Foro de Riviera Maya y Caribe Mexicano: Foro de Riviera Maya: Cancún, Playa del Carmen, Tulum, Xcaret... Playas, excursiones, hoteles, atracciones turísticas, excursiones y contactar con otros viajeros. Zonas arqueológicas de la península del Yucatán, Chitchen Itza, Cobá, Tulum.
Como veréis, la zona estaba muy afectada por el reciente huracán. Las casas, restaurantes y hoteles habían sido abandonados. No se veía a nadie por allí... Exploramos un ratillo, pero pronto tuvimos que volver al hotel, pues habíamos reservado cena temática para las 19:00.
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Última edición por Sabela el Sab, 23-02-2008 2:23, editado 1 vez
Nos levantamos temprano. Fuimos a desayunar rápidamente al Riu Tequila, y sobre las 6:00 ya estábamos camino de Chichén Itzá. Bajamos por la carretera hacia Tulúm, nos desviamos hacia Cobá, y seguimos por la carretera 180, dirección Valladolid-Mérida. Al llegar a las ruinas, tomamos el desvío que pone “Zona hotelera”, pues allí puedes aparcar gratis y a la sombra. La entrada es de 95 pesos (45 para el INAH y 50 para el Gobierno) y da derecho a asistir al show nocturno. A esta hora, apenas había turistas. Primero estuvimos por la zona de la Pirámide de Kukulkán y el grupo de las Mil Columnas. Después caminamos hasta el Cenote Sagrado. Nuestro gran error fue perder el tiempo con las compras, pues a las 11:45 queríamos salir de la zona arqueológica para ver las grutas de Balankanché. Al final, tuvimos que salir a esta visita sin haber terminado de ver Chichén.
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Última edición por Sabela el Sab, 23-02-2008 3:12, editado 2 veces
Cuando volvimos, para ver la zona del Caracol eran las 13:00 horas, un mal momento, por el calor y la acumulación de gente. Mi consejo es que lleguéis a Chichén lo más temprano posible (calculad unas 2:30 horas de camino desde Playa del Carmen), que veáis todos los monumentos importantes, y que no perdáis tiempo comprando. Pensad bien los recuerdos que queréis llevaros, y los regalos que necesitáis, y no os dejéis liar, que se pierde demasiado tiempo en eso.
Como ya he adelantado, a las 12:00 fuimos a las Grutas de Balankanché, a sólo 6 km de Chichén. La visita guiada en español cuesta sólo 54 pesos, y dura cerca de una hora. El horario de guía en español es: 9, 12, 14 y 16 horas. Casi nadie va a este precioso lugar y por eso quiero recalcar su existencia. El guía fue súper amable, y nos informó de mil dudas que teníamos, sobre compras, cenotes y lugares donde comer. Fijaos en la segunda foto. Esta cavidad se denomina “La Catedral”, por su gran tamaño y porque se puede apreciar una imagen similar a La Virgen en la parte superior.
Lo que más me llamó la atención de las grutas fue que se conservaba cada objeto en el sitio en donde había sido encontrado. Así, se podían apreciar altares, vasijas y utensilios empleados en las prácticas rituales. En cualquier otro lugar, estos elementos estarían en un museo, y me encantó poder verlos en su situación original.
Después de visitar Chichén y Balamkanché, estábamos agotados, así que decidimos pasar de los bocadillos e ir a comer a un lugar MUY TÍPICO que nos habían recomendado el guía de las grutas.
En la Cocina Económica, llamada La Tía, nos dieron tortitas hechas a mano, una especie de caldo de frijoles, y filetitos de cerdo a la brasa. Como acompañamiento, teníamos distintas salsas, tomate picado, cebolla picada…Toda la familia hablaba en maya, y la chica que nos atendía apenas sabía hablar español: se notaba que conocía palabras sueltas en español e inglés, pues para explicarnos lo que era la cebolla nos dijo “onion”. Todo nos lo explicaba con gestos. La comida estaba buena, y después nos trajeron unas frutitas parecidas a uvas, pero con hueso. La verdad es que fue una experiencia bastante curiosa.
Para finalizar el día, teníamos previsto visitar la zona arqueológica de Ek Balam, pero como nos entretuvimos tanto con las compras en Chichén, llegamos cuando ya estaban a punto de cerrar. Nos dijeron que en el poblado de Ek Balam se veían las ruinas desde un mirador, y allá nos fuimos. Al pasar por el poblado, nos fijamos en que las mujeres estaban tejiendo hamacas, pero no eran como las que vendían en Chichén, sino con un trazado mucho más espeso, con más hilos y miles de colores ¡¡una pasada!! Sin duda, yo quería comprar una de esas hamacas para mis padres. Al volver del mirador, preguntamos a una mujer, y nos dijo que allí sólo hacía las hamacas para ellos mismos, no para comerciar. Le pregunté por una muy bonita, y me dijo que esa me la vendía por 400 pesos, pues le llevaba más de un mes hacerla.
Seguimos camino y, al principio de la aldea, preguntamos a unas niñas muy majas por las hamacas, y nos vendieron una preciosa, tejida por la hermana mayor, por sólo 200 pesos. Charlamos un ratito con ellas, y cuando nos dijeron que aquella hamaca les costaba más de un mes de trabajo, nos sentimos un poco cutres, y les dejamos 50 pesos de propina, para las cuatro hermanas.
