Tremenda madrugada la que nos damos el primer día para poder aprovecharle en Roma. A las cinco y cuarto estamos en Barajas, el avión tiene prevista la salida a las siete y cinco y lo hace con una puntualidad exquisita. A la hora señalada inicia el movimiento para ir a ponerse minutos mas tarde en cabecera de pista y llevarnos a Roma. El vuelo es magnifico, aunque veo muchas nubes debajo. Suelo tener suerte y gozar de buen tiempo en mis viajes, pero las previsiones dan lluvia para hoy. Llegamos a Roma y primero la tardanza en acercarnos una escalera para descender y después las maletas que tardan mas de tres cuartos de hora en aparecer, hace que sean las once y media cuando nos vamos hacia el Leonardo Express. Sacamos el billete correspondiente y tras unos minutos aparece el tren que nos lleva a la ciudad de destino. La primera impresión es desoladora, el recorrido hasta Termini me parece horrible y una sensación de desanimo se apodera de mí. Casas junto a la vía con la ropa tendida al exterior en su mayoría; ¡horrible!. Llegamos sin novedad a Termini y nos vamos en busca del hotel que está entre las estaciones de metro de Termini y Castro Pretorio. Al salir de la estación de tren la sensación anterior se agrava, el olor es nauseabundo, ni la fina lluvia que está cayendo hace que desaparezca, la razón está a la vista.
Por fin llegamos al hotel y dejamos el equipaje. No descansamos, nos vamos a ver lo que podamos de Roma é iniciamos el recorrido previsto.
Vamos a piazza della República y empezamos a sentir como hay que cruzar los pasos de cebra... tapandote los ojos y adelante. Nos acercamos a via Parigi que creemos venden la Arqueologica card, entramos e intercambiamos los primeros saludos en italiano, no la tienen; nos dicen que en el quiosco, tampoco; en el estanco, no la hay; en la cafetería…… . Desisto, es Italia, y nos metemos en la basílica de Santa María degli Angeli (piazza della República), lugar en el que contrajo matrimonio el príncipe Vittorio Emmanuele III, posteriormente rey. El altar mayor es un buen principio para hacerse idea de cómo son las iglesias romanas.
Es hora de comer y encontramos un restaurante en via Torino. Está lleno, la mayoría de las mesas son de seis y hay personas esperando, nos llaman rápidamente y nos sientan con los italianos que esperaban, observamos y el restaurante funciona así. Intercambiamos un saludo y cada uno se pone a lo suyo, es comida italiana rápida y ellos terminan en cinco minutos y a continuación viene otra tanda de comensales italianos.
Nos vamos por via Nazionale con dirección a piazza Venecia y pasamos por una oficina de turismo, decidimos coger la Roma pass; se pone a llover débilmente mientras llegamos ante la columna de Trajano,

columna de mármol en la que están esculpidas las batallas del emperador contra los dacios. A continuación vamos a los pies del monumento a Vittorio Emanuele que está en obras. El lugar de ubicación no me parece el adecuado porque rompe la estética de la plaza (todo es opinable), pero el monumento es grandioso, es un intento de empequeñecer todo cuanto le rodea. Después de dar una vuelta por el coliseo nos vamos a San Pietro in Vincoli a ver la basílica y sobre todo a “Moisés”

Aunque está un poco alejado de los visitantes, supongo que por seguridad, hace que te olvides de la basílica y todo su contenido, a Moisés, ese cuerpo de mármol blanco sólo le falta levantarse (nos costo unos cuantos euros tenerle un buen rato iluminado). Después de media hora larga contemplándole salimos en dirección a Santa Maria Maggiore y no podemos verla completamente, está el coro cantando, hay varios cardenales (creo) y está la visita cerrada al público; casi lo agradecemos pues nos gusta la música y el coro se oye muy bien, así que nos quedamos un rato allí sentados. Nos vamos con intención de volver para verla entera. El rey Felipe IV tiene una escultura en el pórtico de entrada pues contribuyó económicamente (creo que con dinero del Estado, como no) a la reforma (artesonado del techo) del siglo XV.
Con esta visita damos por finalizada por hoy la ruta y nos vamos al hotel.