El Milford Track es, posiblemente, una de las rutas de senderismo más famosas del mundo, y la más famosa de NZ. El acceso, durante la temporada de verano (entre octubre y mayo), está estrictamente limitado a 40 personas al día, y todos los años los tickets se agotan en cuestión de minutos cuando se abre el plazo de reservas allá por mayo o junio. Conozco gente que lleva años intentando reservarlo, sin suerte. Es un Great Walk un poco distinto a los demás, porque no se puede acampar, no se puede uno saltar ninguna de las 3 cabañas, y sólo se puede hacer en un sentido. Y para colmo, está en una de las zonas más lluviosas del planeta, y lo más normal es que te caiga la del pulpo al menos uno o dos de los 4 días de ruta, si no todos. ¿Y por qué entonces es tan famoso y está en la bucketlist de tantísima gente, sobre todo extranjeros que hacen el viaje hasta NZ sólo para poder completar el Milford Track? En parte se debe a que fue una de las primeras experiencias turísticas ofrecidas por NZ, allá por 1888, cuando se creó con idea de proporcionar una ruta por tierra para llegar a Milford Sound desde el lago Te Anau. 20 años más tarde, la poetisa Blanche Baughan publicó un artículo en la revista inglesa “London Spectator”, donde acuñó el Milford Track como the finest walk in the world, lo que catapultó su fama. Y hasta hoy. La ruta discurre, como tantas otras en NZ, a lo largo de un valle, siguiendo el río Clinton hasta la cabecera, donde cruzas un “saddle” o paso de montaña para luego salir por el valle del río Arthur. Una fórmula que funciona bastante bien y se repite en muchos otros tracks.
La ruta
Marcando el camino
El Milford Track tiene, oficialmente, 53.5 km (33 millas) que van desde Glade Wharf hasta Sandfly Point, aunque la inmensa mayoría de la gente añade el desvío hasta Sutherland Falls, la cascada más alta de NZ, y la distancia total pasa a ser de unos 58.5 km (64 según mi Garmin). Como curiosidad, os diré que los marcadores de kilometraje que hay por el camino todavía marcan las millas junto a los km, como homenaje a la historia del track, y hay un marcador cada milla. Hay tres cabañas, y es obligatorio hacer noche en todas ellas, de forma que los 64 km se recorren en 4 días, aunque el primer día es muy cortito. Durante la temporada de Great Walks, cada cabaña cuesta (temporada 2022/2023) $78 por persona para residentes en NZ y $110 para extranjeros. A esto tienes que sumarle el transporte hacia y desde el track, pues el acceso es por barco en ambos extremos. Para llegar a Glade Wharf puedes coger un water taxi desde Te Anau Downs en la Milford Road. Desde Sandfly Point también coges un water taxi que te lleva a Milford Sound. Pero Te Anau Downs y Milford Sound están a 85 km de distancia por la Milford Road, así que hay pensar también cómo volver desde Milford Sound. Hay varias opciones: (1) aparcas en TAD y contratas un car relocation para que alguien lleve tu coche hasta Milford Sound, donde te estará esperando 4 días más tarde; (2) aparcas en TAD y luego coges un shuttle desde Milford Sound a TAD; (3) contratas el paquete completo desde Queenstown o Te Anau: bus, barco, barco, bus. La opción (1) es la más cara pero la más cómoda, y sale bien de precio para 3 personas o más. Nosotros nos decantamos por la opción (2), y no tuvimos problema dejando el coche en TAD varios días. Es un parking bastante seguro. Hay básicamente dos compañías que ofrecen estos traslados, TrackNet y Fiordland Outdoors. Los precios son muy similares pero recomiendo muy mucho Fiordland Outdoors por varios motivos:
- tienen un horario muy bueno para el primer día: 11:30 y 14:00, mientras que el horario de tracknet es 10:30 y 14:00. El barco de las 11:30 era, para nosotros, la mejor opción. El primer día es muy cortito, apenas una hora andando, así que no hay necesidad de empezar pronto, pero el horario de las 2 de la tarde tampoco es bueno porque lo coge muchísima más gente (los que llegan desde Queenstown, sobre todo) y porque puedes quedarte sin opción de elegir cama en la cabaña al llegar tarde.
