Día 4: MISA GÓSPEL, GRAND CENTRAL TERMINAL, BRYAN PARK, HIGH LINE, DYKER HEIGHS ✏️ Diarios de Viajes de USA

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Como cada mañana nos preparamos, bajamos a desayunar y al lío.
Vamos hacia el metro para dirigirnos hacia Harlem y asistir a una misa góspel. Tras leer varias opiniones nos decantamos por ir a la Bethel Gospel Assembly. El horario eran las 10:15 h, aunque llegamos demasiado temprano, sobre las 9, pero como vemos gente entrar nos acercamos y nos invitan amablemente a pasar. Me hace bastante ilusión acudir, ya que hará por lo menos 15 años mi padre me llevó a un concierto de coro góspel y tengo un muy buen recuerdo.
Ya hay bastante gente, se encuentran en el escenario ya cantando, hay más turistas que personas nativas, aunque fijándome en las pocas que había, se les veía tan entregados y disfrutando tanto que me llamó la atención. No sabía si es que yo había mirado mal el horario, o había cambiado, o esta era la última parte de otra misa anterior. Al poco me dí cuenta que no lo había mirado mal, empezaron a llegar un montón de turistas más, supongo que para cuando empezara la misa y como yo habían mirado el horario oficial. Estuvimos unos 45 minutos y decidimos irnos justo antes de que empezara la misa en sí, ya que entre que no tenemos ni idea de inglés básico, como para enterarnos de algo del sermón…
Volvemos sobre nuestro pasos y cogemos el metro. La previsión era ir desde ahí hasta el comienzo del High Line, pero al ser muy pronto decidimos ir al centro e ir viendo lo que nos íbamos encontrando. De vuelta damos con un mítico puesto de venta de árboles de Navidad, no es nada del otro mundo, pero me hizo ilusión ver uno, aunque después encontramos unos cuantos más a lo largo de los días.
Nos bajamos en la parada de la Gran Central Terminal, donde había leído que ponen un mercadillo Navideño, y efectivamente lo había pero cerrado, no abría hasta las 11. Nos impresiona la gran bandera presidiendo la estación, con unos motivos navideños a los lados. Salimos y observamos el Edificio Chrysler de cerca, aunque ese día hace mucha niebla y casi no se ve el final. Caminamos un poco sin rumbo, llegando a Bryan Park. El segundo árbol de Navidad más famoso después del de Rockefeller. Este lo encienden justo el día 4, así que el 5, nuestra última noche en la ciudad, aprovecharemos para verlo encendido. Hay un mercadillo precioso, este ya sí está abierto. Entramos justo por una de las zonas y el primer puesto que veo es de “Max Brener”, la famosísima chocolatería que había visto recomendada una y otra vez, pero que no entraba en mis planes ir ya que no me coincidía de camino hacia ningún lado. Entro al puestecillo y vemos una cookie enorme, bueno dos, haciendo las veces de sandwich y relleno de una gran capa de chocolate, eso tenía que probarlo. Al ser todavía pronto, estábamos bastante llenos del desayuno, así que decidimos que el día que volvamos de noche cae si o si, junto con un chocolate caliente también muy mencionado por los foros.
Vemos el árbol y la pista de patinaje, seguimos por el mercadillo y vemos a gente como con una especie de tarrina de helado con algo que no sabíamos identificar en el interior. Tras observar a gente que pasaba con dicha tarrina, llego a la conclusión que es masa de galleta, tengo que probarlo. Lo mismo que con la cookie, pero esto sin embargo lo daban cerrado, así que digo; para cuando me entre hambre. El caso es que claro, nada más que nos la dieron la tuvimos que probar. ¡ Que cosa más buena! Era una especie de masa de galleta fría (luego más templada estaba mejor) con chachitos de chocolate, muy original y muy buena.
