Nos despertamos a las 06h de la mañana. Pasamos bastante frio durante la noche, apenas había 4-5 ºC. El día empezaba a amanecer y el cielo estaba azul azul. Teníamos previsión de un día espléndido y así ocurrió. Desayunamos pronto
y a las 07:10 llegamos a la estación del teleférico Aiguille du Midi, construido en 1955. Compramos la entrada (45€/p) y para arriba con alpinistas en su mayoría y otros turistas. Es importante presentarse pronto ya que según avanza la mañana las colas pueden ser interminables.
Este remonte mecánico supera en un vertiginoso ascenso de 20 minutos 2.749 metros de desnivel, situando al viajero en la plataforma de Aiguille du Midi a 3.776m. Pero todavía se podía subir más. Tomamos el ascensor que remonta otros 66 metros por dentro de la montaña y salimos a la terraza de la antena emisora que corona la aguja, que se sitúa a 3.842m.
Las instalaciones que tiene la Aiguille du Midi son impresionantes, se trata de un conjunto de terrazas sobre el abismo, a diferentes alturas, galerias de hielo, pasillos, un ascensor dentro de la roca que te sube a la terraza del Pitón Central con unas vistas que quitan el hipo, miradores en diferentes direcciones y sobretodo, hielo, nieve, mucha nieve y muchas montañas, la mayor concentración de cuatro miles de Europa.
Las vistas eran simplemente indescriptibles: se podía ver glaciares, grietas, alpinistas subiendo con las cuerdas, la misma cumbre, tiendas de campaña, el glaciar Bossons como amenazaba al pueblo de Chamonix... todo era un espectáculo. Había paneles informativos... se podía ver a lo lejos con bastante definición el gran Matterhorn(Cervino,4.478m), Monte Rosa (4.634m)...
Hacía frio, por debajo de 0ºC, normal en estas alturas (algunas personas iluminadas subían con poca ropa y los pobres no podían ni salir al exterior) y se podía ver como los alpinistas salían por un túnel para empezar a caminar entre las montañas. Al ver este espíritu montañero yo estaba pasando una envidia del copón. Espero en un futuro cercano poder superar estas cotas.
El túnel que separa del exterior. Aquí se podían ver a los alpinistas preparando para iniciar su andadura.
La cumbre de Mont Blanc cubierto de una nube fina:
Pero la cosa no terminaba ahí. Desde el Aiguille du Midi cogimos el Telecabina Panorámico de Mont-Blanc (24€/P).
Se trata de unas pequeñas telecabinas (4 personas),que realiza un recorrido aéreo de 5.093 metros en un tiempo de aproximadamente 30 minutos de ida, sobre el Valle Blanco del Mont Blanc, y el Glaciar du Géant. Durante la espera a esta telecabina el cambio de temperatura del exterior a la sala de espera era tal, que mi novia en un visto y no visto se mareó. El telecabina une L'Aiguille du Midi, situada en Francia desde la altitud de 3.778 metros, con la Punta Helbronner, situada en la frontera entre Francia e Italia, a una altitud de 3.466 metros.
Era sencillamente espectacular todo lo que se podía ver
alpinistas en acción...
Por la parte de Italia, en Courmayeur, están de obra ya que tienen intenciones de renovar todo el conjunto y poner otros cables de más grosor ofreciendo al turista telecabinas con 360º de giro, pantallas LCD, más velocidad...
Nos montamos con una pareja joven francés y no nos podíamos entender. Ellos hablando en francés y nosotros en euskera. El telecabina se balanceaba y hacía paradas sobre el glaciar de Geant. Las vistas eran acojonantes: había agujeros, seracs, bloques de hielos enormes, expertos alpinistas, mucha nieve, las montañas afiladas en forma de aguja... ha sido de lo mejorcito del viaje. Merece mucho la pena gastar un poco de dinero en este tipo de cosas. Mi cámara de fotos hechó humo.
Esta foto da miedo. Si se desprendiese ese bloque de hielo esos alpinistas tendrían muy dificil para salir vivos:
El telecabina ofrecía una visión espectacular sobre el entorno
Ya a la bajada... nos bajamos en la parada de Aiguille Du Midi. Aquí iniciamos la ruta “Gran balcón norte”, entorno a 2,5horas.Nos quitamos la ropa invernal e iniciamos el recorrido a pie siguiendo la dirección de Montenvers. En nuestro camino, fuimos bajo las excepcionales Agujas de Chamonix (Du Plan,Blatiere,Grepon y Charmoz), que ofrecían una visión impactante y bajo nuestros pies se hallaba el valle de Chamonix.
A los 2horas de caminata llegamos al collado conocido como Signal Forbes (2.198m),que ofrecía una panorámica espectacular sobre el glaciar de la Mer de la Glace y las montañas que forman su morrena,destacando como un dedo gigante la pirámide del Dru, la muralla de las Grandes Jorasses y el Aiguille Verte.
Es preocupante ver como ha descendido el nivel del glaciar en estos años, y más concretamente, desde 1988, que pierde cada año 3 metros de espesor.Ya, en la parte final de la lengua del glaciar, estaba cubierto por la tierra y piedras que se desprenden de las montañas
Después de contemplar este deleite alpino fuimos a la cercana estación de tren de Montenvers, junto al histórico hotel (1.913m).
El tren de cremallera se inauguró en 1908.La línea supera, en 20 minutos, un desnivel de 871 metros en 5141 metros (con pendiente máxima del 22 %), desde los 1042 metros en la estación de Chamonix hasta los 1913 de la estación de Montevers.
Cerca de la estación, también había un pequeño telecabina que descendía hasta el pie del glaciar, ofreciendo la oportunidad de caminar entre sus hielos y visitar la cueva tallada en el hielo y el museo de la fauna alpina. Para los que querían prescindir del telecabina, había una serie de escaleras metálicas que permitían bajar hasta el mismo glaciar. Eso si, no es muy aconsejable para personas con vértigo ya que tenía su peligro.
Como curiosidad, un Coca-Cola valía 4,2€ en la “tienda” que había.Vergonzoso.
Nosotros, ante tal cantidad de turistas y la hora que era, preferimos seguir adelante y bajar en el histórico tren a Chamonix. Con la entrada al Aiguille du Midi era gratuito descender en el tren. Fenomenal.
Llegamos al camping (24,1€) a las 16h después de un día muy intenso decidimos pasar toda la tarde en el camping para descansar y recuperar las fuerzas para la ruta que teníamos en mente para el día siguiente: ir al Lago Blanco. Cenamos una buena fabada y estuvimos un buen rato escribiendo el diario y planificando los días siguientes en una caseta que disponía el camping para internet y servicio de librería con mucha documentación sobre el entorno.
Había sido uno de los días más recordados en nuestras vidas. La suerte del tiempo que hizo y la belleza de sus paisajes nos envolvieron en un sueño profundo dentro de los sacos.