Blogs / Diarios 
Llegado el mes de agosto y un nuevo fin de semana, el plan es totalmente diferente al de la semana anterior. Es domingo, brilla el sol y la temperatura invita a buscar una playa poco concurrida en donde pasar las horas.
Si hace unas semanas nos desplazabamos hasta Laxe, ahora elegimos Corme, pueblo que se sitúa en la punta norte de la ría de Corme e Laxe, en el sur se encuentra Laxe.
Hasta Corme tenemos unos 60 kms, en apenas 50 minutos nos ponemos en la pequeña localidad e Corme puerto, capital del concello y principal población del mismo. Aparcamos a la entrada del pueblo y cogemos las mochilas del coche para darnos una pequeña caminata y llegar hasta una playa a la que le tenemos puesto el ojo.
La ruta es corta y es un pequeño tramo de la segunda etapa del conocido Caminho dos faros, la de Niñóns - Ponteceso. Aparcamos a la entrada del pueblo, cerquita de la [b]playa de Osmo y aquí comienza nuesto paseo.
Tras un pequeño tramo atravesando el monte por un camino muy agradable llegamos a la Praia da Hermida, un bonito arenal en el que destaca, al frente, la Illa da Estrela.
Y frente a nosotros la localidad de Corme - puerto.
Dejamos la playa atras y tras una ligera zona de ascenso llegamos a una zona de acantilados preciosa y solitaria. Como suele ser habitual en zonas de costa expuestas al viento y a los temporales invernales, pocos árboles soportan las duras condiciones ambientales y el recorrido está expuesto al sol del verano, comenzamos a sufrir el calor, pero pronto llegaremos a nuestro pequeño paraíso. Según vamos avanzando obtenemos bonitas vistas de la Illa da Estrela y de Corme.
El esfuerzo merece la pena y ante nosotros aparece la pequeña cala que veníamos buscando. Apenas media docena de personas aprovechando el día de verano.
Un buen baño y nos comemos los bocatas que llevamos en la mochila. Tras un par de horas deshacemos el camino y llegamos hasta nuestro coche. Decidimos finalizar la excursión en el faro de O Roncudo.
Desde Corme tomamos la carretera del faro, una preciosa carretera ondulada entre el azul del mar a nuestra izquierda, y el verde y amarillo de los campos de tojos. O Roncudo es uno de los puntos mas espectaculares de la Costa da Morte, la única construcción es un pequeño faro que marca el norte de la ría de Corme e Laxe, el resto, el mar, los acantilados, las gaviotas, el viento, lo dicho, costa de Morte en estado puro.
Estos acantilados son conocidos por la fiereza de las olas batiendo contra las rocas, por ello en las mismas crecen los mejores percebes de estas costas. Para conseguir estos tesoros del mar muchos percebeiros faenan estas piedras, y algunos han dejado aquí sus vidas, como atestiguan las cruces que coronan los acantilados.
De nuevo fin de semana y con el un nuevo destino para pasar un día diferente sin salir de nuestra propia provincia. Esta vez aprovecharemos que el día no va a ser un soleado día de verano, para hacer una ruta de senderismo a la que le tenemos muchas ganas.
Nos toca visitar el sur de la provincia, en la última ría que conforma la Costa da Morte, la de Cee. En esta ría se encuentran dos de los atractivos turísticos más conocidos de la provincia, por una lado, el cabo Fisterra y por el otro, la fervenza de Ezaro. Puede ser que por la cercanía de estos dos hitos nuestro destino sea menos conocido para el gran público, pese a tratarse de un lugar muy atractivo y mágico.
Para llegar al Monte Pindo necesitamos de casi hora y veinte de trayecto para recorrer los 105 kms de distancia desde A Coruña. El Monte Pindo que se encuentra en el ayuntamiento coruñés de Carnota. Forma un espacio natural junto a la playa de Carnota, el espacio natural llamado Carnota-Monte Pindo, catalogado como Lugar de Importancia Comunitaria y que se encuentra incluido en la Red Natura 2000. Además el Pindo, conocido también como “Olimpo Celta” o “Monte Sagrado” está rodeado de múltiples leyendas, el culto a las piedras era una práctica común entre los celtas. Para ellos representaban la fortaleza y la resistencia. Todo parece apuntar a que el Monte Pindo era considerado sagrado antes de la llegada de los romanos a Gallaecia.
El Pindo se presenta imponente, como una mole granítica cuya cumbre, a Moa, se eleva a 627 metros de altura sobre el nivel del mar, que apenas dista dos kilómetros de la cima.
Vamos al lío. Equipados con unos bocatas y agua en abundancia aparcamos el coche en la pequeña localidad de O Pindo, junto a la pequeña iglesia. Detrás de esta, a apenas 50 metros arranca una corta pero exigente ruta, que en apenas 4,5 kms nos lleva desde el nivel del mar, hasta los 600 y pico metros de A Moa, la cumbre del Olimpo celta.
La mañana se presenta con niebla, un inconveniente para poder disfrutar de las vistas desde la cumbre, pero que para el recorrido puede ser una buena aliada, ya que, debido al gran incendio que arrasó el Pindo hace unos años, los árboles son excasos y las sombras casi imposibles.
La primera parte del sendero discurre entre antiguos cercados de piedra, aquí la vegetación no se vió afectada por el fuego y el ascenso es continuo pero muy llevadero, poco a poco llegamos a la zona devorada por el incendio, los esqueletos de los pinos lo atestiguan.
Aun así nos encontramos con rincones que resistieron la devastacón y que ponen el toque de color sobre el paisaje granítico que nos va envolviendo.
Vamos ganando altura, el camino cada vez se empina mas y el agua hace mucha falta ya que el esfuerzo es continuo.
Etapa anterior
Últimos comentarios al diario: 
Tema: 
Ir a tema del foro