- tienen un water taxi haciendo la ruta Sandfly Point – Milford Sound de forma continua el último día a partir de las 12:30, es decir, sin horario fijo, simplemente te montas cuando llegas. Es un trayecto muy corto, de apenas 5 minutos, lo que significa que como mucho estarás esperando al barco 10 minutos desde que llegas a Sandfly Point. Y Sandfly Point no se llama así sin razón: es un infierno estar allí parado, te conviertes en carnaza para los millones de sandflies que están allí esperándote, así que la idea de llegar pronto y tener que esperar al barco de tracknet de las 2 de la tarde no nos atraía nada.
- te ofrecen un shuttle desde Milford Sound hasta el Milford Lodge, donde puedes hacer tiempo hasta que sale el shuttle de vuelta a TAD / TA / Queenstown. Si llegas pronto, mojado y hambriento como nosotros, el poder cambiarte de ropa, comer algo caliente y descansar un rato no tiene precio. Y luego el shuttle sale del lodge así que no te tienes que mover de allí.
Lago Te Anau, hacia Glade Wharf
Al final, entre cabañas y transporte, la broma del Milford se nos puso en $888. Nada barato, pero es una de esas rutas que, si vives en NZ y te gusta el senderismo, tienes que hacer. No queda otra. Y si esto os parece caro, mejor no os digo lo que cuesta hacer el Milford en la opción “lujo”… Ultimate Hikes ofrece grupos guiados, usando sus propios lodges, donde no tienes que cargar con comida, ni utensilios para cocinar, ni saco de dormir… pero todo eso se paga, claro. En estos grupos suele haber gente más mayor que no quiere cargar con todo el equipo, o gente que está decidida a hacer la ruta pero se ha quedado sin plazas “baratas”. La opción guiada también se llena, pero es mucho más fácil encontrar un hueco.
DÍA 1: Glade Wharf a Clinton Hut. 5.5 km, 1h 15m
Glade Wharf. Empezamos.
Como os decía el primer día es muy light. Es una pena no poder saltarse Clinton hut, porque este tramo se podría sumar al del segundo día perfectamente. Cogimos el barco de las 11:30 desde TAD, que nos dejó en Glade Wharf una hora más tarde, y sólo tardamos hora y cuarto en llegar a Clinton Hut (como siempre, los tiempos que os pongo son los que me da el Garmin, sin incluir las paradas largas para comer pero incluyendo paradas cortas para beber agua, hacer fotos y respirar en las cuestas!). Este tramo es llano y principalmente por bosque, aunque se atraviesa el primer puente de la ruta sobre el río Clinton, con un color verde precioso, y luego hay un pequeño desvío al “Clinton Valley Wetland Boardwalk”, una pasarela de madera por un humedal con buenas vistas del valle. El camino de vez en cuando se sale del bosque y se tienen vistas del río. Hacía un día buenísimo, con mucho calor, y daban ganas de tirarse de cabeza.
Clinton River
Wetland Boardwalk
Camino de Clinton Hut
Llegamos a la cabaña y elegimos cama. Clinton Hut está bastante bien montada, con dos dormitorios separados de la cocina, y un enorme porche de madera con mesitas donde la gente pasa el rato comiendo, cenando o jugando a las cartas. Como hacía tanto calor, nos acercamos al río a mojarnos un poco. Tened en cuenta que todas estas rutas implican no ducharse durante varios días, a pesar de las sudadas que te pegas, así que mucha gente aprovecha para darse un baño cada noche. Pero como os podéis imaginar, el agua está helada, y además las dichosas sandflies hacen la experiencia poco agradable, así que yo soy de las que se suele abstener. Esta vez ni siquiera había traído bañador, así que ni queriendo. Pero merece la pena pasar un rato en el río, el entorno es precioso.
Clinton river junto a Clinton Hut
Como curiosidad, os diré que esa noche fue nuestra primera experiencia con comida deshidratada casera. Estábamos un poco hartos de los sobres de comida deshidratada y hemos empezado a deshidratar nuestra propia comida. Fue la prueba de fuego porque no la habíamos probado en casa primero, y si no rehidrataba bien o no estaba buena, no teníamos nada que comer para los próximos tres días… pero afortunadamente nuestra pasta boloñesa casera estaba deliciosa y fuimos la envidia de los que cenaron a nuestro lado.
