Muy cerca de Cambridge se encuentra la localidad de Ely.
En tren se tarda entre 15 y 20 minutos.
Este fin de semana da la casualidad que el tren está en obras y el autobús sustitutorio tardará 1 hora en realizar el mismo trayecto.

Pero no vamos a desaprovechar la oportunidad de visitar la preciosa Catedral de Ely por este contratiempo.

Nos levantamos y justo enfrente de nuestro guest house hay un albergue con una cafetería donde tomamos un estupendo desayuno buffet al estilo británico (con su bacon, sus salchichas y sus judías).

A la estación de tren localizamos el autobús que nos dejará en Ely al cabo de una horita. El trayecto es apacible. (5€)
Una vez en Ely, vamos directos a la Catedral (más que nada, porque es prácticamente lo único de interés turístico en este pueblo).

La entrada cuesta 14£. (17€ al cambio actual)
El exterior, sobre todo de la parte trasera, tiene un aspecto 100% gótico.
La fachada es un híbrido. Si parece un castillo, pero no es un castillo, probablemente es normando.

Y una vez en su interior ya se ve claramente que la nave principal tiene una estructura robusta, el típico estilo románico. Es del siglo XI.
El techo contrasta porque es muchísimo más nuevo, del siglo XIX. Es una restauración victoriana que nos recuerda al estilo art nouveau o modernista.
Uno de los elementos más destacables de la catedral es lo que llaman el “octagon”, es decir, una linterna de estilo gótico que se encuentra en el crucero.
Resulta que inicialmente en este punto había una torre románica, pero un día, en el siglo XVI, se derrumbó.
Para cubrir tal boquete en el techo, se les ocurrió crear esta bonita estructura con grandes vitrales.
Actualmente se ofrecen tours para subir al octagon y observarlo desde cerca.
También es del siglo XVI y de estilo gótico la capilla de la Virgen (Lady Chapel).
Es un espacio amplio y luminoso, pero a la vez es un testigo de la destrucción de la Reforma Protestante, que en el siglo XVI rompieron todos los coloridos vitrales y destruyeron todas las imágenes grabadas en la piedra con tanto mimo.
Además hay varias capillas y un hermoso coro.
Estamos unas dos horas admirando todos los ángulos de esta preciosa catedral.
Luego damos una vuelta por el pueblo, recorriendo las calles comerciales peatonales.
Y paramos a comer en una taberna tradicional de esas que en las pantallas de las paredes siempre retransmiten eventos deportivos. ¡Es tan típico británico!

Y regresamos a Cambridge, otra vez más con el lentísimo autobús… ¡al menos descansamos!

El autobús nos deja en la estación de tren, que está en un extremo de la ciudad, pero nosotros queremos ir al centro, así que ¡caminata va!
Una de las experiencias típicas de Cambridge es el “punting”.
Consiste en navegar por el río con unas barcas largas en las que el “puntero”, de pie encima de la barca, la empuja clavando un palo largo en el fondo del río, en vez de remando.
Se puede disfrutar del punting alquilando una barca y un palo, y tú mismo “navegas” (con el riesgo de perder el equilibrio y acabar nadando

De estos tours los hay compartidos y privados.

Nosotros elegimos uno de barca compartida. Solo somos 5 personas y el guía. Nos cuesta 24€ por persona. Lo contratamos allí mismo porque nos hacen el mismo precio que a través de la web.
Parece ser que hay mucha frecuencia y disponibilidad así que no íbamos preocupados de quedarnos sin plaza.

El guía es muy simpático y nos explica muchas curiosidades sobre los diferentes colleges que vemos desde el río.

Nos habla de historia pero también de famosos de la cultura popular que han estudiado en la universidad de Cambridge.
Vemos los jardines de Magdalene College, los edificios de Saint John’s, el famoso puente de los suspiros (llamado así porque se parece al que hay en Venecia, de este mismo nombre).
El Trinity College con la famosa Wren Library, que nos gustaría visitar pero abren muy pocas horas cada día y no nos da tiempo.
No solo el edificio barroco tiene un gran valor arquitectónico, sino que la biblioteca alberga la primera recopilación de las obras de Shakespeare, notas de Isaac Newton e incluso el manuscrito de Winnie the Pooh.

También vemos el Clare College, el King’s y el Queen’s, este último con el icónico Mathematical Bridge, un puente de madera que está rodeado de falsos mitos.
No, no lo diseñó Isaac Newton. No, no es cierto que esté construido sin clavos. Su única peculiaridad es que está construido sólo con listones de madera rectos, y aún así el puente es curvo.

Aquí es donde daremos media vuelta y regresaremos al punto de inicio.
La excursión en punting ha durado unos 50 minutos muy agradables.

El resto de la tarde lo pasamos paseando por el centro de la ciudad.
Las calles comerciales más concurridas están entre Bridge street y Trinity street.
Estas calles de adoquines aún mantienen algo de encanto medieval, con algunas fachadas en estilo Tudor.
Pasamos por delante de varios colleges como el King’s o el Trinity, pero ahora ya están cerrados a los visitantes y no podemos entrar.
Para cenar volvemos al barrio de nuestro guest house, a un animado pub cercano al de ayer. (19€)
Todavía hace buen tiempo y podemos cenar en el patio trasero al aire libre.

¡Y hasta aquí la jornada de hoy!