En nuestro último día completo en La Graciosa decidimos hacer una excursión a pie a las playas de la zona sur.
Se puede llegar también en jeep hasta la primera playa. En bicicleta, se puede intentar, pero así a priori no parece la mejor opción porque hay tramos con bastante arena, yo diria que si no eres muy diestro tienes muchos números para caerte.
A la segunda playa es imposible llegar en bici o jeep, solo andando.
El camino es fácil, agradable y no tiene ningún tipo de dificultad, además las vistas son hermosas y se pueden observar bastantes aves que están por allí haciendo su vida.
En unos 35 minutos después de abandonar el pueblo llegamos a la primera playa: Playa Francesa. Me pareció una playa muy bonita, de un color espectacular. Era completamente diferente a la playa que habíamos visitado el día anterior en el norte de la isla: la Francesa es un playa balsa, sin oleaje, super tranquila. Aunque el agua estaba fría me metí y me tiré un buen rato dentro.


Un rato después continuamos el camino hacia la Playa de la Cocina. No está muy lejos, apenas a unos 10 o 15 minutos. Justo al empezar el camino hay una subida un poco empinada por la arena, como si escaleras por una duna.

La playa de la Cocina es una auténtica preciosidad.
El paisaje volcánico y salvaje, con sus colores amarillo azufre, casi metálicos, contrasta de forma espectacular con el azul turquesa y verde esmeralda del mar.
Está protegida de las corrientes y no hay oleaje. Bañarse allí es una gozada. Con unas gafas de snorkel alucinas. Los peces no se asustan nada.

Nos quedamos allí mucho tiempo. Yo me pasé el tiempo observando la vida secreta de las aves. Presencié todo el ritual pesquero de un grupo de gaviotas, vi pardelas y también un montón de monísimos chorlitejos patinegros que se me subían hasta en la toalla para picotear las migas del bocadillo.
Ya de vuelta en Caleta de Sebo nos fuimos a la hamburguesería a comer.
Por la tarde llegaron los Reyes Magos a la Graciosa. La comitiva la abría la ambulancia del pueblo con la sirena encendida, detrás iba un jeep con el equipo de música a toda leche, en el siguiente jeep iban Melchor, Gaspar y Baltasar tirando caramelos...detrás iban todos los niños que había en el pueblo, sus padres y todos los que nos queríamos unir. También iba alguien disfrazado de Piolín y otro de Winnie de Poo. La comitiva la cerraba el coche de bomberos.
Yo diria que había menos de 30 niños y fue la cabalgata más íntima y cercana que he visto nunca. Todos los niños se pudieron subir al coche de los reyes y hacerse una foto con ellos.
