Nos supo estupendo el desayuno del “Cofee Group” así que hoy vamos directas a tomar la tostada con sabor japonés servida por la amable familia japonesa.
Hoy comenzamos visitando el barrio en el que estamos alojadas, pero es tan grande que tenemos que tomar el metro para llegar a algunas de nuestras visitas. Insisto en que es fácil, mi hija ya le ha cogido el truco y me guía fenomenalmente bien mientras yo le indico lo que vamos a ver y lo interesante de cada visita.
Comenzamos por el Jardín Nacional Shinjuku Gyoen, cuya entrada nos cuesta 3€ ya que solo pago la mía pues los niños son gratis. Este jardín de casi 60 hectáreas de superficie dispone de tres ambientes diferenciados: Jardín tradicional japonés, Jardín paisajístico y Jardín formal. Nosotras nos entretenemos más en el primero, lleno de estanques con islas, montículos, puentes y lámparas de piedra. Como tiene varias puertas de acceso, salimos por una diferente que nos llevará, tras caminar un ratito, al “Omoyde Yokocho” o “Callejón de los recuerdos”, un callejón que nos transporta al Tokio de 1950. Es una pena que no nos haya coincidido con la hora de comer o cenar, pues está lleno de pequeños locales e izakayas que tienen pinta de crear un ambiente chulo a esas horas. De momento algunos locales están abriendo y aun así, la callecita tiene mucho encanto.
De aquí nos dirigimos al edificio del Gobierno Metropolitano, para subir a su mirador gratuito en la planta 45. Realmente hay dos torres de 243 metros de alto y cada una de ellas dispone de un mirador a 202 metros de altura. Desde aquí disfrutamos de preciosas vistas de Shinjuku, e incluso divisamos lugares más lejanos como la Tokyo Skytree o el santuario Meji que veremos a continuación.
Tomamos el metro para llegar al barrio de Harajuku, en el que se encuentra el santuario Meji, un lugar que nos deja enamoradas, por tratarse de un templo que se encuentra en el interior del jardín imperial Meji, un espacio increíblemente zen en pleno Tokio. Es impresionante atravesar el torii de madera que nos lleva a este santuario, así como la pared de barriles de sake, donaciones de diferentes empresas japonesas, para pasar al templo en sí, en el que destacan además sus tablillas ema y los árboles Meoto Kusu. Además, compramos nuestro goshim para coleccionar y nos vamos encantadas tras la visita.
Empezamos a tener hambre y es estupendo que nos coincida cerca el restaurante “Gyoza Lou”, el restaurante de gyoza más popular de Tokio y que solo sirve gyoza ricas y baratas. La carta del restaurante consiste en gyoza (fritas o al vapor y con o sin ajo) y pequeños acompañamientos como sopa de pollo con arroz blanco, pepino con salsa de miso, brotes de judías hervidos con salsa de carne y repollo encurtido. Un local super sencillo en el que comemos la correspondiente ración de gyoza con sus acompañamientos por solo 6€. Increíble.
De allí nos dirigimos a la famosa calle Takesita Street, una de las calles más famosas de la ciudad, conocida por ser el epicentro de la moda juvenil y las tendencias de la cultura pop en Tokio. La mayoría de las tiendas de esta calle venden ropa, accesorios y calzados únicos. Además, hay cafeterías kawai, tiendas temáticas, dulces y un ambiente super especial y colorido.
Paseamos mirando al reloj pues tenemos reservada la subida al mirado Shibuya Sky a las 17:30. Quise hacer la reserva para la hora del sunset pero estaba muy concurrido y finalmente logré esta hora, previa al sunset pero con idea de quedarnos allí y disfrutarlo, pues, aunque se reserva con hora de entrada, no hay margen para la salida. La venta de entradas on line se abre una semana antes y es importante pillarlas a tiempo si se tiene claro que se quieren para un día y hora concreta. Se pueden comprar en su web o en la aplicación Klook, donde se compran entradas para muchas actividades. Nosotras la compramos en la web y nos ha costado 16€ por persona.
Desde Takeshita Street se puede llegar dando un paseo, pero como vamos justas de hora decidimos coger el metro y en una sola parada estamos allí, en el centro comercial Shibuya Scramble Square, en cuyo rascacielos se encuentra este mirador. La visita comienza en el piso 14 del rascacielos al que se puede acceder en ascensor desde la calle. Una vez en el piso 14, validas la entrada y tomas uno de los ascensores hasta el piso 45. Desde allí, hay que tomar una escalera mecánica al piso 46 para acceder a la Sky Gallery, una zona de observación cubierta. Desde allí, se toman otras escaleras mecánicas hasta la azotea, donde estaría el mirador propiamente dicho. ¡Qué decir! Las vistas son espectaculares y merece muchísimo la pena. No nos cansamos de observar cada rincón de Tokio desde las alturas, hacer fotos, bajar las escaleras mecánicas para volver a subirlas… Hacia las 18:30, con la caída del sol, el sitio se vuelve más bonito aún, y una vez de noche, iluminado, tenemos otra visión preciosa del lugar.
Desde arriba vemos el famoso cruce de Shibuya que cruzaremos al bajar. Nos da pena dejar el mirador, pero a la vez estamos deseando atravesar uno de los más famosos cruces de peatones de todo el mundo, atravesado por miles de personas cada día. Hay diferentes puntos para verlo desde lo alto:
Þ Desde la primera planta del Starbucks que hay en el edificio de Tsutaya.
Þ Desde el Shibuya Hikarie, con 183 metros de altura y gratuito. Planta 11.
Þ Desde la estación de Shibuya. El Shibuya Mark city Walkway.
Þ Desde el Mag’s Park, el mirador del edificio Magnet by Shibuya 109. El centro comercial cobra entrada que incluye una bebida.
Miramos estos espacios, pero están bastante llenos, excepto el último que es de pago y nos parece caro, así que finalmente nos conformamos con cruzarlo, que no es poco, ¡pues nos encanta! De hecho, no pensábamos que lo cruzaríamos tantas veces.
Un final de día estupendo en el barrio de Shibuya, deseando a la vez llegar al hotel, eso sí, pasando antes por el “7-eleven” para comprar nuestra cena japonesa rica y barata. Esto del supermercado japonés también tiene su encanto, y más aún subir después al onsen y relajarnos tras el día intenso.