Día 2. Ammán ✏️ Diarios de Viajes de Jordania

---

Habiendo llegado al hotel a las 5:30, lógicamente no iba a madrugar. Me levanté a eso de las 11:15 para ducharme y sacar mis cosas de la habitación privada que me habían cedido solo esa noche. Tras hablar un rato con el hombre de la recepción (que, por cierto, habla un buen español) dejé mis equipaje en la consigna (la habitación compartida aún no estaba lista) y salí a descubrir Ammán, una gran ciudad que tiene sus sitios, pero a la que no hay que dedicarle demasiado tiempo, a no ser que se quiera disfrutar alguno de sus museos.

Mi hotel estaba en el centro y en 15 minutos andando llegué a la mezquita Hussein, de las principales en la ciudad, coincidiendo con una de las horas del rezo, sobre las 12h. La calle se paralizó para que la mayoría de devotos se arrollidaran y rezaran ante el templo, de interés por su exterior. Lamentablemente, no es posible su acceso para no islámicos, pero lo que se entrevé desde fuera no es muy prometedor tampoco. Podría haberme adentrado en el mercado, pero puse rumbo al Teatro Romano (parando antes en Información y Turismo, al lado, donde me dieron un muy buen mapa de Ammán), uno de los grandes atractivos de Ammán, incluído en el Jordan Pass. Merece la pena entrar si se tiene el Jordan Pass y subir por las filas y poder admirar las vistas de la Ciudadela, encima del monte. Si no se tiene, con verlo de fuera creo que es suficiente, aunque tiene mucha presencia, en parte gracias a su restauración. Del escenario, lamentablemente, queda poquita cosa. Dentro también un pequeño museo de costumbres e indumentarias jordanas, visitable en 10-15 minutos. Ya que entré, di un breve paseo por su pequeña colección. Prescindible si se dispone de poco tiempo.

Luego de visitar todo el complejo, me puse a andar hasta la Ciudadela, arriba de la colina de enfrente. Al salir del teatro, obviamente vendrán los taxistas a ofreceros subir hasta allí. Os dirán que es un camino largo, bla bla bla. Solamente con cruzar y subir por las escaleras que suben a mano derecha te plantas arriba en 10-15 minutos. Es cuesta arriba, pero muy asumible (yo lo hice a eso de las 13:30h con todo el sol y llegué bien).

Ya arriba, anduve por la Ciudadela. Visita obligada -si tenéis que escoger entre entrar al Teatro o a la Ciudadela, rotundamente id a la Ciudadela-, para admirar sus vistas y pasear entre sus ruinas, donde destaca el templo de Hércules. En una hora se ve bien, incluso pasando por el pequeño museo arquelógico que hay dentro. La verdad es que es la joya de la ciudad y desde allí se pueden admirar las colinas más cercanas (Ammán está construída entre colinas, ergo es imposible tener una panorámica completa de la ciudad), del Teatro Romano, del centro, de los nuevos rascacielos o de la enorme bandera jordana que tienen ondeando.

Salí a eso de las 16h y bajé al centro (tardé unos 15 minutos) para comer en Al Quds. Un buen restaurante céntrico donde te dan buenas raciones a un precio decente. Pagué 8.2 JD por una Pepsi y un buen plato de Mansaf, típico de Jordania: Cordero con arroz y salsa de yogurt. Muy bueno.

Luego volví al Hotel para instalarme en mi nueva habitación. Nueva, amplia, junto a 3 personas más y con un buen baño. Al volver, conocí gracias a la pizarra de anuncios un par de chicos que estaban interesados en compartir gastos para hacer desplazamientos. Tras hablar y organizarnos, salí a dar una vuelta y luego subí a Rainbow Street, a 5 minutos del Hotel. Lleno de la comida aún, decidí cenar ligero y me compré unos falafel en Al Quds, un puesto que funciona desde 1966. Buenísimos y baratísimos, un pack de 5 me costó 0.35 JD. Una ganga.

Ya luego regresé al hotel y estuve un rato hablando con los chicos que había conocido, para organizarnos de cara a mañana. Acordamos ir al castillo de Ajloun y a Jerash en transporte público.
A eso de las 23h ya me fui a dormir, aún llevaba cansancio de la paliza del día anterior.

---