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Los gallos han estado dándolo todo desde las 4 a dúo con el burro, qué potencia tiene el burro. Me he metido los tapones hasta el tímpano y he podido dormir un poco más. A las 6:30 estaba recogiendo la mochila para irme a desayunar con los ingleses.
Después del desayuno el dueño nos ha estado enseñando los animales. Ayer nacieron un montón de pollitos y estaba la gallina madre empollándolos. Dice que esa gallina es la madre de todos los pollos que hay en el corral. Tiene 3 años y no se la comen porque le han cogido cariño. Una vez le pusieron huevos de ganso y los crió. Cuando estaban grandes los gansos seguían a la gallina, cuando se acercaba el gallo los gansos lo atacaban. Tuvieron que separar a los gansos para que no se cargaran al gallo.
Está bien que no dependan exclusivamente del turismo. Producen leche, miel, pollos, frijol, maní, un cereal que se da a las gallinas, etc. Con lo inestable que es aquí el turismo, depender solo de ello sería un suicidio. De ahí que el precio sea tan bueno. 50€ por dos noches, dos cenas, dos desayunos, una comida y el tour al cañón. Encima me recogieron en coche de la estación y me han hecho un tour de abejas. Insuperable. Las empresas turísticas de León piden 140$ las sinvergüenzas, por hacer el tour corto yendo y viniendo el mismo día desde León. Un timo y una paliza.
Nos hemos despedido de la gente de la finca y para León. Lo de irme en coche ha sido una pequeña lotería. 4 horitas nada más. Bien sentado, con aire y SIN VILLANCICOS NI CORRIDOS. Hoy me han salvado los ingleses, por mucho que me pese. Si me tengo que comer hoy los tres buses, que tendría que haber cogido, no llego hasta las 16 a León. En cambio hemos llegado a las 12. Una suerte que hace que la visita a Somoto me haya compensado aún más, a veces las cosas salen bien . Me he despedido de mis mejores amigos, aunque de el de Londres menos efusivamente porque el tío habla un inglés tan cerrado que no he conseguido comunicarme con el en ningún momento. El profesor de español ha sido más majo.
He aprovechado para llevar directamente la ropa a la lavandería, de ahí a comer y al alojamiento del otro día. He descansado un poco y he pasado la tarde recorriendo León con la Lonely Planet. Ha estado bien el recorrido.
He empezado pasando por el teatro para meterme en el museo de la revolución. En el museo te cuentan toda la historia de la revolución Sandinista y te enseñan el edificio histórico. El edificio está que se cae pero las vistas desde arriba son muy chulas. He estado en el museo más de una hora. Me se la historia de Sandino y sus camaradas entera, casi me convence el guía y todo de la pasión con la que me lo contaba. Le tienen una rabia a los Estados Unidos importante, el sello del sandinismo mismamente es Sandino cortándole la cabeza a un americano. Toda la zona del museo está llena de murales y carteles de exaltación de la revolución y recuerdo de los héroes de la patria. León fue el núcleo fuerte de la revolución y se sienten bastante orgullosos por lo que se ve.
Del museo me he ido a tomar una cerveza "toña" a un bar muy cubano en la plaza de la catedral. León es bonito. Me reafirmo en que me recuerda sobre todo a cuba por el ambiente. Aquí, a diferencia de los otros paises de Centroamérica, no se ven casi franquicias tipo Kentuky y demás, salvo un McDonald. Guatemala está llena de franquicias. Aún me queda país por ver pero de momento se ve más limpio y ordenado que todos los demás. La población en Nicaragua, al igual que en Honduras, es mucho más mestiza y eso se nota en que no se ve gente con trajes regionales como en Guatemala o Ecuador.
Después de dos cervezas he ido a la catedral. Lo más bonito de la catedral es la tumba de Rubén Darío y pasear por la parte de arriba de la catedral.
Al salir de la catedral, ya atardeciendo, han empezado a aparecer grupos de chavales. Van en cuadrillas tocando tambores, mientras que uno va cargando lo que llaman una "gigantona" y otro un "enano cabezón". He buscado en internet y es buenísima la tradición.
La gigantona es una especie de baile que se hace en noviembre y diciembre. Lo trajeron los españoles y se lleva haciendo desde el siglo XVIII. Consiste en una muñeca de madera de dos metros y medio que representa a la mujer española, alta y con el pelo blanco, y un enano cabezón que representa al indígena, pequeñito y moreno, enamorado de la española. Van acompañados de músicos que tocan los tambores, mientras que la gigantona baila y el enano cabezón la "corteja" de forma torpe. El enano suele ser un niño que baila dando saltitos ridículos, a la vez que se acerca a la gente para que le golpeen la cabeza. Después de cada baile se paran los instrumentos y uno de los músicos recita una sátira, normalmente haciendo referencia a la gente que le rodea o a aspectos de la ciudad.
La plaza de la catedral se ha empezado a llenar de gigantonas. Cada una representa un grupo folklórico. Van paseando y cuando alguien los llama al grito de "¡Gigantona!", acuden para bailar y hacer sátiras a quien les ha llamado. Después de eso, les dan dinero y siguen. Los grupos los forman adolescentes y niños; quienes gritan "gigantona" suelen ser familias con niños para que les bailen a los niños. Está chula la tradición y me parece genial que la continúen.
Después de un rato de perseguir gigantonas, he seguido viendo unas iglesias más y he vuelto a la plaza de la catedral, donde está el ambiente. Ha habido un momento en que se ha juntado una procesión sacando un santo de la catedral mientras cantaban un villancico y gigantonas alrededor bailando como locas, más mestizaje imposible. Todo esto con sus puestecitos de Navidad y con villancicos sonando a tope por la megafonía de la plaza. Una avalancha de estímulos.
He cenado y para el alojamiento. Mañana iré a Potosí (pueblo homónimo al famoso de Bolivia) para pasado mañana subir el volcán Cosiguina.
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