DÍA 2: Clinton Hut a Mintaro Hut. 20.5 km, 5.5 h
El tramo del segundo día sigue el río Clinton por el valle hasta llegar a Mintaro Hut, justo en la base de Mackinnon Pass, que cruzaríamos al día siguiente. Amaneció algo nublado pero sabíamos que no había previsión de lluvia, y hacía bastante calor. Es un día largo pero bastante sencillo.
Clinton Valley
Atravesando el bosque
Clinton River
Milford Track es famoso por sus cascadas. En un sitio donde llueve tanto, no es raro que haya infinidad de cascadas. Pero cuando estuvimos nosotros, en enero de 2023, estaban atravesando uno de los veranos más secos que se recuerdan, y llevaban un mes casi sin lluvia. De todas las cascadas que normalmente se ven, nosotros sólo vimos las principales, las que tienen nombre. La primera de ellas es Hirere Falls. Un poco más adelante, el valle se estrecha y las paredes de granito parecen más verticales, y se tienen las primeras vistas de Mackinnon Pass a lo lejos. Aquí un pequeño desvío lleva a Hidden Lake, donde en tiempos de lluvia la cascada que cae por la pared debe ser espectacular, pero cuando estuvimos nosotros era poco más que un chorrito. Aún así, el sitio es precioso, con el agua reflejando la montaña.
Hirere Falls
Hidden Lake
Después de un tramo por el bosque, el camino vuelve a abrirse en una pradera con otro pequeño laguito alimentado por una cascada doble que cae por la pared de granito (Prairie Lake). Se supone que el agua de este lago está un pelín menos fría que el resto de lagos y ríos del track, y es buen sitio para bañarse, y además, aunque parezca increíble, no había sandflies!
Prairie Lake
Mackinnon Pass a lo lejos…
En esta pradera está también Prairie Shelter, una especie de zona de picnic con tejadillo, mesas y un baño. Aquí sí que había sandflies hambrientas… Un poco más adelante está Bus Stop Shelter, pero es mucho mejor parar en el anterior. Y alrededor de la milla 11 pasas por Pompolona Lodge, el segundo de los lodge privados de Ultimate Hikes, y a partir de aquí empieza la poca subida del día, aunque primero se cruza Pompolona Creek. El camino va entrando y saliendo del bosque, con vistas de St Quintin Falls y alguna otra cascada sin identificar.
Pompolona Creek
Por el bosque
St Quintin Falls
Y más cascadas
El camino hacia Mintaro Hut
Antes de llegar a la cabaña, el camino pasa por Mintaro Lake. Aquí estaba la antigua Mintaro Hut, pero hace un par de años la jubilaron y construyeron una nueva unos 2km más adelante. El área donde estaba la antigua tenía riesgo de desprendimientos y decidieron moverla a una zona más segura, aunque algunos mapas aún muestran la ubicación antigua y si vas pensando que estás a punto de llegar, esos dos últimos km se te pueden hacer largos!
Mintaro Lake
Mintaro Hut
La cabaña es muy nueva y se nota. Tiene hasta enchufes USB para cargar móviles etc. gracias a los paneles solares, aunque están muy demandados. Está metida entre montañas, con unas vistas increíbles, justo en la base de Mackinnon Pass. Te aconsejan que si llegas y hace buen día, y no estás demasiado cansado, que hagas el esfuerzo de subir a la cima del pass esa tarde, para disfrutar de las vistas, porque nadie te asegura que al día siguiente vaya a hacer bueno. Cuando llegamos nosotros estaba bastante nublado y aunque estuve tentada, al final nos pudo el cansancio y nos lo jugamos todo al día siguiente. Lo que sí hicimos es acercarnos al río a mojarnos un poco, pero lo justo para no morir de hipotermia.
La piscina natural de Mintaro Hut
DÍA 3: Mintaro Hut a Dumpling Hut. 19.9 km, 7h 15m
Este es el día grande de la ruta, el cruce de Mackinnon Pass desde Clinton Valley a Arthur Valley. La historia de este paso, y del Milford Track en general, es muy curiosa. Por un lado, Donald Sutherland, un rudo escocés que fue uno de los primeros en asentarse en Milford Sound allá por 1877 en busca de oro, estableció la ruta desde Milford hasta lo que hoy se conoce como Sutherland Falls, en la base de Mackinnon Pass. No encontró la forma de cruzar al otro lado de la montaña, pero sí inauguró el primer “hotel” de Milford Sound y llevaba a los turistas a ver la cascada. Por otro lado, en 1887 el gobierno de Otago contrató a Quintin McKinnon y Ernest Mitchell para que encontraran una ruta turística por tierra hasta Milford, y éstos acabaron “descubriendo” Clinton Valley y el paso de montaña a Arthur Valley, donde les esperaba el camino que ya había creado Sutherland.