Después, tomamos la carretera hacia Mérida, y en el camino nos pasaron algunas anécdotas curiosas. En un pueblecillo, vimos a mucha gente amontonada, y preguntamos a unos niños si había una fiesta. Ellos nos dijeron que se trataba de una misa por San Francisco, y que estaban repartiendo tortitas de maíz en la ceremonia. Cuando vieron el GPS, se quedaron alucinados. Nunca habían visto algo así en su vida. De repente, se empezó a juntar gente alrededor del coche para ver nuestro GPS, y para que les enseñáramos cómo el fantástico aparatito nos iba mostrando el camino. Cuando seguimos hacia Mérida, nos cayó la tormenta más impresionante que os podáis imaginar. No se veía la carretera. Parecía que el coche iba flotando. Al final, llegamos a la ciudad, y nos encontramos con otro problema: todos los hostales con los que había contactado por Internet eran desastrosos. Y yo me meto en cualquier lado, pero es que ¡llovía dentro las habitaciones! Cuando ya habíamos preguntado en 4 o 5 hospedajes, y estábamos desesperados, en la calle 67 encontramos un Hostal perfecto: con aparcamiento, cama king size, limpio y por sólo 220 pesos. Si alguien va a Mérida, MUY IMPORTANTE, no os fiéis de los hostales anunciados en Internet. Buscad la calle 67 y ahí hay un Hostal buenísimo, que se llamaba algo así como Hostal 67, pero se ve bien al pasar. Ya eran las 12 de la noche, así que tomamos una cena rápida cerca del Zócalo, en un restaurante que abría las 24 horas. Y a dormir, después de tantas emociones.
Antes de salir de la ciudad, dimos un paseo por la plaza principal. Después, compramos el desayuno y la comida en Oxxo, una cadena de establecimientos que abren 24 horas. Por toda la ciudad, había casitas preciosas y decoradas de una forma muy alegre.
En las afueras, nos encontramos con una feria, como las que hay en España, y nos paramos a curiosear. Compramos unos CDs de música mexicana, muy simpáticos. A veces, salirse un poco de los planes y el horario merece la pena...
Desde allí, llegamos rápido a Uxmal (45 minutos de camino): cogimos la carretera 180, dirección Umán, durante 18 km y después, la carretera 261, dirección Muná, durante 46 km hasta ver la señalización de Uxmal. La entrada, como en Chichén, 95 pesos con el espectáculo nocturno incluido.
Lo primero que vimos fue la espectacular Pirámide del Adivino, con su sorprendente base oval. A continuación, el llamado Cuadrángulo de las Monjas, formado por diferentes edificios, que los españoles confundieron con conventos.
Desde allí, recorrimos toda la zona arqueológica, y nuestra visita culminó con la subida a la Gran Pirámide, con más de 30 metros de altura. IMPRESIONANTE. Nos encantó Uxmal. Es un lugar mágico. Puedes estar prácticamente solo recorriendo la ciudad. Una sensación única que no os debéis perder. Y no os cuento más para que no pierda el encanto.
Desde Uxmal, continuamos por la carretera 261 hasta Kabah, una bonita ciudad de la Ruta Puuc. Se puede visitar rápidamente, en menos de una hora. Lo más característico de este lugar es el Codz Poop o Palacio de los Mascarones, con una fachada totalmente adornada por máscaras del dios Chaac, que representa la cumbre del estilo puuc.
En ese momento, aprovechamos una rápida tormenta para comer los bocatas en el coche y desplazarnos hasta Sayil. El edificio más relevante del conjunto y de los más destacados dentro del estilo arquitectónico Puuc es el Gran Palacio. El camino hacia el Mirador y el Templo de las Jambas estaba prácticamente inaccesible, debido a la tormenta del día anterior…así que ya me veis caminando descalza por un camino de barro, lleno de arañas, ciempiés, y no quiero saber qué más pude haber pisado aquel día
Tras nuestra aventura por Sayil, nos quedó poco tiempo para visitar Labná, pues queríamos llegar a las grutas de Loltún antes de que cerrasen. Labná es otra ciudad llena de encanto. Ya tengo ganas de volver para perderme con calma por sus edificaciones. Su Arco Triunfal es la construcción más significativa y el mejor ejemplo de arcos de toda la zona Puuc. El Gran Palacio también es muy bonito y se parece bastante al de Sayil…Me quedé con las ganas de disfrutar un poco más de Labná
Para finalizar el día, nos acercamos a las grutas de Loltún. La última visita guiada era a las 16 horas (horario: 9:30, 11, 12:30, 14, 15 y 16), pero con 50 pesos de propina, el guía nos dejó entrar a las primeras salas. Sólo nos hicimos una idea de lo que realmente son, pues el recorrido completo es de un kilómetro.
En estas grutas hay pinturas rupestres del Pleistoceno (aunque nosotros sólo vimos unas manos y unos símbolos), esculturas y herramientas mayas, e incluso se encontraron huesos de mamut. Toda una joya que nos perdimos por falta de tiempo.
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