Con el polvo namibio aún impregnado en la piel, la gravilla resonando en los tímpanos y las cervicales pidiendo a gritos un masaje, cuento mi experiencia en Namibia con coche "anormal" y durmiendo en hoteles, lodges, granjas, moteles o bed and breakfast. Con lo de coche anormal (o subnormal, mejor dicho) me refiero a uno que no tenía ningún apéndice extraño en el techo o en la parte trasera, ni tracción a las cuatro ruedas, ni siquiera levantaba metro y medio del suelo; es decir, lo que viene siendo normal entre la inmensa mayoría de los turistas que no opta por desplazarse en rebaño en unos camiones que parecen que llevan marines a Irak.
Quien considere (con buen criterio) que un 4x4 con toda la impedimenta es una buena y aventurera forma de recorrer Namibia, que no pierda el tiempo leyendo esto y que se pase, por ejemplo, por este diario (al menos, la parte de los preparativos debería ser de lectura obligada para los que elijan esa opción):
www.losviajeros.com/ ...tivos.html
Pero como otra manera de conocer Namibia es posible, ahí van mis impresiones basadas en 23 días de viaje (incluyendo el sur de Sudáfrica) y 6.500 km recorridos con un utilitario simplón. En concreto, un Chevrolet Aveo que alquilé en CT a un precio de 271 euros. Como el viaje era largo y complicado, contraté seguro de devolución de franquicia y cobertura de neumáticos y cristales por 125 euros más.
Me he encontrado con más kilómetros asfaltados de los esperados, aunque también buscados en el trazado de alguna etapa (por ejemplo, de Etosha a la costa). De las carreteras pavimentadas, poco que señalar: firme aceptable en la mayor parte de los casos, ausencia de arcén como tal, rectas largas y llanas, poco tráfico y circulación veloz (límite de 120 km/h que no cumple casi nadie hasta que aparece algún radar en lontananza).
Por las polvorientas pistas namibias he podido circular sin problemas a distintas velocidades. Circular sin problemas no quiere decir circular siempre con comodidad, pero sí seguro y sin dar ni un paso atrás. Hay pistas excelentes en las que puedes rebasar con holgura los límites legales (por ejemplo, de Hobas a Grunau, en la zona del Fish River Canyon, o del castillo de Duwisib a Maltahohe), y hay otras infernales por el rizado, corrugado, laminado, baile de San Vito, o como cada uno lo quiera llamar, que produce un traqueteo incomodísimo (por ejemplo, los 10 km de Hobas al mirador del cañón, buena parte de la preciosa C27 o demasiados tramos en Etosha). No hay que temer por el coche, que no se rompe aunque lo parezca, sino por las cervicales
La altura al suelo de un utilitario en relación a un 4x4 o un SUV tampoco me ha causado mayores impedimentos. Salvo puntos concretos en algunos caminos de Etosha, en los que había que andarse con más ojo para no dañar los bajos, el resto bien, llevadero.
Evidentemente, siempre me estoy refiriendo a las pistas por las que circulé (no fui ni a la zona de las Epupa Falls ni a la de Damaraland, por poner dos lugares que se suelen visitar). Como los caminos tienen su mantenimiento, imagino que las condiciones varían según pasen las máquinas aplanadoras o no. De hecho, en una misma pista las condiciones cambiaban en pocos kilómetros.
En mi itinerario no me he encontrado pistas bacheadas o impracticables para un turismo (excepción hecha de Sossusvlei, donde hasta vi algún 4x4 encallado). Lo que me mataba era el rizado criminal de algunos tramos
Por la costa también circulé por pistas de sal: son caminos de arena en los que se forma una costra de salitre de aspecto alquitranado y por los que se circula cómoda y rápidamente.
Pinchazos y problemas mecánicos, ninguno. Polvo, muchísimo
Respecto a la otra parte diferencial de mi viaje, los alojamientos, paso a enumerarlos y comentarlos en el hilo apropiado, que lleva más de cuatro años en el limbo
Me ha gustado mucho Namibia. Me ha sorprendido la variedad de paisajes dentro de su aridez general. Aunque hay interminables kilómetros feotes, otros resultan visualmente espectaculares, como los atardeceres. Especial mención para la C27 desde Sesriem hasta el castillo de Duwisib y la aproximación al cañón del Fish desde el Orange, sin olvidar las archifotografiadas dunas de Sesriem/Sossusvlei o las también bonitas dunas de la costa.
Otra agradable sorpresa ha sido la gran cantidad de animales que hay por todas partes, a pesar de ser un país tan árido. Pensé que solo iba a ver bichos en Etosha o con las excursiones en barco por la costa (que no hice), y para nada. Por ejemplo, tomando un café en una terraza de Swakopmund vimos nadando y saltando a varios delfines y focas, muy cerca de la playa, por no hablar de los innumerables flamencos y pájaros de Walvis Bay. Por cualquier camino polvoriento aparecían avestruces, oryx, gacelas, monos... La primera jirafa la vimos bastantes kilómetros antes de Etosha. Salvo para los obsesionados con los depredadores (hay granjas de guepardos en varios sitios) o con esa memez de los "big five", se disfruta de animalejos en todo el país.
También me ha gustado el aspecto destartalado del país, con poblados "kitsch" en mitad de la nada, tipo Solitaire, Grunau o Maltahohe (o hasta esa especie de townships de chozas de caña llamada Aussenkehr), las viejas estaciones de tren alemanas, las tumbas de tantas matanzas, las granjas, las torres de las iglesias luteranas, la variedad étnica...
Por cierto, me encontré himbas vendiendo sus baratijas en los puntos más inesperados: Windhoek, Outjo, en la entrada sur de Etosha y hasta en lugares poco apropiados para andar con las tetas al aire, como Walvis Bay y Swakopmund... Y no lo digo por la rígida moral anglicana o luterana imperante, sino por la rasquilla que hacía (no me quiero imaginar cómo serán esos sitios en invierno).
Y punto final, que me pongo a escribir y me enrollo
Ah, añadir a efectos prácticos que fuera de Etosha también se puede pagar con tarjeta en algunas gasolineras (por ejemplo, en todas las Shell en las que reposté), que hay supermercados grandes y cajeros en las poblaciones más importantes y que siempre se encuentran lugares baratos para comer. El agua del grifo solo es imbebible en Etosha y alrededores.
Ahora sí es punto final