Subiendo hacia Mackinnon Pass
El día amaneció nublado pero parecían nubes altas y no había previsión de lluvia. Nada más dejar atrás Mintaro Hut nos encontramos una pareja de whio o “blue ducks”, un pato endémico de NZ y bastante difícil de ver porque quedan muy pocos ejemplares. Más que azul es tirando a gris, y es tan icónico que aparece en los billetes de $10, pero nosotros no habíamos conseguido ver nunca uno.
Whio
Flora alpina
Mintaro Hut está justo en la base del paso, y nada más dejarla atrás empiezas el ascenso. El camino está en buenas condiciones, muy bien pisado y uniforme, sin rocas ni raíces ni nada que lo complique. La subida es en zigzag y se hace muy llevadera, de hecho me pareció bastante sencilla (500 m de ascenso en unos 4.5 km). Según vas subiendo vas teniendo mejores vistas de la cabecera del Clinton Valley.
El camino hacia la cima
Cabecera del Clinton Valley
En hora y media llegamos al Mackinnon Pass Memorial, un monumento de 1988 en memoria de Quintin McKinnon. Este no es el punto más alto del paso, pero es el primero desde donde hay vistas del Arthur Valley (y qué vistas!); un poco más adelante está el punto que aparece en los mapas como “Mackinnon Pass”, a 1154 m de altura, y desde allí se tienen vistas de Clinton Valley. Este pequeño tramo es de lo mejor de todo el Milford Track, y si tienes suerte y hace buen día, las vistas son increíbles. Hay montones de pequeños lagos alpinos o tarns, que son de lo más fotogénico, y luego están las montañas enormes mires hacia donde mires, las cascadas, los glaciares… Nosotros no tuvimos sol y cielo azul, pero al menos teníamos vistas porque las nubes estaban muy altas. No me quejo: hay muchísima gente que espera años para hacer el Milford y cuando llega aquí arriba no ve absolutamente nada de nada.
Mackinnon Pass Memorial
Arthur Valley
Mt Balloon (derecha) y Mt Elliot con Jervois Glacier (izquierda)
Mt Balloon y Mackinnon Pass Memorial
Tarn
Arthur Valley
Mackinnon Pass y Jervois Glacier
Cuando dejas atrás el cartel de Mackinnon Pass llegas al Mackinnon Pass Shelter, un refugio de uso diurno (no se puede dormir allí, excepto en caso de emergencia) que en días de lluvia, frío o viento debe parecer caído del cielo. Es un refugio muy nuevo, y tiene baño, agua corriente y hasta gas para hacerse uno una sopita caliente. También tiene las mejores vistas de Clinton Valley que habíamos visto hasta ese momento, y todas las flores silvestres la hacían incluso mejor.
Clinton Valley
Mackinnon Pass Shelter y Mt Hart
Paramos un rato en el refugio para picar algo y descansar, y al rato emprendimos la bajada. Tengo que decir teníamos por delante un descenso de unos 1000 metros, y la bajada es bastante peor que la subida, y es donde más accidentes hay. El camino en esta primera parte de la bajada está cortado en la propia roca y es a veces muy estrecho, pero no es difícil (o por lo menos cuando no llueve, quizás en mojado sea un poco más complicado). Se atraviesa una zona de posibles avalanchas, y hay un desvío hacia un camino secundario que se usa sólo cuando hay peligro de aludes. Después de un rato bajando llegas (y cruzas) Roaring Burn, el río que se forma a partir de las muchas cascadas que salen de Jervois Glacier. Desde aquí se ve muy bien Mackinnon Pass desde el otro lado, y se tienen las primeras vistas de Sutherland Falls.
