Al final, los osos nos han dejado descansar esta noche pero, a juzgar por el ruido de pisadas, en el techo de la caseta debía haber una ardilla con insomnio…
Hoy tenemos un largo camino hasta Las Vegas y tenemos previstas antes un par de paradas dentro de Yosemite, así que abandonamos temprano nuestro alojamiento.
Cogemos la Tioga Road hacia el norte y atravesamos Toulumne Meadows, un área rodeada de prados donde se agolpan los turistas. Un poco más adelante paramos en Olmsted Point, un mirador desde donde se consigue una panorámica preciosa de la zona, dominada por enormes macizos poblados de árboles. Desde este punto salen varios senderos a pie; en general, Yosemite está plagado de ellos y, teniendo en cuenta su vasta extensión, debe haber, literalmente, miles de kilómetros de ellos.
Vista panorámica desde Olmsted Point...
Muy cerca está el lago Tenaya. El día ha amanecido sin nubes y hay bastante gente en sus orillas, aunque consigo sacar alguna foto sin turistas. Por cierto, durante todo el viaje hemos visto a muchos americanos haciendo fotos directamente con el Ipad, no creo que haya nada más ortopédico. Pero ya se sabe, en USA los productos de la manzana están por todas partes.
El lago Tenaya, un acuífero de aguas prístinas enla zona de Toulumne Meadows...
De lago a lago y tiro porque me toca. Salimos de Yosemite por el Tioga Pass y nos acercamos a ver el famoso lago Mono, aunque este no tiene nada que ver con el que acabamos de visitar. El Mono es de agua salada y alcalina y posee una alta concentración de arsénico. Se caracteriza, además, por las formaciones de roca calcárea que se han gestado con el paso de los siglos en su ribera.
Tenemos que recorrer un pequeño caminito entre la maleza para acceder a su orilla. Pese a lo que pudiera pensarse, el lago sustenta un rico ecosistema animal y vegetal.
De repente, y tras abandonar California el paisaje se transforma paulatinamente y se vuelve desértico conforme entramos al estado de Nevada. Nos acercamos al destino final, pero aún tenemos que hacer una parada para reponer energías, tanto nosotros como el coche. En este tramo ha sido la única vez que el coche ha entrado en la reserva y casi se queda sin combustible. Estamos en medio del desierto y en la carretera no hay prácticamente servicios. De hecho habremos hecho unos 200 kilómetros sin ver una gasolinera. Esta es la razón por la que en USA siempre hay que llevar el tanque lleno en las zonas más apartadas. No es la primera vez que os lo digo, avisados estáis... Consecuentemente, la gasolina nos la han cobrado a precio de oro cuando hemos parado a repostar.
Por fin, tras un par de horas más de coche llegamos a nuestra última parada del día y del viaje: Las Vegas. Aquí pasaremos unos cuantos días relajándonos y disfrutando de la ciudad del pecado. No es fácil orientarse dentro de los mastodónticos hoteles de Las Vegas. En el nuestro, The Hotel at Mandalay Bay, dejamos el coche en el parking (gratuito, como en todos los hoteles de la ciudad) y buscamos el lobby para registrarnos. Como fin de fiesta, tenemos reservada una suite. Los hoteles son muy baratos en Las Vegas, aprovechad para daros un capricho Mi mujer lo ha bautizado como “Ferrero Roché”, juzgad vosotros mismos... El Mandalay Bay alberga una sala de conciertos House of Blues, ¿os acordáis de Chicago? Qué lejos queda ya...
Nuestro alojamiento para las próximas 5 noches...
En menos de 24 horas hemos pasado de la “chabola” de Yosemite a una suite más grande que muchos pisos en España… ¡esto es vida!
TODAS LAS FOTOS DE CALIFORNIA AQUÍ: Galería Fotos CALIFORNIA en Flickr!