La siguiente etapa del viaje abarcaba el extremo norte de la isla, con dos escalas principales: Kaitaia, donde el plan era visitar Cape Reinga y la 90 mile beach, y Bay of Islands. Así que después de recoger el coche que habíamos alquilado, nos pusimos en camino con idea de llegar a Kaitaia a media tarde habiendo hecho unas cuantas paradas por el camino. Este día nos dimos cuenta de que si vienes a este país con un itinerario preconcebido al final tienes que centrarte en llegar al destino, porque hay tantos sitios en los que merece la pena detenerse un rato que termináis por no llegar nunca. Eso es lo que casi nos ocurrió el primer día, en el que al principio parábamos en todas las playas, nos tomábamos nuestro tiempo... hasta que nos dimos cuenta de que no íbamos a llegar al hotel, que íbamos a perder un ferry que teníamos que coger a mitad de camino (cogimos el ultimo) y que en ese caso tendríamos que dar un rodeo de mas de 50 km, de noche y por una carretera demencial.
Independientemente de eso, la verdad es que el trayecto merecía la pena porque este país es como una postal. Montanas, lagos, ríos y playas se suceden una detrás de otra siendo cada cual mas bonita que la anterior. Con lo que el problema se reduce a disfrutar del paisaje y no pretender fotografiarlo todo, porque en ese caso no termináis nunca. Por resumir, es como un inmenso decorado de una película. Merece también la pena detenerse a ver los bosques de kauris, incluyendo algún ejemplar de unos 2000 años de antigüedad y alrededor de 18 metros de diámetro.
Finalmente llegamos a Kaitaia a primera hora de la noche y decidimos ir a cenar antes de ir al motel, porque corríamos el grave peligro de encontrarnos con todo cerrado si esperábamos un rato mas. Aquí se cena bastante pronto y mas tarde de las nueve es difícil encontrar algo abierto (por no decir imposible) y menos en pueblos tan pequeños como este, al menos en esta época.
Al día siguiente teníamos contratada una excursión para visitar Cape Reinga y la 90 mile beach. esta ultima en realidad mide 84 km y técnicamente, además de playa, es una carretera. Hubiésemos preferido ir por nuestra cuenta pero ninguna compañía te alquila un coche para ir por ella y, si aun así lo haces, en caso de un accidente la penalización es enorme. Así que fuimos con una excursión en autobús hasta Cape Reinga (por carretera a la ida), que para los maoríes es un lugar sagrado pues creen que es desde allí desde donde pasan al mas allá tras su muerte. Además es el lugar donde se juntan las aguas del mar de Tasmania y las del Pacifico. La verdad es que el paraje es espectacular y en cierto modo me recordó al cabo de Buena Esperanza. Después de eso fuimos a comer a una playita que hay al lado de allí y, tras eso, comenzamos el viaje de vuelta, pero en esta ocasión por la playa. Antes de eso nos detuvimos un rato en unas dunas para tirarnos con boogies y acabamos perdidos de arena y muertos de risa tras algunos frenazos mas bruscos de lo que seria deseable.
Lo de ir por una playa en un autobús es algo sorprendente. No se si se bañará alguien allí pero si algún valiente lo hace mas le vale tener cuidado con el trafico. Yo, visto lo visto no pondría mi toalla así como así en esa playa. De todas formas la playa en si es impresionante y con unas olas que harían las delicias de cualquier surfista. Tras una pequeña parada para ver el paisaje volvimos a Kaitaia, desde donde nos pusimos en camino directamente con rumbo a Bay of Islands, a poco mas de una hora de allí, donde teníamos pensado estar un par de noches, pero eso es ya otro capitulo...