Bajando
Mackinnon Pass desde Arthur Valley, y Sutherland Falls a la derecha
Roaring Burn va formando múltiples cascadas y rápidos según va bajando, ayudado por la elevada pendiente del terreno. De hecho, la pendiente es tan alta que el camino sigue una serie de pasarelas y escaleras que hacen que la bajada sea mucho más cómoda, y van paralelas al río de forma que cada dos por tres vas parando para admirar las cascadas. Es una zona muy bonita. Hacia el final del descenso hay otras dos cascadas con nombre, Dudleigh Falls y Lindsay Falls.
Anderson Cascades y sus escaleras
Lindsay Falls
Poco después de Lindsay Falls el camino llega por fin al fondo del valle y te encuentras con Quintin Lodge, el tercer lodge de Ultimate Hikes, donde también hay un cuartito para que los que hacen la ruta por libre puedan descansar y hacerse un café. El camino que se desvía a Sutherland Falls sale de aquí, y se pueden dejar las mochilas en el cuartito este para no tener que cargar con ellas. Es muy muy recomendable acercarse a ver la cascada, que con sus 580 metros es la más alta del país (aunque según con quién hables te dirá que hay otras dos más altas, Terror Falls y Browne Falls, pero son de mucho más difícil acceso). El camino te lleva hasta la misma base, y hay gente que se ha atrevido a pasar por detrás de la cascada. Son unos 45 minutos de ida y otros tantos de vuelta pero no es un camino difícil ni mucho menos. La cascada nace en un lago que hay en la montaña, justo en el borde, llamado Lake Quill. Es una estampa tan bonita, la del lago que prácticamente cuelga del borde de la montaña y se desploma de repente por la pared de granito, que hay vuelos en helicóptero que te llevan hasta allí para poder verlo bien, y ha salido también como fondo en alguna escena de El Hobbit. Podéis buscarlo en Google, os aseguro que es espectacular. Nosotros no íbamos a poder ver el lago pero ya solo la cascada mereció la pena (y eso que iba sequita). La cascada tiene tres saltos, y su altura se aprecia mejor desde lejos, porque cuando llegas a la base no se ve bien la parte de arriba.
Sutherland Falls
Desde Quintin Lodge hay unos 45 minutos hasta la última cabaña del track, Dumpling Hut. Tengo que admitir que ese último tramo se me hizo bastante pesado; no hay mucho que ver y estábamos ya cansados. En Dumpling nos esperaban las hordas de sandflies hambrientas y la previsión de lluvia para el día siguiente…
DÍA 4: Dumpling Hut a Sandfly Point. 18.5 km, 4.5 h
El último día de nuestra ruta amaneció lloviendo, y bastante. Había llovido toda la noche, y parecía que no iba a parar en todo el día. El Milford Track es famoso por tener cierta tendencia a inundarse cuando llueve con ganas, y muchas veces tienen que o bien sacar a los senderistas en helicóptero, o bien dejarles parados en una de las cabañas esperando a que escampe y bajen los niveles. Eso se traduce en que existe la posibilidad de que tengas la ruta reservada desde hace meses pero no puedas hacerla, si justo el día en el que tienes que empezar a andar es uno de los días en los que todos los grupos están “en pausa” y no avanzan. No pasa muy a menudo, pero pasa. Y es una putada.
Así amaneció en Dumpling Hut
En nuestro caso no iba a ser para tanto, sólo nos íbamos a mojar (y bastante), pero era el último día y nos daba un poco igual. La gran ventaja de que nos cayera semejante tromba de agua era que íbamos a poder admirar lo que habíamos echado en falta los días anteriores: las legendarias cascadas que hacen al Milford famoso, que aparecen de la nada y se desploman por las paredes de granito.
Cascadas a porrón, Milford style
El camino del último día es básicamente llano y sin complicaciones. Hay varios puntos de interés, aunque nosotros quizás dedicamos menos tiempo de lo normal a las paradas. Salimos de la cabaña bastante pronto, a eso de las 7:30, para asegurarnos de llegar a Sandfly Point con tiempo de sobra, que luego nos vino bien para secarnos y cambiarnos de ropa en el Milford Lodge. El camino va siguiendo el curso del río Arthur, hasta que lo cruza por un puente colgante a unos 6 km de la cabaña. Poco después cruzamos Mackay Creek y se puede ver Mackay Falls desde una estructura de madera, y aquí nos dimos cuenta de verdad de que había estado lloviendo con ganas porque el agua bajaba con rabia. Junto a Mackay Falls está Bell Rock, una roca enorme que tiene una cueva debajo gracias a la erosión del agua. El ranger de Dumpling Hut nos había dicho la noche anterior que el récord de gente metida en la cueva a la vez eran 15 japoneses. Yo me asomé y no me puedo explicar cómo pueden entrar más de tres o cuatro personas a la vez… La verdad es que con lo mojados que estábamos y con la que estaba cayendo nos dio mucha pereza quitarnos la mochila y reptar debajo de la piedra.