Seguimos caminando y ya decidimos no coger el metro y llegar hasta el comienzo de la High Line. Empezamos a recorrerla desde el principio. No tengo nada especial que decir la verdad, la flora estaba bastante descuidada, supongo que el invierno no ayuda, no había nada verde y bueno, supongo que en otras épocas merecerá más la pena. Llegamos al Chelsea Market, lugar donde teníamos planificado entrar para comer, aunque siendo domingo sabíamos que iba a estar complicado encontrar sitio. Y así fue. Es un tipo Mercado de San Miguel de Madrid, los que lo conozcais. Damos un primer vistazo y decidimos que comemos en el sitio donde encontremos para sentarnos. En unas mesas altas hay dos sillas disponible y ahí que vamos. Vemos a unos chicos de al lado que están comiendo una pita y una coliflor. La coliflor la descarto y voy a pedir según vaya viendo cosas en las mesas. De postre comemos la masa de galleta que nos había sobrado, y todavía está más buena.
Salimos y vamos hacia Washington Square. De camino sé que hay una confitería, Magnolia Bakery, también muy conocida, en la que al parecer los postres son de los mejores de la ciudad, más en concreto las cupcakes. Allá voy. Es muy pequeño y hay bastante gente, no hay sitio para sentarse, cosa con la que contábamos, así que decidimos comprar una cupcake y que nos la pongan para llevar y buscar una cafetería para tomar un café calentito, sentados, descansar un poco y haciendo un poco de tiempo para coger el metro y que anochezca. Estaba buena, pero no me pareció como para decir que son las mejores cupcakes del mundo, sin embargo, más adelante contaré lo que me pareció la cheescake del mismo sitio.
Vamos hacia Dyker Heighs, cogemos el metro y tras casi una hora de viaje llegamos, sabemos que tenemos que andar unos 15/20 minutos, así que nos centramos bien para ir en buena dirección y nos ponemos a ello. Damos con un supermercado bastante grande, entramos con la intención de ir al baño, y al final salimos con las dos mochilas llenas de cosas. Los tipos de oreos, chips ahoy, y demás que hay allí nunca los había visto aquí, así que claro...lo tengo que probar todo!
Continuamos y ya empezamos a ver alguna casa iluminada, aunque nada comparado con lo que nos espera después. Ya se empieza a ver más gente. Llegamos y las primeras casas se hacen notar desde lejos. Todo lo que pueda decir es poco. Que iluminaciones, adornos, figuras, de todo. Son espectaculares. Había gente que iba con excursión, personalmente no lo entiendo la verdad, por curiosidad miré cuánto costaba, y eran 45 euros!!, por llevarte hasta allí en autobús y darte un par de vueltas, pero bueno, cada uno es cada uno. Personalmente recomiendo ir en metro, andar un par de kilómetros y te sale gratis (bueno...el porcentaje de lo que te haya costado la MetroCard).
Tras unas cuantas vueltas, decidimos volver a coger el metro, encantados con nuestra particular excursión y con la sensación de que ha merecido mucho la pena el viaje, digno de ver. Sacamos fotos y vídeos, pero no se aprecia ni una cuarta parte de lo bonito que se veía todo.
Cogemos el metro y aprovechando el wifi buscamos el restaurante Dallas BBQ, otro de los que tenía apuntado. Hay creo recordar que tres, decidimos ir a uno pero finalmente terminamos en el de Times Square no recuerdo por qué, la verdad. Íbamos esperando no tener que hacer mucha cola. Y ni mucha ni poca, llegamos y nos sentamos, es enorme, tiene dos plantas. Fuera tiene carta en español así que sale Alex a hacer una foto para centrarnos un poco más, aunque ya había leído que las costillas eran impresionantes, así que yo no tenía mucho que pensar la verdad. Teníamos bastante hambre, así que decidimos pedir un entrante (media ración de aros de cebolla) y un costillar para cada uno. Llegó todo a la vez...casi no nos cogía en la mesa. ¡Como nos pusimos! Un bote en la mesa de salsa barbacoa riquísima con la que bañamos las patatas que acompañaban a las costillas, que a su vez también venían bañadas en barbacoa. Fue el día que más llenos acabamos. Pagamos lo mismo que la cena del Bubba Gump, con la diferencia de que allí salimos con hambre y aquí…a parte de que estaba buenísimo todo, tanto que el último día repetimos. En este caso la propina ya venía incluída, menos mal que antes de ir me hice una tesis sobre el funcionamiento de las propinas, sino no se como nos hubiéramos entendido.
Cogemos el metro y llegamos al hotel, hoy estaba tan llena que ni comí nada de postre, y para esto ya tengo que estar muy llena :). Ducha y a dormir.

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