Os dejo unas fotografías de este increíble crucero. Lo pasamos realmente bien. Aunque se disfruta del viaje, y de las ciudades que se visitan, para mi, lo mejor - sin duda- fue el mismo barco
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El Costa Serena transporta 3800 pasajeros y 1200 tripulantes. La organización es increíble. Aún no concibo como se puede llevar a cabo la misma, de la manera tan afinada que se hace. Cada vez que pienso la cantidad de desayunos, comidas, cenas, etc... Que se sirven, no dejo de asombrarme.
Lo primero que vi tras embarcar fue el teatro, grande y muy bien iluminado. El aforo es de más de mil personas, y realmente impresiona el colorido y ambientación.
Los toboganes de agua los disfrutaron los niños de lo lindo. Estaban en la cubierta, y los italianos que acababan de llegar, ya andaban por las piscinas. Los italianos son los reyes del crucero, viajan familias enteras y desde el primer momento se empiezan a remojar.
A la salida de Venecia, las vistas al atardecer pasmaban a cualquiera. Son varios los cruceros que parten del puerto a las 18:00 horas haciendo sonar sus grandes bocinas. Todo un espectáculo, para nosotros y para los miles de turistas que vistan Venecia a diario.
Esa misma tarde fuimos descubriendo los rincones del barco. 14 o 15 puentes (deck) dan mucho juego. Arriba el barco cuenta incluso con una pista de tenis.
Las actuaciones nos dejaron boquiabiertos. Éste señor que veis, es una de la mejores voces que he oido, con un registro increible.
Y no sólo las actuaciones ...
Estas chicas son bailarinas de primera y ejercian también de modelos en las exhibiciones de joyería. La noche de la cena de gala del capitán lucían realmente espectaculares.
El barco siempre limpio como una patena. Constantemente la gente trabajando, para el disfrute del pasaje. La amabilidad de la tripulación de 10.
La maqueta del Costa Serena era visitada por todos los pasajeros.
Estambul es la visita estrella del crucero. Ya la conocíamos, pero salimos con los niños a hacer las visitas obligadas, la mezquita azul, Santa Sofía y el Gran Bazar. Asistimos a una exhibición de alfombras turcas y disfrutamos del té de manzana en la misma. Los niños pronto se cansaron, hacía mucho calor. Menos mal que escogimos una excursión corta.
La gente se lo pasó de maravilla.
El casino te recordaba a Las Vegas .... Pero fue la única foto que pude hacer por aquí, en cuanto vieron la cámara me echaron el alto ..... ¡fotos aquí no, jaaaaal!.
En Dubrovnik vimos un yate fantástico, de un multimillonario constructor ruso.
A la vuelta, disfrutamos de nuevo de Venecia. Sólo unas pocas horas hasta coger el avión de regreso. Pero el tiempo necesario para convencernos de una futura visita dedicada sólo a esta ciudad. Mucho, mucho calor en agosto. Mucho, mucho turista. Habrá que repetir en otra época, aunque nos pille el "acqua alta".
Y de regreso a Barajas, el atardecer por la ventanilla del avión era de foto.

Yo os lo recomiendo encarecidamente, y si podéis con familiares o amigos, mejor que mejor.