Día 4: Zaanse Schans ✏️ Diarios de Viajes de Holanda

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El jueves lo teníamos planeado para ir a visitar unos pueblecitos de los alrededores (Edam, Volendam y Marken) pero mirando el tiempo el día anterior no daban demasiado bueno y decidimos cambiar de plan.
Al llegar a la Estación Central nos fuimos directamente a ver el museo Ons’ lieve heer op solder, una antigua iglesia católica clandestina situada en la buhardilla de la vivienda. La entrada cuesta 10€ con audioguía incluida, en la página web aparece admitida el carnet joven y serían 7.5€ aunque a nosotros en la taquilla nos dijeron que no lo admitían, así que si teneis claro que quereis visitarla compradala online y no tendrán más remedio que dejaros pasar, siempre que enseñeis el carnet claro. Nosotros decidimos comprarla en taquilla porque o sabíamos seguro si la visitaríamos ya que todo dependía del tiempo, no era algo imprescindible en nuestro itinerario.
Una vez allí me sorprendí gratamente ya que yo pensaba que sólo se visitaría la iglesia, es decir, la buhardilla, pero no, la ruta te lleva por toda la casa, desde el sótano a la buhardilla, viendo todas las habitaciones tal y como eran antiguamente y la verdad es muy interesante. Y la buhardilla convertida en iglesia impresiona, la verdad. Es una casa normal (de personas adineradas) y al llegar a la buhardilla te encuentras la "sorpresa". La visita completa (siguiendo todas las pistas de la audioguía) dura más o menos 1 horita.
Al salir nos fuimos al mercado de las flores, me lo esperaba más grande la verdad y más flores, ya que casi todo son souvenirs pero aún así es un buen sitio para pasear un ratito, pasar el rato y comprar algún que otro recuerdo ya que los precios son bastante buenos y se encuentra absolutamente de todo.
La siguiente parada fue el Rijksmuseum, pagamos una entrada entre los dos ya que con el carnet joven te hacen el descuento del 50%, con este museo tengo sentimientos encontrados y es que es enorme, a quien le guste el arte tiene ahí para un día entero por lo menos pero para mi hay mucha paja (que nadie se ofenda ). Nosotros lo visitamos por encima haciendo una parada en las obras más importantes como La ronda de noche, La lechera, el autorretrato de Van Gogh o la batalla de Waterloon. También visitamos la biblioteca que es impresionante, por cierto. Y visto esto nos fuimos.
Este mueso tiene una zona de taquillas (como las del super) donde puedes dejar las chaquetas y los bolsos, funcionan con momendas de 0.5€ y cuando lo abres te llevas otra vez el dinerito. Está genial esto porque en todos los museos hace bastante calor y no tienes que cargar con los abrigos en la mano.
Justo en la entrada del Rijks están las míticas letras de I amsterdam, llenísimas de gente, imposible un selfie solo con ellas.
Y como la previsión del tiempo no acertó salimos del museo y el sol brillaba como si no hubiera mañana así que decidimos aprovecharlo e ir a visitar Zaanse Schans. Pusimos rumbo a la Estación Central y allí cogimos un tren que en 20-25min más o menos nos dejó en este pueblo sacado de un cuento.
Los billetes los compramos en la misma máquina donde se cogen los trenes que te llevan al aeropuerto. Tengo que decir que nos confundimos a la hora de seleccionar el destino ya que marcamos Zaandam en lungar de Zaanse Schans y nos salió un poquito más barato, fue totalmente inconsciente y menos mal que no pasó ningún revisor o hubieramos tenido que pagar una multa...
Al llegar al pueblo lo primero que llama la atención poderosamente es el olor a chocolate y es que tienen una fábrica y el olor indunda todo el pueblo, es indescriptible la sensación. Después de caminar unos minutos llegamos a un puente donde la estampa es, como dije antes, de cuento. Se ven los molinos y las casitas y solo tienes ganas de hacer fotos y mantener esa imagen viva para siempre. Del pueblo poco hay que decir, pasear por sus callejuelas, ver los molinos, subir al mirador que hay justo donde el pueblo termina. Creo que no me equivoco al decir que no os defraudará.
Como no habíamos comido decidimos tomar un tentempié en un puesto que había en medio del pueblo, si podeis evitarlo id comidos o con comida, porque allí el precio es prohibitivo.
Después de pasear por el pueblo y sacar fotos hasta hartarnos decidimos volver por donde habíamos venido rumbo al bullicio de la ciudad.
El resto de día callejeamos por Amsterdam hasta que finalmente nos fuimos a casa a descansar porque aún nos quedaba mucho viaje por delante.

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