Entre Goulmima y Erfoud, al norte de la carretera que une Erfoud con Tinerhir y el Valle de las Rosas, en la llanura de Marha, se encuentran unas curiosas edificaciones que, con el tiempo, se han dado a conocer como “los monumentos del alemán”.
“El alemán”, como se le ha conocido, es Hannsjörg Voth, nació el 6 de febrero de 1940, de padre arquitecto, es un artista nacido en Bad Harzburg, Alemania.
Se formó como carpintero en Bremervörde y estudió en la Escuela Estatal de Arte de Bremen de 1961 a 1965, y es muy reconocido por su estilo Land Art (de moda en los 60 en Estados Unidos), que desarrolló a lo largo de tres décadas en el desierto de Marruecos, con el apoyo de su esposa, la fotógrafa Ingrid Voth-Amslinger, quien es principalmente conocida por esto, y donde acostumbraba a residir.
El Land Art es “el arte vinculado al paisaje”, una tendencia del arte contemporáneo que utiliza como marco la naturaleza y Voth escogió el desierto.
Las obras del alemán, están planteadas como un viaje en el tiempo y el espacio a través de los cuatro elementos más importantes: tierra, agua, aire, y fuego. Se dedicó durante treinta años a levantar su obra una creación artística, en forma de intervenciones y construcciones dentro del paisaje, siempre cargadas de fuerza y simbolismo.
“La historia del artista alemán con Marruecos es el fruto de una casualidad. El desierto, conduce al “aislamiento místico y a la revelación profética”.
Esta revelación tuvo lugar para el alemán en el sureste de Marruecos.
Como sucedió realmente el encuentro de Voth con el desierto.
Decepcionado por no haber encontrado en España un terreno propicio para sus proyectos, Hannsjörg Voth siguió su viaje hacia Marruecos.
Quería descansar, por lo que recorrió el sur de Marruecos en un 4 x 4.
Un día, presionado por una necesidad imperiosa, detuvo su vehículo en la región de Erfoud, Voth no es uno de esos hombres que miran caer su orina cuando están de pie, y que prefiere dejar que su mirada se pierda en el paisaje, gracias a ello, al contemplar el desierto, Voth tuvo una revelación, ¡Eureka!
Encontró el escenario que había soñado durante mucho tiempo para sus construcciones, algunas de las construcciones más importantes del mundo.
La mayoría de las obras de este artista han sido creadas y expuestas en Alemania
En cuanto a los monumentos de la llanura de Marha, La Escalera Celeste (“Himmelstreppe”) fue el primero que construyó, es una torre aislada de 16 metros de alto con 56 peldaños que asemeja a los observatorios celestes y con una sombra que gira (tanto del sol como de la luna), sobre sí misma.
La escalera es un proyecto que él mismo imaginó, financió y construyó durante siete años, de 1980 a 1987, un edificio que encierra muchos misterios.
Desde lo alto de la torre, era posible bajar al interior para acceder a varias estancias ocultas, con las paredes desnudas, y con suelo y techo de madera.
Además, debajo se habilitaron habitaciones donde vivía y trabajaba Hannsjörg Voth.
En su fascinación por la astrofísica, Voth decidió reducir el ancho de las paredes laterales de la torre hacia la parte superior, creando una hendidura vertical en el centro que le da la apariencia de un observatorio celeste. Algo que atestigua el talento expresivo y la pasión de Hannsjörg Voth.
Su siguiente trabajo fue La Espiral Dorada (“Goldene Spirale” 1993–1997), es una espiral logarítmica asociada a las propiedades geométricas del rectángulo dorado.
Un muro de 260 metros lleno de simbolismos e imágenes de astros, que deja en claro la obsesión personal por el cosmos.
La espiral, que arranca al nivel del suelo, y alcanza 6 metros de altura en el centro de la espiral, expandiéndose uniformemente siguiendo la llamada sucesión de Fibonacci.
la "secuencia de Fibonacci", es una serie matemática donde cada número es la suma de los dos anteriores, uniéndose hacia el valor de la Proporción Áurea. Esta secuencia numérica fue descubierta por Leonardo de Pisa, matemático italiano, también conocido como Fibonacci, (1180-1250) dicha secuencia puede ser observada en la naturaleza, ya sea en los corazones de los girasoles, las conchas de los caracoles y ciertos mariscos, o incluso en las piñas.
La espiral está construida según la proporción áurea, es una rampa de piedra que conduce a la cima de la espiral.
Visto desde arriba, esta construcción recuerda curiosamente a la forma de la concha de un caracol
En el centro, una escalera de caracol penetra en el corazón del edificio, y cien escalones conducen al fondo de un pozo, en cuyas aguas subterráneas había una barca flotando.
La última obra fue La Ciudad de Orión (“Stadt des Orion” 1998–2003), está compuesta por siete grandes torres rectangulares de mazorca que representan las siete estrellas principales de Orión, según un poema sumerio-babilónico de Gilgamesh, personaje legendario de la mitología sumeria.
Las dimensiones de estas torres se calculan en función del tamaño y luminosidad de cada estrella.
Además, la disposición de los monumentos en el sitio refleja fielmente la posición de las esferas celestes en el cielo.
Forman una estructura que recuerda a un reloj de arena, gracias a los muros que conectan las torres.
Cada año, el 17 de enero, éstos cuerpos celestes en esta región se vuelven especialmente visibles, y tenemos la oportunidad de observar su movimiento en el cielo.
Orión es una de las constelaciones más bellas del cielo del hemisferio norte, sus estrellas brillantes y fácilmente visibles han inspirado a muchas civilizaciones.
Una escalera nos permite subir a la cima de las torres más altas, una de ellas tiene en su interior una habitación con un pozo.
El punto común a estas tres obras: la presencia de un pozo, símbolo de supervivencia en el desierto.
¿Es este un homenaje al ingenio de los khettaras cercanas, la técnica inventada por los persas hace 3.000 años?
Las torres de la Ciudad de Orión también recuerdan a los Zigurats de Babilonia que quizás tenían la pretensión de llegar al cielo.
¿Y la Escalera Celestial, De Voth?
Además de la belleza de cada uno de los monumentos, lo que más sorprende es que están “en medio de la nada”.
Otros artistas del “Land Art”.
James Turrell, Perejaume, Denni Oppenheim, Michael Heizer, Christo y Jeanne-Claude, Graham Metson, Ant Farm, Nancy Holt, Robert Smithson, Richard Long y
Walter de Maria, los más destacados.