Mackay creek
Mackay Falls
Seguía lloviendo y el camino empezaba a tener riachuelos cada vez más crecidos, y hubo alguno que tuvimos que cruzar con agua por encima del tobillo. Esto no es muy habitual en los Great Walks, donde el más mínimo cruce suele tener un puente.
El camino
Un poco más adelante se atraviesa una zona con significado histórico, pues es un cortante en la roca que fue excavado a mano, con pico y pala. El camino sube un poco hasta que tiene vistas del lago Ada, y luego va descendiendo hasta llegar al refugio que hay justo antes de Giant Gate Falls. Paramos en el refugio a descansar, ir al baño y comer algo, aunque seguía diluviando. Aquí vimos que había grupos de gente haciendo “day trips” desde Sandfly Point, creemos que habían llegado a Milford en un crucero y una de las opciones de excursión era hacer parte del famoso Milford Track. Desde este punto hasta Sandfly Point nos quedaban sólo 5.5 km, y no es tampoco la parte más bonita del camino, pero es que no hay muchas más opciones de day trip, sobre todo desde Milford Sound, así que supongo que a los cruceristas les valía. Giant Gate Falls es una cascada muy bonita que se ve desde un puente colgante. En febrero de 2020 hubo una gigantesca tormenta en la que cayó más de un metro de agua en 48 horas (como referencia, Fiordland recibe unos 7 metros al año), y que causó daños muy serios en el Routeburn Track (una avalancha arrasó una de las cabañas, Lake Howden Hut, por la noche con gente dentro, tuvieron que evacuar a todos en helicóptero, y la cabaña no se ha podido reconstruir) y se cargó también el puente de Giant Gate Falls. Los daños fueron tales que ambas rutas cerraron el resto de la temporada, y el puente se tuvo que rehacer y cambiar de sitio.
Giant Gate Falls
Este ultimo tramo, como os decía, no es de lo más espectacular, pero es donde más cascadas vimos. El camino se abre y ves las paredes del valle, y había agua cayendo por todas partes. Y a ratos hasta dejó de llover, y las nubes bajas le daban a todo un aire muy especial.
Montañas en la niebla
Y así, casi sin darnos cuenta, llegamos al final del Milford Track. 33.5 millas, 53.5 km (aunque a mí el Garmin me sumó 64) y cuatro días más tarde. El final está marcado por un cartel de bienvenida a Sandfly Point, y hay un refugio que se agradece mucho, aunque yo creo que está más pensado para las sandflies que para la lluvia.
Conseguido!
Estábamos calados hasta los huesos, pero muy contentos. Nos montamos en el barquito, que en poco más de 5 minutos nos dejó en Milford Sound, donde una furgoneta nos recogió para llevarnos al Milford Lodge. Con la lluvia al final no habíamos comido, y decidimos comer algo caliente en el Lodge en lugar del sobre de atún que teníamos para ese día. Te dejan usar una habitación para cambiarte de ropa y dejar la mochila, así que no podíamos pedir más. Nos dio tiempo a comer sin prisas y a las 14:30 nos montamos en el shuttle que nos dejó en Te Anau Downs.
Prueba superada
¿Es el Milford Track realmente la mejor ruta de NZ? Para mi gusto, no. Lo disfrutamos mucho, es bonito, sobre todo si te gustan los bosques y las cascadas, pero para mí no es ni el mejor Great Walk (ninguno supera al Routeburn), ni mucho menos la mejor ruta del país. Hay muchísimas rutas que no son Great Walk pero son igual o mejores que cualquiera de ellos, y en mi opinión el Milford está muy sobrevalorado. Tiene mucha fama y nosotros, viviendo aquí, teníamos que hacerlo sí o sí, pero si vienes a NZ con ganas de hacer alguna ruta mítica y te quedas sin sitio en el Milford, no desesperes: tienes infinidad de alternativas.