lado y volver, meternos en un bosque con niebla sacado de una película de terror, encontramos el camino (lo bueno de tener descargado el track) pero estábamos descendiendo ya por debajo de los 1600 y por una ladera de montaña por donde no había quien pusiera un par de tiendas. Seguimos por el bosque hasta que al final vimos una pequeña zona donde pudimos colocarlas. La estampa increíble: una niebla que no nos permitía ver mucho más allá de 10 metros, con los sonidos de las vacas a lo lejos, sin cobertura móvil alguna,… Allí estuvimos la mar de agusto, haciéndonos la cena, andando por los alrededores entre los múltiples caminos de cabras que había. La sensación muy buena, por lo menos para uno de mis sobrinos y para mí, el otro estaba ligeramente asustado por el sonido de los animales y por no ver mucho.
Y cuando se hizo de noche pues a dormir, que mañana hay que levantarse nada más madrugar.
La ruta elegida era una ruta circular que parte de Oseja de Sajambre y nos llevaría al Puerto de Panderruedas. De allí iríamos al mirador de Piedrashitas, pasaríamos por la collada de Dobres (por donde parecía por Google maps que había una esplanada y pensaba poner las tiendas de campaña) llegaríamos al Refugio de Vegabaño y de allí nos desviaríamos un par de kms para ver el Roblón de Cuesta Fría, volveríamos al refugio y de allí a Soto de Sajambre y ya, por la ruta del Arcediano, hasta Oseja. En total unos 28 -29 kms con un desnivel 1400 metros.
No tuvimos mucha prisa en levantarnos ya que no era cuestión de partir temprano para luego llegar al lugar de destino y tener muchas horas muertas en la gran nada.
Sobre las 11:30 ya estábamos fuera dirigiéndonos para Oseja de Sajambre con un día espléndido. Paramos en el mirador del puerto del Pontón para que echaran un vistazo mis sobrinos a las vistas y, sin más historia que contar, llegamos al pueblo. Lo primero que hicimos fue entrar en una tienda y comprar unas barras de pan tamaño xl, paté y una tripa de salchichón para la comida del mediodía. Nos colgamos las mochilas y nos dirigimos a las calles superiores donde sé que se encontraba la senda que nos llevaría a nuestro destino inicial, el puerto de Panderruedas, la PR-PNPE 33, aunque también en ese tramo coincide con la senda del Arcediano. Este primer tramo nos hace ganar bastante altura, unos 750 metros en unos 7,5 kms. La ruta no tiene pérdida alguna y está bien señalizada. Los primeros kms en zonas de pastizales para llegar a un tramo aéreo muy chulo y a un buen mirador del Pico Ten.


Seguimos avanzando con un calor de aúpa, pero entre las vistas y que hay buenos tramos de sombra se hace llevadero. Poco más adelante tropezamos con el Mirador de Verrunde, con mesa interpretativa sobre aves del bosque atlántico del Valle de Sajambre. Dejamos atrás la senda del arcediano y vamos ya por sendas estrechas pero bien reconocibles.


Hasta entonces, aunque hemos ganado altura, había tramos de subida con zonas muy planas que permitían descansar las piernas, pero a partir del km 4 ya es todo pindio por una zona más boscosa y con tramos duros, por lo menos si llevas un mochilón cargado, como era nuestro caso. Así que tras algún que otro tramo de descanso llegamos a la esplanada del puerto de Panderruedas, donde curiosamente corre un viento fresco que nos hace hasta ponernos los cortavientos. En una de las mesas devoramos los bocadillos de salchichón y paté que nos hacemos, recargamos las botellas de agua en la fuente que hay y tras descansar seguimos nuestro camino.

Vamos hasta el mirador de Piedrashitas y de ahí cogemos una senda que bordea el pico Camborisco. Llegamos a la majada de Piedrashitas y ahí se ve un poste indicador y un camino que asciende hasta el Collado Viejo. Aquí giramos hacia la derecha y ascendemos entre escobas por una senda zigzagueante en dirección a la Cerra Centenal.
La senda se desvía hacia la izquierda, quedando a nuestra derecha la cumbre. Después de un tramo casi horizontal, atravesamos una pedrera de cantos rodados. Por esta zona ya estamos notando como suben las nubes y las vistas están siendo cada vez mejores. El camino continúa ascendiendo por la ladera del Pico Cuetos Negros y Cerra de Dobres hasta llegar con poca pendiente hasta la Collada de Dobres (1756m). En esta zona ya estábamos caminando entre nubes directamente.




En Collado Viejo dirigiéndonos a Cerra Centenal. Vienen las nubes (vistas desde Cerra Centanal). Vistas hacia valle Valdeón y sus picos. Cada vez con más niebla.
A partir de aquí la cosa se complicó. Nos perdimos varias veces ya que el camino no estaba claro. La niebla era cada vez mayor y cuando llegamos a la esplanada que pensaba que era un buen sitio para acampar, realmente era un erial lleno de hoyos, vacas y agua. Hablando de vacas, por la zona esta se encontraban en gran número y nos hicieron desviarnos bastante. Al final tras mucho ir para un lado y volver, meternos en un bosque con niebla sacado de una película de terror, encontramos el camino (lo bueno de tener descargado el track) pero estábamos descendiendo ya por debajo de los 1600 y por una ladera de montaña por donde no había quien pusiera un par de tiendas. Seguimos por el bosque hasta que al final vimos una pequeña zona donde pudimos colocarlas. La estampa increíble: una niebla que no nos permitía ver mucho más allá de 10 metros, con los sonidos de las vacas a lo lejos, sin cobertura móvil alguna,… Allí estuvimos la mar de agusto, haciéndonos la cena, andando por los alrededores entre los múltiples caminos de cabras que había. La sensación muy buena, por lo menos para uno de mis sobrinos y para mí, el otro estaba ligeramente asustado por el sonido de los animales y por no ver mucho.
Y cuando se hizo de noche pues a dormir, que mañana hay que levantarse nada más madrugar.
