Yogyakarta y los templos de Borobudur y Prambanan ✏️ Diarios de Viajes de Indonesia

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Nada más llegar al aeropuerto te encuentras con varias tiendas donde te venden el trasporte hacia Yogyakarta , incluso te ayudan a instalar la aplicación en el móvil. Nosotros ya la llevábamos instalada y fácilmente conseguimos un taxi hasta la ciudad, son algo menos de 40 km pero tardamos casi dos horas por el tráfico.
Tras soltar maletas, salimos a ver el centro. Es un día festivo y están las calles abarrotadas de Indonesios, haciendo turismo como nosotros. El Palacio está cerrado y caminamos alrededor. Desde allí paseamos la calle Malioboro y adyacentes: sobretodo tiendas, muchísima gente, música y algún otro espectáculo de calle, algún museo, pero sobretodo ves a la gente comprando, como en el centro de cualquier ciudad.
Como no hay casi ningún occidental en esta calle, a cada paso nos piden hacerse fotos con nosotros. Más adelante en otros lugares compartiremos ese honor con otros, pero en esta calle tenemos la exclusiva.
Queremos ir a un restaurante recomendado a cenar el plato típico de Yogya, el Gudeg, un caldo con carne de pollo, huevo y otras cosas que puedes escoger. Pero estamos tan cansados que comemos en el primer restaurante que nos pilla de paso, unos pinchitos con salsa de cacahuete, Sataya. La salsa es un poco dulce, y algo picante también.
Tenemos una moto reservada para ir a ver los templos al día siguiente, pero la lluvia arrecia y cambiamos de planes: negociando por WhatsApp conseguimos un coche con conductor y guía en español
La mañana siguiente salimos a las 9 hacia Borobudur. Nuestro guía habla español, mucho y muy rápidamente, aunque no se le entiende ni la mitad de lo que dice. Es muy amable y por el camino nos va parando en sitios para las cosas que le hemos dicho que necesitaríamos: café expreso, cajero automático, una tienda de tarjeta SIM.
El tema de las tarjetas de datos ha cambiado últimamente en Indonesia y es imposible comprar una SIM que funcione en cualquier tienda. Después de intentarlo durante más de media hora, las tarjetas que venden no funcionan con nuestros teléfonos y nos recomiendan ir a una tienda oficial de Telkomsel donde ya tienen unas SIM preparadas para turistas.
Finalmente llegamos a Borobudur, compramos la entrada combinada a los dos templos, 45$. Aunque ya sabíamos que no podríamos subir a las terrazas superiores del templo, la sorpresa fue que tienen oculto y vallado la mitad del perímetro, es decir que solamente puedes pasear por la base del templo y únicamente dos de sus 4 lados. Aprovechamos este mínimo espacio disponible para contemplar los relieves y hacernos muchísimas fotos.
Las fuentes de agua potable de ósmosis no funcionan aunque son nuevas, los baños están inundados y no tienen papel. Al salir, te obligan a pasar por un laberinto de tenderetes tipo zoco, lleno de souvenirs típicos, que no se acaba nunca .... Resumiendo, aunque el templo en sí es una maravilla, no os recomiendo esta visita.
De nuevo al coche, paramos un momento en el templo Mendut, que junto a Borobudur y Pawon forman una línea recta. Esta línea la recorren en Mayo los creyentes budistas (en Java sobre un 2% de la población) en un festival religioso, y celebran el Vesak en Borobudur.
En una paradita en la carretera paramos a comprar Salak (snake fruit para los turistas) una fruta con la cáscara con el aspecto de piel de serpiente, sabor algo dulce.
Al llegar a Prambanan, accedemos igual que en Borobudur por una entrada específica para extranjeros, en este edificio sí vale la pena ir al baño. También nos obsequian con un agua, como a nuestro guía.
El recinto incluye varios templos, un pequeño zoo, etc, Nos vamos directos a los templos principales, y aprovechamos la luz del atardecer para disfrutar y fotografiar los edificios y sus relieves, gárgolas, puertas y muros. Aunque queda mucho por reconstruir desde el último terremoto, el conjunto de templos que está en pie y los montones de piedras alrededor son de una innegable belleza.
Al volver al coche nuestro guía se desvía hasta una mezquita cercana: el conductor y él deben hacer el rezo de la tarde, les esperamos fuera, ya es de noche y se oyen los almuecines de varias mezquitas alrededor.
Para cenar y tomar unas cervezas, vamos a la calle Prawirotaman. Buena comida y música en vivo en varios locales. Nos acompañan nuestros vecinos del home stay, una pareja que vienen de Canarias y que añaden a nuestra ruta una parada en el Templo del Gelato que bien vale la pena.

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